De Castilla al cielo, vuela muleta eterna

sábado, 31 de octubre de 2020 · 09:11

Don Pablo Lozano ha conseguido todo aquello con lo que sueña todo hombre, ser el mejor en su campo, pero con una particularidad que magnifica su figura y que hace que su nombre, quede grabado en la eternidad con letras de oro, ha conseguido ser el mejor en todas las facetas que ha desempeñado en el mundo del toro y en su vida. Ganadero con mayúsculas, creador de un toro único con personalidad propia, base de las grandes ferias y de las temporadas taurinas y ganadería que ha marcado a fuego su nombre con la gran mayoría de las puertas grandes de los últimos años en Madrid, apoderado de máximo nivel, de gran reconocimiento por parte de los poderdantes que ha tenido a lo largo de su vida, respetado por todos ellos y que con sólo ver los toreros que han pasado por sus manos nos indica su categoría en la defensa de sus toreros en los despachos, Manzanares Padre e hijo, Palomo Linares, Espartaco, El Cordobés, Cesar Rincón, Curro Romero, El Juli, entre otros han caminado al lado de Don Pablo, siendo cómplices de sus conversaciones casi hipnóticas y administradores de sus consejos siempre acertados, empresario o mejor dicho “el empresario”, porque Don Pablo y sus hermanos han dejado la mejor época empresarial de la plaza de Toros de Madrid y que cada día que pasa más añoramos y apreciamos en la capital de toreo, cuando Madrid era Madrid en los despachos y en el ruedo, y por supuesto TORERO porque Don Pablo Lozano es y siempre será “la muleta de Castilla”, porque todos los valores que tuvo como torero y en especial el temple de su muleta, aquel que definía a la perfección diciendo que el toro tenía dos velocidades y que la muleta las marcaba y todo el resto de valores que adquirió como torero, fueron los mismos que desarrolló durante toda su vida en todas esas otras facetas en las que también fue figura máxima y por supuesto e igual de importante o más, Don Pablo fue profeta y querido en su tierra.

Luis Miguel Dominguín le dio la alternativa y Antonio Bienvenida se la confirmó, pedazo de cartel que se nos ha quedado en el cielo, tan grande como el vacío que deja Don Pablo aquí en la tierra, porque aunque deja un gran legado tanto profesional como familiar y por su puesto sus hijos están a la difícil altura de su progenitor, siempre echaremos de menos muchísimo la catedra de toreo que era escuchar a Don Pablo, mientras otros intentan o intentamos hablar de toros como podemos, Don Pablo lo hacía con naturalidad, sin alzar la voz y magnificando sin esfuerzos la grandeza del toreo y lo que es más importante, con la verdad y naturalidad propia de los elegidos. Nunca olvidare los momentos compartidos, pero en especial uno en el Cortijillo, en una comida, en donde a la mesa el cartel era de máximo tronío, Don Pablo, Don Eduardo y Don José Luis, el maestro Antoñete, Manolo Moles, Don Carlos Zúñiga y un humilde servidor como destinatario de un regalo, en forma de comida, conversación y sobremesa, en donde cuando Don Pablo hablaba, todos escuchaban y asentían y alguno aprendíamos y robábamos conceptos y frases que nunca olvidaré, porque esas clases están al alcance de aquellos que toca la varita, y que no necesitan truco porque la magia la llevan de cuna.

Descanse en paz Don Pablo Lozano y un abrazo enorme para toda la familia y en especial para sus hijos Luis Manuel, Fernando y Pablo. Desde Castilla a la eternidad, para siempre “La Muleta de Castilla”.

 

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