JUAN CARLOS MESA

Alea jacta est

Ojalá el acierto del francés lleve a ser justo cumpliendo a rajatabla esos cinco mandamientos porque si algo necesita este mundo es aire fresco y caras nuevas, que sea un imposible acertar las quinielas de los carteles con tan solo un indicio
domingo, 10 de febrero de 2019 · 10:46

Ayer tomaba definitivamente cuerpo el experimento puesto en marcha por el empresario francés Simón Casas en la pasada feria de otoño de Madrid. Habrá bombo, controlado, con filtros, con reglas, sin la pureza que nos regala el puro azar, pero lo habrá. Un primer paso de una feria grande, la que más, en busca de que los nuevos tiempos se instalen en un espectáculo de masas tradicional, el que más también, por demás en exceso.

Diez tardes dentro de una treintena en San Isidro estarán condicionadas por el designio de la suerte, donde algunos de los mejores hierros del panorama nacional, los Garcigrande, Juan Pedro o Alcurrucén se encontrarán con diez matadores de toros, aunque ahí radica el quid de la cuestión, veremos quiénes son los elegidos o los voluntarios... Quizá lo más novedoso y brillante de la fórmula son los cinco criterios que Casas establece para completar las dos vacantes de cada cartel: confirmaciones de alternativa, diestros habituados a las llamadas corridas duras, toreros emergentes, etc. Más o menos lo que todos, crítica, aficionados y profesionales vienen demandando. Ojalá el acierto del francés lleve a ser justo cumpliendo a rajatabla esos cinco mandamientos porque si algo necesita este mundo es aire fresco y caras nuevas, que sea un imposible acertar las quinielas de los carteles con tan solo un indicio.

Queda camino por recorrer pero Madrid por ser la que más, tenía y tiene la obligación de ser la pionera y en el camino la ha puesto Simón Casas, quién si no... Como el VAR al fútbol llega el Bombo a los toros. Suerte!

 

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