JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ
Una pena
En corto y por derecho: Se discutió. Se legisló en el Parlament y en el Parlamento. Todo se publicó en los boletines oficiales. Se dictó sentencia por el Tribunal Constitucional.
Las más rigurosas formalidades legales y procesales se cumplieron escrupulosamente y... ¿para qué?
La afición taurina catalana y el público en general, no obstante estar del lado de la Ley y al amparo de la Sentencia que se dictó, siguen hoy sin poder disfrutar del derecho publicado y vigente de asistir a los toros, cuando se celebren corridas, en Cataluña.
Pero de momento no hay toros y no olvidamos que cada minuto que pasa deviene más problemática la vuelta de la fiesta donde nunca tuvo que prohibirse.
Sigo con interés la información de los actos y actividades de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña en pro de la tauromaquia. Mi admiración para las personas que las componen porque mantienen vivo el recuerdo de una de las plazas más relevantes del mundo, que permanece cerrada a cal y canto.
La Monumental varada y vacía de emociones taurinas, a orillas del Mediterráneo, es algo incomprensible.
BARCELONA, ¿cómo te dejaste poner esa *cadena invisible en tu Puerta Grande?
Primero manipularon. Después se complicaron las cosas y ahora no creo que haya nadie en la Ciudad Condal que sea capaz de explicar la verdad de tu clausura.
Quizá hoy no haya ni argumentos y estemos ante un amasijo de intereses y “pegas” administrativas. Un lío que a algunos quizá les sepa a la única victoria pírrica lograda después de tanto secretismo.
La puerta grande, tengo la esperanza, se descerrajará algún día desde dentro, por una ola de aplausos.
Seguimos, pues, esperando poder aplaudir, pero mientras tanto una pena, una sentida pena por la merma de libertad que no debiera dejarnos descansar.
*La cadena más perpetua es la que no se ve.