MÁLAGA

Voluntad y sabiduría de Ponce entre una infumable corrida de Juan Pedro

Ponce y Conde ovacionados, Morante vuelta en el que cerraba plaza
miércoles, 14 de agosto de 2019 · 19:33

La expectación levantada ante la reinauguración de la plaza de toros de La Malagueta acabó en decepción por culpa de la mala condición de un encierro de Juan Pedro Domecq que, además, estuvo muy mal presentado. Lo mejor de la tarde lo hizo Enrique Ponce, quien dio una vuelta al ruedo y puso todo lo que le faltó a un lote vacío de casta al igual que el resto de los que se lidiaron. Javier Conde, con voluntad y ganas de agradar firmó lo mejor con el capote, y Morante de la Puebla, abroncado en el tercero de la tarde y dejando muletazos sueltos en el sexto; cerraban el cartel. 

Salió en primer lugar un precioso toro jabonero al Enrique Ponce lo toreó a la verónica con suma lentitud sacándolo a los medios. Excelente labor de labor de la cuadrilla, saludando Jaime Padilla y “Jocho” tras parear. La nobleza del toro favoreció al diestro de Chiva que pudo componer una faena donde destacó la estética y el temple pero a la quizás le faltó más ligazón pero la falta de fuerzas del Juan Pedro que acabó venido muy a menos. Mató de un infame bajonazo. Salió a recibir una ovación. Ante el cuarto, un toro justo de fuerzas, Ponce usó su prodigiosa técnica para llevar las embestidas del animal hasta el final de cada muletazo y conseguir tapar las miradas y los parones de un toro de baja presencia. A mediación de faena tiró de arrojo y valor para cruzarse continuamente al pitón contrario, sin la más mínima emoción por parte de su oponente, dejando constancia de su voluntad para así conseguir agradar al público que estuvo muy con el. Media estocada y dos descabellos acabaron la vida del animal. Dio una clamorosa vuelta al ruedo. 

El segundo de la tarde fue recibido por Javier Conde dejando tan solo un par de verónicas por el pitón derecho del animal. El toro, con menos presencia que el anterior, fue mal picado y en exceso. Destacó en la brega Cándido Ruiz. Comenzó el trasteo con la muleta por alto, cosa que no le vino nada bien al toro. Había que dejársela muy puesta para poder llevarlo muy tapado y echársela por bajo desde los inicios debido a la falta de fijeza del animal en la muleta del malagueño que no quiso verlo por el izquierdo. Toro y torero acabaron aburridos. Mató de dos pinchazos y un certero golpe de verduguillo. Su labor fue silenciada. Ante el quinto, quiso y pudo dibujar un bellísimo ramillete de verónicas rematadas con una media desmayada. El discreto y accidentado tercio de varas, cambiado con un solo puyazo, valió para mantener en el ruedo a un toro noble pero vacío al que Javier tuvo que hacérselo todo a media altura debido a su falta de fuerzas. Faena muy templada del malagueño que mostró muchísima voluntad por agradar al público y arrancarle algún muletazo suelto por ambas manos a un toro que lo único bueno que demostró fue nobleza. Mató de media defectuosa que provocó derrame. Saludó desde el tercio. 

Málaga seguirá añorando el juego de manos del torero de la Puebla cuando tiene un capote entre sus manos. Tarde inédita con el capote que en tercer lugar pechó con un toro que no fue de buen gusto para nadie, empezando por el torero de la Puebla que tampoco mostró mucho disposición por estar delante de la cara de un oponente vacío de casta; manso, distraído y muy parado. Tres muletazos contados. Pinchazo, pinchazo hondo y descabello. Pitos. Más voluntad puso ante el que cerraba plaza. Un toro con hechura de buey que rondaba los seis años que tampoco se entregó en ningún momento. Morante dejó un par de series con la mano diestra y algún natural de bella factura arrancados de un pitón izquierdo por donde el animal salía con la cara por las nubes. Pinchazo hondo y estocada. Vuelta tras petición no mayoritaria mientras el tiro de mulillas y la cuadrilla provocaban la concesión. 

Ficha del festejo:

Plaza de Toros de “ La Malagueta”. Primera de abono. Corrida de reinauguración. Casi tres cuartos de entrada. Se lidiaron seis toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presentación , algunos muy por debajo de lo que requiere una plaza de primera categoría. Corrida descastada, sin emoción y muy blanda de manos en la que destacó la excesiva nobleza de 1o y 5o. 

Enrique Ponce (grosella y oro), ovación con saludos y vuelta al ruedo. 

Javier Conde (tabaco y oro), silencio y ovación desde el tercio. 

José Antonio “Morante de la Puebla” (azul rey y oro), pitos y vuelta tras petición. 

Carlos Bueno debutó en el palco presidencial. Al finalizar el paseíllo sonaron los acordes del Himno de España. “Jocho” y Jaime saludaron tras parear al primero. Buena lidia de Cándido Ruiz al segundo. 

 

TORO A TORO

Salió en primer lugar un precioso toro jabonero al Enrique Ponce lo toreó a la verónica con suma lentitud sacándolo a los medios. Excelente labor de labor de la cuadrilla, saludando Jaime Padilla y “Jocho” tras parear. La nobleza del toro favoreció al diestro de Chiva que pudo componer una faena donde destacó la estética y el temple pero a la quizás le faltó más ligazón pero la falta de fuerzas del Juan Pedro que acabó venido muy a menos. Mató de un infame bajonazo. 

Ante el cuarto, un toro justo de fuerzas, Ponce usó su prodigiosa técnica para llevar las embestidas del animal hasta el final de cada muletazo y conseguir tapar las miradas y los parones de un toro de baja presencia. A mediación de faena tiró de arrojo y valor para cruzarse continuamente al pitón contrario, sin la más mínima emoción por parte de su oponente, dejando constancia de su voluntad para así conseguir agradar al público que estuvo muy con el. Media estocada y dos descabellos acabaron la vida del animal. Dio una clamorosa vuelta al ruedo.

El segundo de la tarde fue recibido por Javier Conde dejando tan solo un par de verónicas por el pitón derecho del animal. El toro, con menos presencia que el anterior, fue mal picado y en exceso. Destacó en la brega Cándido Ruiz. Comenzó el trasteo con la muleta por alto, cosa que no le vino nada bien al toro. Había que dejársela muy puesta para poder llevarlo muy tapado y echársela por bajo desde los inicios debido a la falta de fijeza del animal en la muleta del malagueño que no quiso verlo por el izquierdo. Toro y torero acabaron aburridos. Mató de dos pinchazos y un certero golpe de verduguillo. Su labor fue silenciada. 

Conde, en el quinto, quiso y pudo dibujar un bellísimo ramillete de verónicas rematadas con una media desmayada. El discreto y accidentado tercio de varas valió para mantener en el ruedo a un toro noble pero vacío al que Javier tuvo que hacérselo todo a media altura debido a su falta de fuerzas. Faena muy templada del malagueño que mostró muchísima voluntad por agradar al público y arrancarle algún muletazo suelto por ambas manos. Mató de media defectuosa que provocó derrame. Salió a recibir una ovación desde del tercio.

El tercero de la tarde no fue de buen gusto para nadie, empezando por el torero de la Puebla que tampoco mostró mucho disposición por estar delante de la cara de un oponente vacío de casta; manso, distraído y muy parado. Tres muletazos contados. Pinchazo, pinchazo hondo y descabello. Pitos.

Más voluntad puso ante el que cerraba plaza. Un toro con hechura de buey que rondaba los seis años que tampoco se entregó en ningún momento. Morante dejó un par de series con la mano diestra y algún natural de bella factura arrancados de un pitón izquierdo por donde el animal salía con la cara por las nubes. Pinchazo hondo y estocada. Vuelta tras petición no mayoritaria mientras el tiro de mulillas y la cuadrilla provocaban la concesión.

 

Fotos: Hugo Cortés

 

 

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