JUAN CARLOS MESA

Sin público no hay fiesta

viernes, 1 de mayo de 2020 · 09:54

En una nueva entrega de Aló Presidente, nuestro líder político, Pedro Sánchez, guía que nos ha de llevar a la nueva normalidad, anuncia las cuatro fases de la desescalada, "palabro" que quedará para siempre en el recuerdo junto a "coronavirus" o "ERTE". Cuatro fases que son tres por mor de empezar a numerar desde la cero. Esa nueva normalidad con tintes de ideario de sistema totalitario, parida al albor de un estado de alarma que más bien es de excepción, con un gobierno que desgobierna sin dar incumbencias a la Cámara Baja, a la que tiene también confinada, ha previsto para nuestra maltrecha tauromaquia nacional que empiece a descongelarse allá por el mes de junio, dejando una separación perimetral de nueve metros cuadrados entre el espectador y su vecino de asiento más próximo.

La medida no ha sido bien acogida por el sector pues es a todas luces imposible poner en marcha una gran feria con semejante limitación de aforo. Como bien dice Simón Casas en su primera reacción, la tauromaquia no admite medias tintas, o es todo o nada en tanto en cuanto se encuentra la medicación o la vacuna que mande al maldito bicho a los confines del infierno bacteriológico. ¿Y la emoción? ¿Y las palmas? ¿Y el run-run de la plaza abarrotada? ¿Y las protestas al palco? ¿Y el silencio que atruena? ¿Se puede desarrollar este noble arte del toreo con los tendidos casi vacíos? ¿Querrán las figuras? Es sin duda una alternativa para el ganadero antes que llevar al animal al matadero, pero ¿va a poder pagar el empresario el justiprecio del toro? ¿Y los cánones de las plazas se adaptarán a ese aforo? Surgen innumerable preguntas que a día de hoy carecen de respuesta.

Alternativamente se ha puesto en marcha una medida para paliar el dolor que sufrimos, auspiciada por la Unión de Toreros y Canal Toros, la retransmisión en junio de diez corridas de toros sin público. En algunas actividades deportivas sí hemos podido ver competiciones sin público y quizá nos chirríe menos la medida, pero ¿en los toros? Está por ver si son capaces de reunir a treinta profesionales y sus cuadrillas dispuestos a darle forma a la iniciativa, el propio Manuel Escribano en declaraciones a ABC Sevilla ha manifestado que "todavía es un proyecto y habría que encontrar la fórmula para equilibrar el espectáculo, ya que será imposible reproducir la entrega y la pasión de un torero sin el público". E incluso el propio genio de la Puebla hoy lo califica de sacrilegio. En cierta medida el fútbol está ligado en mayor grado a la televisión que los toros, más necesitados de cubrir el cemento de las gradas.

Nada contenta a nadie, pero si algo está quedando patente es que los toros sin ustedes, no son fiesta.

 

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