OPINIÓN

Padilla y Roca Rey

miércoles, 18 de julio de 2018 · 07:36

Pese a la deriva inevitable por la que navegó el palco presidencial de la Monumental de Pamplona, minimizando o potenciado actuaciones en el ruedo con decisiones tomadas, no por los que se cubrieron la cabeza con chistera, sino por quienes le asesoraron desde su izquierda, la emotividad se apiló en la penúltima tarde de un ciclo donde todo fue posible y donde todo pudo ser. Nadie puede olvidar, por el cúmulo de emociones vividas, la triunfal despedida del coso pamplonés de Juan José Padilla. Lo visto, y lo gozado, tras lo hecho por el ídolo en la histórica tarde de su adiós, es bien expresivo. Con todo, lo dicho también en el ruedo, por quien empieza a ser motivo de idolatría de una plaza y su gente, mostró el vigor de una Fiesta en la que se denotó la vitalidad de un torero capaz de rivalizar con el que ha sido héroe para los pamploneses en  los “sanfermines” de las últimas décadas.

Porque Roca Rey sumó emociones. Puso en valor el toreo sin comparaciones odiosas. Así lo entendieron quienes llenaron a rebosar los tendidos y gradas de la monumental plaza. Reconocieron la valentía sin límites y las formas de quien reivindicó en el ruedo su presente y su futuro. Su compromiso con Pamplona fue tan personal como auténtico. Tan valiente como conceptual. Porque lo que se propuso y consiguió fue reinventar su tauromaquia sin márgenes al valor. Lo demás importa menos si lo que se vio fue el toreo y lo que se sintió fue emoción. Lo que importa es cómo lo hizo, y cómo lo dijo, conmocionando a un público que supo valorar el impacto de su diferencial concepto, y no esa minoría purista y ausente obsesionada por esos tópicos que distorsionan la visión de la verdad allí presente. Padilla y Roca Rey. ¿Quién tiene la legitimidad de la emoción? Lo dijo Nebrija: “¿Se me ha de obligar a creer que es falso lo mismo que estoy viendo claramente?”

En buena medida la lidia es impacto desde el momento en que los límites del valor están desplegados en una suerte de conceptualismo heroico. Emoción que se manifestó enfáticamente en una gente que la sintió por una cosa u otra. Por un escape a la tensión vivida, o a través de la complejidades de un arte efímero y sinigual. No cabe duda de la importancia de la tarde. Porque el valor, la sensibilidad y el sentimiento de dos tauromaquias distintas fueron por delante de las fantasías. Porque dos toreros mostraron sin contemplaciones su juego de vida y muerte sin piedad.    

 

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