EN CORTO Y POR DERECHO

… Y Morante

viernes, 13 de junio de 2025 · 06:13

La Feria de San Isidro no arregla el toreo, pero nos dice cómo está. Por ejemplo, nos presenta de nuevo a Jiménez-Fortes, nos revela que es un torero extraordinario y nos dice en voz baja que su apoteosis madrileña le servirá de poco. Y nadie se pregunta por qué.

Tampoco se pregunta nadie por qué un jovencísimo novillero, Marco Pérez, debuta, ¡en pleno San Isidro!, encerrándose con seis señores novillos, no pasa nada, y no importa nada. Verbigracia: el domingo se enfrenta en Salamanca, mano a mano con Morante, la primera figura del toreo, y aquí nadie dice ni pío. Y si corta más orejas que el maestro (¿por qué no?), pues todos a callar.

¿Nos callamos, también, que en Madrid se han visto tres fantásticos novilleros, Aarón Palacios, El Mene y Tomás Bastos? ¿O que, posiblemente, las mejores verónicas las haya dado otro novillero, Fabio Jiménez? ¿Y que, a buen seguro, están situados como lo estaban antes de la Feria?

¿Y si nos preguntamos por las faenas de Talavante, Perera, Castella, Uceda Leal, Fernando Adrián, Isaac Fonseca, Pablo Aguado y Borja Jiménez?  ¿Nos atreveríamos a contestar que esas grandes faenas se han infravalorado, mejor dicho, olvidado, porque ya nadie tiene redaños para decir cómo es y cómo se cuenta el toreo? Peor aún: ¿por qué se corre un tupido velo sobre el boicot intolerable de los talibanes de la Fiesta a Roca Rey, el torero que tira del carro, el que llena las plazas, el que se entrega en cuerpo y alma un día sí y otro también, el que torea con una verdad absoluta y una pureza que los susodichos talibanes niegan sin poderlo argumentar? Es más, ¿es de recibo que no se hayan valorado como merecen, las buenas actuaciones con toros imposibles, de Clemente, David Galván y Samuel Navalón? ¿Y por qué pasar sobre ascuas en torno a la soberbia actuación de Antonio Ferrera, la digna actuación de Fernando Robleño y la heroica actitud de Manuel Escribano con la peligrosísima corrida deAdolfo Martín? Finalmente, ¿se pueden conformar Curro Díaz, Daniel Luque y Juan Ortega, con su mala suerte? ¿No les interesa a ellos, o a la empresa, o a la afición, volver a Las Ventas con una corrida de toros reseñada como Dios manda? ¿Es que ya solo se programa la Fiesta a seis meses vista?

Y si hablamos del toro, paren ustedes de contar. Madrid está demostrando que el toro grande de hoy será el toro chico de mañana. De los 470 kilos exigidos para el cuatreño por el Reglamento a los 600 kilos y más, ya habituales en Las Ventas por presión del tendido 7 y obra y gracia de Florito, va un abismo. ¿Habla alguien del toro natural y del toro artificial? ¿Se advierte que reseñar un toro para Madrid ya no permite contemplar su reata y sus hechuras? ¿Se informa de que este hándicap soportado por el toro merma sus prestaciones para la lidia? ¿Saben los aficionados que de las muchas encornaduras propias del toro de lidia, los talibanes de Las Ventas solo admiten una, la destartalada? ¿Se ha comunicado a los aficionados que las llamadas ganaderías toristas han dado muy mal juego y que las que solo son ganaderías de bravo lo han dado, por regla general, mucho mejor, a pesar de soportar más kilos y más protestas?

Otras muchas cuestiones, de vital reforma si se quiere encauzar con vigor el futuro de la Fiesta, se han puesto de manifiesto este San Isidro: El control de la romana del caballo de picar, cuya desmesura ha convertido el arte de picar en la única suerte que se hace al toro desde una casi absoluta impunidad; la erradicación de la actual puya de picar, por la obsolescencia y maldad de sus efectos, que han destruido el juego de buen número de toros; y la revisión del material y el formato del peto protector del caballo, escandalosamente improcedentes. Hasta se ha dado el caso de toros que se han despuntado al cornear dicho peto.

Pero llegó Morante y lo tapó todo, lo bueno y lo malo, las carencias de la Fiesta actual y la abundancia de sus valores. El mal y buen toreo hecho en la Feria. Puso de acuerdo a tirios y troyanos, a moros y cristianos, a los aficionados y a los talibanes. Y sacó a la Fiesta del gueto informativo donde no se sabe muy bien quién la ha recluido en este siglo XXI. Una Fiesta extrañamente partida en dos. Por un lado, toreros y ganaderos, taurinos y aficionados, los buenos y los malos.

… Y por otro, Morante. Solo Morante de la Puebla.