JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ

Realismo mágico

miércoles, 20 de mayo de 2020 · 09:18

Hemos visto muchas cosas, pero la Plaza de las Ventas completamente vacía, como en la tarde soleada del 16 de Mayo, centenario de la muerte de Joselito, nos pareció un hecho imposible.

Sin cartel, sin terna  y sonando el pasodoble Gallito, algo  insólito, tan raro que doy por seguro no lo veremos nunca más.

El video, que según leo en el móvil, es idea del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad  de Madrid, con el que se ha querido continuar la tradición, que comenzó en 1921, al hacer sonar el pasodoble en recuerdo y gloria del Rey de los toreros, confieso me ha impresionado.

Se trata de uno de esos gestos taurinos a los que por la emoción llegamos a la conmoción y ya, sosegados, terminamos pensando en la grandeza del mundo del toreo, cuando comprendemos sus esencias de valor: es más hombre el que más hace.

Los lectores que  hayan visto la grabación a la que me refiero, sólo imagen con música (el pasodoble), que suena dentro del desnudo cono invertido, sin nadie, impone.

La cámara enfoca hacia la barrera y nos descubre ha transcurrido tiempo suficiente de inactividad para que naciera junto al estribo una mata silvestre de dientes de león, ya con flores amarillas, humildes bulloncitos de oro que nos recuerdan  los alamares de los trajes de luces.

Después la cámara, desde esos adentros, intuimos que busca y asciende por un burladero hacia los tendidos, gradas y andanadas con una toma panorámica lenta, descriptiva, que se remonta hasta reloj y la veleta,  para rozar el cielo, el más torero, el de Madrid.

Después desciende y da la vuelta al ruedo enfocando las miles de localidades desocupadas. ¡Cuántas ausencias!

¿El toro, dónde está el toro? -Me pregunto, cuando las tomas de la cámara bajan desde lo alto hacia la arena-

Por el portón de los sustos imaginé salía el toro a la plaza huera. Un toro que sólo podría ser toreado por Joselito, presente desde que se fue.

La cámara volvió a ascender y se remansó, entonces, en el azul. Entre jirones blancos de las nubes buscaba a Joselito.

No, no le pudimos ver, porque ya teníamos los ojos llenos de lágrimas. Algunos dicen que leyeron en el cielo: ¡Gloria a Joselito!

Ya ven, puro realismo mágico en Las Ventas.

 

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