DAIMIEL

El aguacero se lleva las ilusiones en Daimiel

Carlos Aranda cortó la única oreja del festejo antes de la suspensión por las lluvias
lunes, 2 de septiembre de 2019 · 07:39

Un festejo muy esperado en la provincia, con muchas ganas de disfrutar de toros y toreros y la lluvia fue la principal protagonista. Al final se tuvo que suspender el festejo puesto que el ruedo se puso impracticable para la lidia.

Las espadas fallaron, el triunfo no pudo conseguirse, tan sólo Carlos Aranda consiguió tocar pelo, tras componer una faena en la que tenía que lidiar con el toro y el temporal. Toreaba en casa, no por ello es sinónimo que su oreja fue un regalo del palco, ni mucho menos. En esta plaza el presidente mide a todos por el mismo rasero. Aquí Carlos Aranda es uno más, y como un novillero que quiere convertirse en figura del toreo así lo demostró. Carlos Aranda está atravesando por un buen momento, sus triunfos cada tarde así lo avalan. Hoy en su pueblo no ha podido ser puesto que el festejo se tuvo que suspender a la muerte de su toro. Aún así consiguió unas tandas por el pitón derecho bajando la mano y aprovechando que el novillo humillaba. Al natural le costó un poquito más entrar, pero Aranda lo metió. Dos pinchazo y estocado, le sirvieron para pasear una oreja.

Abría plaza Manuel Jesús ‘El Cid’, última tarde del diestro de Salteras en el coso daimieleño, con un sabor agridulce al fallar con la espada una faena de premio. Con el capote dejó unos lances bonitos junto a la media. Aunque el toro de María Loreto Charro hizo un extraño en banderillas y parecía que en la muleta lo iba a achacar, consiguió que la faena fuera subiendo el diapasón. Una faena que gracias a la condición del toro y a la mano baja de El Cid hay ido de menos a más. Con qué despaciosidad ha toreado Manuel Jesús, con qué temple, cómo ha llegado al tendido. Una lástima la espada que hiciera guardia y luego el pinchazo, eso ha emborronado la estocada final. Y qué bonito dejar morir en los medios al toro bravo sin acosarlo. Dejar que caiga solo. Al final se ha ido a tablas para morir a los pies del matador. Saludos en el tercio tras una fuerte ovación.

Este año Emilio de Justo no ha tenido suerte con el toro que le ha tocado en suerte. Un toro que no se ha entregado en el capote, tan sólo resaltar la media verónica. Genuflexo comienza la faena para ver si consigue hilvanar una faena propia de su estilo, pero cuando no se tiene un enemigo que colabore lo más mínimo, poco se puede hacer. Tan sólo constatar la firmeza de De Justo cada vez que ofrecía su muleta. Con la espada no tuvo su día. La tizona no terminaba de entrar aunque se tiraba a matar en todo lo alto. Escuchó un aviso y tras varios intentos, descabelló a la primera.

El sueño de una noche de verano se convirtió en aguacero y lo truncó. Antes de empezar la lidia del segundo toro se encendieron las luces artificiales, parecía que se cerraba el día para dar paso a la noche y con ello se ponía fin a lo que podía haber sido un triplete de puerta grande, puesto que se intuían las ganas de triunfo de los espadas.

Ficha del festejo.

Con menos de media plaza se han lidiado dos toros de Mª Loreto Charro, bien presentados y de juego desigual y un novillo de Collado Ruiz, de presentación escasa para lo que es Daimiel.

Manuel Jesús ‘El Cid’, ovación con saludos en el tercio.

Emilio de Justo, silencio tras aviso.

Carlos Aranda, oreja.

Subalternos: se desmontera en el segundo de la tarde Morenito de Arlés.

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