PACO DELGADO

Lo que Dios quiera

Los resultados de la última jornada electoral, en su ámbito municipal, autonómico y europeo, han dejado sensaciones  contrapuestas para los aficionados...
jueves, 6 de junio de 2019 · 08:00

Los resultados de la última jornada electoral, en su ámbito municipal, autonómico y europeo, han dejado sensaciones  contrapuestas para los aficionados, que no acaban de ver claro que nadie, pasado el turno de promesas y te quieros para siempre, se acuerde ya del espectáculo taurino.

Consuela ver, sin embargo, al Ministro de Fomento en funciones en los toros, en un burladero del callejón de Las Ventas, recibiendo, además, el brindis de los toreros. No tendría que ser nada raro si se tiene en cuenta que este negocio mueve mucho dinero para el Estado, genera cientos de miles de empleos, ampara un ecosistema único, la dehesa, y permite que exista una especie también única, el toro de lidia. Razones de peso para que un Ministerio como el de Fomento -al margen de otros como Cultura, Agricultura, Hacienda, Trabajo y, naturalmente, Transición Ecológica- se interesara por él mucho más de lo que lo hace y no sólo con ánimo recaudatorio.

Pero, a la vista y en la memoria está, los intereses particulares hacen que se olviden pronto gestos y promesas y el si te he visto no me acuerdo es moneda común en una política, la nuestra, cada día más infame, disparatada e inútil.

Como siempre, y más en los últimos años, nos toca confiar en que el viento sople a favor. En la Comunidad Valenciana, que es donde más percibo el Levante, y a falta de los acuerdos y alianzas que surjan entre partidos  a fin de lograr formar equipos de gobierno en las distintas ciudades, parece más o menos claro que se puede solventar de manera satisfactoria la situación en Alicante, donde de haber obtenido mejor resultado el bloque de izquierdas se hubiese creado una peligrosa situación de incertidumbre en torno al futuro de su plaza de toros, para la que, paradójicamente, se pensaba dar un uso que excluyese a la tauromaquia.

No varía la situación de desamparo en otras varias ciudades alicantinas en las que hace ya años que el tema taurino es tabú y Villena -donde el pacto de PSOE con Los Verdes hace inviable el tema taurino, a pesar de que la peña local solicitó hace ya unos meses el pertinente permiso para celebrar una corrida en las fiestas de septiembre-, Elda, Monóvar y Ondara seguirán cerrando sus plazas para acoger funciones de toros.

Distinta es la situación en Benidorm, donde seguirá gobernando el Partido Popular, ahora en mayoría, pero continuará sin toros debido a daños estructurales en su plaza que siguen sin solucionarse.

Más esperanzas hay en la ciudad valenciana de Játiva, donde este año se cumple el centenario de su coso y el que se haya reducido de manera considerable el número de concejales de Compromís, partido antitaurino por antonomasia, hace pensar a los aficionados locales que, tres años después, se vuelva a dar toros en una de las plazas de más tradición y arraigo de las tres provincias valencianas.

Castellón, tierra de toros cada día, no parece que vaya a sufrir muchos desencuentros, gobierne quien gobierne, aunque ya empiezan a dar toquecitos de atención los anti y ecologistas confundidos.

Y en Valencia, como en el mundo taurino, hay sol y sombra. El Ayuntamiento en manos de Compromís, enemigo declarado de todo cuanto huela a toro, y la Diputación a cargo del PSOE, que en los últimos años ha llevado a cabo una labor de promoción, difusión y defensa de la cosa taurina en todos sus aspectos sencilla y claramente excepcional.

Es lo de toda la vida, quedamos al albur de lo que otros dispongan, algo que así ha sido desde que el hombre existe y ha demostrado ser incapaz de ir haciendo más grande y mejor nuestro pequeño mundo.
Sólo nos queda esperar que Dios, una vez más, se apiade de nosotros, que no hemos sabido gestionar a nuestro favor las inmensas posibilidades de lo que no fue sino una gran casualidad.
 

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