Aficionados de postureo

Tengo un profesor al que le gusta repetir que estamos en la época del “pos-”. Lo aclara elaborando una breve lista: “posverdad, posmodernidad”… A mí, cada vez que lo oigo, que no son pocas veces, me dan ganas de levantar la mano y ampliársela: “profesor, y el pos… y el postureo”.

No sé cómo se lo tomaría, aunque imagino que, intuyendo su buen humor y lo despiertos que pretende tener a sus alumnos, no le molestaría; casi que al revés, vamos, que puede ser que hasta se ría, y es que sí, el postureo encaja perfectamente en esta idea de la posverdad y la posmodernidad, lo que va más allá, lo que va cuatro naturales y un pase de pecho más lejos del rito.

El caso es que lo estamos viendo en las últimas temporadas -o quizás sea en los últimos años cuando le esté poniendo atención a este fenómeno-, y es que lo cierto es que hay cada vez más personas que van a los toros por ese más allá de los cuatro naturales, y es que, ahora que se acerca Sevilla, qué sería de muchos de los asistentes a la Real Maestranza de Caballería sin Instagram.

Estoy seguro que siempre ha habido este tipo de público, el de la foto, el de poder contarlo después, y no me refiero al contar el transcurso del festejo, con el mérito y demérito de toreros y condiciones de los toros, sino al contar los famosos y famosetes que vieron esa tarde, dónde comieron o con quién estuvieron -en castellano antiguo, quien pasó ante ellos-.

La verdad es que los festejos taurinos necesitan a este público -¡os necesitamos!-, pero que no se nos vaya la verdad en pos de la posverdad, que no pequemos de modernos en la fiesta más tradicional de cuantas hay, por favor, aficionados de toda la vida, proyecten, ustedes que bien y mucho saben, su buen conocimiento, que Sevilla, tú sabes lo que son los toros, que tú sabes de toreros y ganaderías más que nadie, sé ejemplo de verdad.

A pocos días para el comienzo de la Feria de Abril, que los toros sean el motivo por el que vamos a la plaza, y cuando veamos a otros que van por otras causas, por favor, que seamos capaces de contagiarle nuestra verdadera pasión por la tauromaquia. Si no, ya no sé si este artículo debería titularse “Aficionados de postureo” o “Aficionados al postureo”, porque sí, porque en los toros, en el año 2019, por suerte o por desgracia, se posturea, y mucho.