JEREZ

Un Juli cumbre indulta al toro que cerró la Feria del Caballo

Morante desorejó a su segundo con una magnífica faena. Paquirri tuvo una gris reaparición
sábado, 18 de mayo de 2019 · 19:11

La tercera de abono y última de la Feria del Caballo nos dejó un cartel muy particular, en el que destacó la presencia de Fran Rivera Ordóñez 'Paquirri', quien volvió a vestirse de luces tras despedirse de los ruedos el pasado 2 de septiembre de 2017, en Ronda. Hizo el paseíllo en el coso jerezano para despedirse de la afición de Jerez. Le acompañaron Morante de la Puebla y Julián López 'El Juli'. Los toros eran de Domingo Hernández y Garcigrande. La plaza presentaba una buena entrada, más cerca del lleno que de los tres cuartos.

El abreplaza y primero de Paquirri fue un ejemplar de Garcigrande de 485 kilos y de nombre 'Orden'. No tuvo suerte en el inicio de la tarde de su reaparición. El diestro sevillano no logró dar con la tecla, aunque dejó algún muletazo suelo de calidad. Dejó el maestro muy buenas verónicas en el saludo capotero.  El público pitó el tercio de banderillas, que fue mejorable. Comenzó la faena de muleta apoyado en las tablas, y dejó un buen inicio. No se fue en ningún momento a los medios, quizás por el viento, que comenzaba a levantarse. Allí en las tablas dejó una faena poco compacta, con muletazos sueltos que sí fueron buenos, sobre todo, con la mano izquierda. No obstante, le faltó ritmo y no llegó a conectar con el público. Su antagonista fue a menos y comenzó a mostrar señas de rajarse (ya con la estocada se fue a querencia). Fue entonces cuando tomó la espada. La estocada tuvo muy buena colocación. Silencio.

 

 

'Señor' (530 kilos) fue el segundo de la tarde, el más pesado y el único que pasaba de los 500 kilos de toda la corrida. Morante armó una buena faena que no pudo rubricar con la espada. Dejó varios muletazos con sabor añejo que fueron muy bien recibidos por el público.  Salió suelto el toro con el capote. Acusó muy pronto la querencia, tras recibir el puyazo. Se fue a la puerta de toriles y allí recibió otro puyazo del caballo que guarda la puerta. El astado se mostró andarín en el tercio de banderillas. El comienzo de la faena de muleta fue realmente bueno. Morante se encargó de fijarlo en el trapo y evitar que se desentendiera. El animal respondió con una embestida con transmisión, con un trote no del todo oportuno pero suficiente para armar una faena que conectase con los tendidos. Se escucharon los primeros 'olé' de la tarde con muletazos con solera por ambos pitones. Ya en el ocaso de la faena, el toro pareció apagarse. Aún así, Morante fue capaz de sacar un par de pases de pechos exquisitos antes de tomar la espada. El fallo con los aceros le impidió pasear premio. Pinchó tres veces y dejó una estocada algo caída. Saludó ovación.

 

El primero del lote de El Juli fue uno de Domingo Hernández, 'Armador', de 470 kilos. El diestro dejó una gran faena, la que sea probablemente la mejor hasta el momento. Responsabilidad también tuvo su antagonista, que mostró buenas condiciones. Salió el animal con fuerza, dañando una de las tablas cercanas al primer burladero. Mostraba el toro buenas condiciones, destacando bravura y humillación. Conocedor de las opciones del toro, El Juli empezó fuerte con una serie de verónicas para llevar al toro a los medios, rematadas por un par de medias. Pero la media más destacada fue la que dejó como remate a un quite de chicuelinas, tras el puyazo. Muy torera. Brindó al público. El comienzo de faena dejó unos excelentes muletazos con una rodilla genuflexa. Le suenan, ¿verdad? Recordó a aquella tarde en Madrid, ese inicio de faena protagonizado por el mismo torero y 'Licenciado'. Salvando las distancias, ya aquello fue único e irrepetible. Pero el recuerdo de aquello merodeó por la mente del que escribe. Destacaron los pases de pecho, muy despacios, como remate a las magníficas tandas de derechazos. Basó la faena, precisamente, con la mano derecha, dejando muletazos de calidad y profundos. El Juli supo exprimir las virtudes del astado. Lástima que pinchó de primeras. A la segunda, estocada entera algo caída. Sonó un aviso. Oreja.

 

 

Un día más, hizo acto de presencia el añejo sistema de riego, acompañado por la alfombra de esparto.

'Boticarillo', un ejemplar de 485 kilos de Domingo Hernández, pudo ser el último toro en la carrera profesional de Fran Rivera 'Paquirri'. Desde luego, no será su faena más recordada. En el tercio de varas, el toro no estaba bien colocado, pues se encontraba en las tablas cuando fue al caballo. El tercio de banderillas fue nuevamente pitado, y con razón. Más allá de la forma de entrar a banderillear (de la que poco positivo se puede decir de ambos subalternos), el toro vio el trapo con tan solo tres palos puestos. El público mostraba su enfado a base de pitos. Fran Rivera no terminó de encontrarse cómodo en ningún momento de la faena. Si bien con el capote pudo dejar destellos, con la faena no tuvo su día. No logró templar las embestidas de su antagonista, haciendo que este pasase por sus engaños sin pena ni gloria, ni con el visto bueno de los tendidos. Estocada casi entera para finalizar su gris reaparición. Silencio.

 

 

El quinto, 'Arenoso' (475 kilos), de la ganadería de Domingo Hernández, fue el segundo del lote de Morante. El de la Puebla firmó una excelente faena, ofreciendo su mejor versión tanto con el capote como con la muleta. A diferencia que en su primero, confirmó con la espada la gran faena y desorejó al astado. Merecida Puerta Grande. Levantó las esperanzas del público Morante cuajando un gran saludo capotero por verónicas y chicuelinas. Con mucho gusto llevo al toro al caballo. Sentado sobre las tablas, comenzó la faena. Unos pases pegados a la madera y muy comprometidos consiguieron el clamor del público. Con la primera tanda de derechazos comenzó a sonar "Concha flamenca", perfectamente interpretada por la Banda Municipal. Estos sones acompañaron una inspirada faena del diestro sevillano. Una faena con muletazos de calidad, con sabor a otra época, ante un astado que repetía y que embestía con transmisión. La banda y el torero dejaron unas imágenes de las que quedan grabadas en el aficionado. Rubricó Morante el éxito con una gran estocada en su sitio. Las palmas a compás fueron el preludio de los pañuelos blancos. Dos orejas que abrieron el cerrojo de la Puerta Grande.

 

 

'Corchero', de Garcigrande y con un peso de 460 kilos, cerró la tarde y la feria. El toro mostraba bravura, movilidad y humillaba. Un Juli cumbre logró que el cierre de feria fuese por todo lo alto indultando al excelente ejemplar. Tiró al caballo en el tercio de varas. El inicio de muleta fue exquisito. Sensacional fue el cambio de manos con la rodilla en suelo para iniciar la faena de muleta. Le siguieron unos buenos derechazos que hacían presagiar el alcance de la faena.  El Juli, muy elegante y seguro, sacó provecho de las embestidas de su antagonista, que repetía. Sonó "Manolete". Le dio tiempo y distancia antes de iniciar una tanda con la mano derecha muy bien ligada que levantó al público de sus asientos. Volvió a repetirlo más tarde, un derechazos eterno que parecía no tener fin. De nuevo, y ahora con un clamor mayor, el público en pie. El diestro supo manejar los tiempos a las mil maravillas. El toro no se cansaba de embestir. La fuerte petición de indulto, secundada por El Juli, se materializó cuando el presidente sacó el pañuelo naranja. Cumbre el torero que logró perdonar la vida de Corchero. Dos orejas y rabo simbólicos. Acompañó en la vuelta al ruedo el ganadero.

 

 

Ficha del festejo:

Paquirri, silencio en su lote

Morante de la Puebla, saluda ovación

El Juli, oreja e indulto

 

Fotos: Héctor Rey

5
2
40%
Satisfacción
20%
Esperanza
40%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

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