PACO DELGADO

Santa Bárbara y el trueno

Viene a cuento ahora el apego que muchos dicen sentir por un espectáculo al que han dado la espalda de manera alevosa... y sólo ahora, cuándo comprueban que son muchos miles de españoles los que gustan del mismo y su afición les puede reportar votos
jueves, 11 de abril de 2019 · 08:00

La inminencia de las próximas elecciones está provocando que los distintos partidos políticos que concurren a las mismas se den cuenta de la importancia que la cosa taurina tiene y lo mucho que interesa a la gente, pese a que ello no se hayan querido dar por enterados.

Es la política un mal necesario y actividad de la que muchos -muchos más de los que sería de desear- han hecho su modo de vida y sólo miran hacia lo que les produce réditos y votos. Es por ello que ahora, tras la irrupción de los nuevos partidos de la izquierda radical, que buscan acabar con lo que ellos consideran fascista y franquista -a pesar de que sea la tauromaquia una actividad tan antigua como el hombre...- y en busca de una revancha a lo que consideran injusta derrota, invocando viejos fantasmas y removiendo antiguos odios e inquinas que nada bueno pueden traer, no sean pocos los que se aprestan a dar por segura su defensa de la fiesta de los toros, la fiesta nacional, que nada tiene que ver, como muchos aseguran erróneamente, con una denominación acuñada por la última dictadura, siendo su origen -el de esta etiqueta de “nacional”- de mediados del siglo XIX y su autoría proveniente de un alcalde de Valencia. Pero esta es otra historia.

Viene a cuento ahora el apego que muchos dicen sentir por un espectáculo al que han dado la espalda de manera alevosa, sistemática y despectiva desde hace mucho tiempo, y sólo ahora, cuándo comprueban que son muchos miles de españoles los que gustan del mismo y su afición les puede reportar votos, se apresuran a dar un apoyo que hasta ahora ha brillado por su ausencia. Con notables excepciones, por supuesto. Y ahí está, por ejemplo, la magnífica labor que está llevando a cabo en los últimos cuatro años la Diputación de Valencia, socialista. Tanto al frente de la plaza de toros como en su labor cultural y de promoción, difusión y divulgación del espectáculo taurino.

Sin embargo, en otras ciudades de esta misma Comunidad Valenciana no se comporta de igual forma el Partido Socialista, que, otro ejemplo, en Játiva hace años que no consiente que se den toros... Por no hacer larga la lista de agravios y partidos que los cometen. Que suelen ser todos, desgraciadamente.

Hace ya casi sesenta años Jean Cau, secretario entonces de Sartre, dejó escrito en su libro Las orejas y el rabo, que los toros no tenían ideología política y que era un error el que se identificase a los aficionados como gente de derecha y a los contrarios como de izquierdas, haciendo distinción entre buenos y malos según desde del lado que se mirase. Cau decía que era absurdo, y falso, que se asociase el ser aficionado a los toros con ser de derechas, y se ponía el mismo como ejemplo, ya que su familia había sido siempre de pensamiento izquierdista como también él, y eran, además grandísimos aficionados a los toros y amigo de muchos toreros, ganaderos y empresarios. Aquel libro, precisamente, contaba la temporada llevada a cabo por Jaime Ostos...

Y ejemplos como éste los hay a cientos: Alberti, Lorca, Miguel Hernández, Charles Chaplin, Orson Wells, Ernest Hemingway, Picasso, Ortega y Gasset (autor, no se olvide, del manifiesto republicano y, además, impulsor de la enciclopedia Los Toros de Cossío) o Tierno Galván, que no sólamente fue aficionado y decía que los toros eran el acontecimiento que mejor ha preparado social y políticamente al pueblo español, sino que hasta escribió un libro sobre el particular, Los toros, acontecimiento cultural, un trabajo que muchos de sus correligionarios tendrían que leer obligatoriamente.

Unos días atrás, en Valencia, convocado por la Federación de Peñas Taurinas de Bous al Carrer, se celebró un acto, en el que representantes de los partidos políticos, excepto de Podemos, escucharon las revindicaciones de peñistas y aficionados, que expusieron sus quejas y mostraron su preocupación y disgusto por el trato recibido durante los últimos años.

Vicente Barrera acudió en representación de Vox, siendo el dinamizador del coloquio y quien con más argumentos y razones defendió a la tauromaquia y atacó contra la dejadez de unos y la hostilidad de otros, fundamentalmente Compromís.Los representantes de PSOE, PP, Ciudadanos y Vox acordaron que hay que tratar a la tauromaquia con igualdad al resto de las tradiciones y manifestaciones culturales de la Comunidad Valenciana, y en cuanto a las peticiones concretas de las peñas de bous al carrer, se comprometieron a no poner trabas y eliminar la figura del segundo médico, que grava considerablemente el montaje de estos espectáculos así como a revisar el papel de los veterinarios.

Y quedó demostrada, de forma bastante meridiana y explícita, la importancia y trascendencia que tiene la tauromaquia y lo mucho que va a pesar en numerosos municipios en las próximas elecciones autonómicas y municipales.

También quedó patente que no son pocos los que se acuerdan de Santa Bárbara sólo cuando oyen truenos.

 

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