Lo que motiva la indignación

De verdad, no es entendible. No se comprende como estas figuras del toreo, como estos héroes del valor y del arte, que se dedican a generar emociones las camuflan con grandilocuencia en el falso alivio de toros anovillados, con pitones adulterados, menospreciando a una gente que, ansiosas de gozar del toreo y de quien lo ejecuta, se “tragan” un espectáculo fraudulento y deplorable. No es entendible como el que goza de un elevado caché y exige su justo dinero pide, a la vez, reses sin cuernos para dilucidar una pomposa “encerrona” en una de las plazas más importantes de Colombia.

Tal vez falten palabras para definir lo que motiva la indignación. Pese a que el adulterado espectáculo de Manizales, que sirvió para cerrar una de las más significativas ferias taurinas de América, fuese visto por quince mil almas y recreadas, después, las tristes imágenes de los impresentables toros de Ernesto Gutiérrez en portales taurinos y redes sociales.

No deja de ser sorprendente como un grande del toreo actual, Julián López “El Juli”, aceptase la ínfima seriedad, en descarada presentación, de unos toros que habría de lidiar en solitario en tan considerable feria y monumental plaza de primera categoría. Increíble. Animales desmochados y, tal vez, escandalosamente cercenados, que parecieron alejar cualquier atisbo de acabar con estos habituales fraudes. Todo un síntoma de brutal engaño y, sobre todo, una enorme falta de respeto al público colombiano que, otro año más, se repite con una figura española en el cierre de la popular Feria del Café.

Aquí, entretanto, otros acontecimientos se precipitan con un gobierno que habla de “no prohibir” pero dispuesto está a poner imposible el toreo. Y lo hará mientras los que tienen que mostrar en el ruedo de la plaza su seriedad y autenticidad, aquí y lejos de aquí, lo adulteran con absurdas exigencias que rozan la ridiculez. Minimizan sus triunfos y grandes faenas con reses insignificantes. Les quitan credibilidad a los éxitos conseguidos en cosos hispanoamericanos. Desconcertante situación para una Fiesta que vive de la emoción, no de la insatisfacción. De la pureza, no del desengaño. De qué, si no.