“Los animalistas van a por todo. Ahora son los toros, luego será la caza, la equitación o el circo"

En el marco del programa DIALOGOS CON EL CUERPO CONSULAR DE VALENCIA, tuvo lugar en la tarde de ayer una mesa redonda titulada “El toro bravo: en el campo y en la plaza”. El evento tuvo lugar el miércoles 1 de diciembre de 2021, en el Salón de Actos del BBVA.

Fue presentado tanto por Leopoldo López Máñez, Decano del Cuerpo Consular de Valencia como por David Conde, Director Territorial Este de BBVA, y contó con la presencia como moderador de Manuel Carrión, matador de toros, abogado y Cónsul de Filipinas, quien presentó a los dos invitados.

Abrió plaza Victorino Martín, ganadero y Presidente de la Fundación Toro de Lidia, quien  comenzó su exposición aludiendo a los tiempos convulsos que se están viviendo y los cambios que ha experimentado la sociedad en las últimas décadas. Y abogó la defensa de la cultura del toro sin complejos. “El toro es un representante de la cultura del Mediterráneo, algo histórico que viene desde Mesopotamia y Anatolia y que se encuentra ya en las pinturas rupestres. Un animal sagrado, fuente de riqueza y de vida y es una joya genética de tres siglos”, aseguró.

Habló también de la lidia como un rito sacrificial,  del carácter cultural de la tauromaquia, un espectáculo auténtico, un espectáculo en el que se muere de verdad, real, a diferencia de todo lo virtual que se está viviendo ahora.

Sobre el toro de lidia afirmó: ”es una raza de razas, tiene una gran riqueza en sus encastes, en su comportamiento, en su selección. Un empeño este, el de ser criador de reses bravas, que proporciona una gran riqueza emocional y que está por encima de la pura satisfacción económica. Porque no es en ningún caso un negocio. Pero la afición y el amor al toro puede con todo.”

Alabó el tema de las fincas ganaderas, una agricultura extensiva, que defiende la biosfera, y  a lo largo de su exposición también puso de manifiesto que el problema de la fiesta es que ahora se está lidiando el toro más grande y más seleccionado que nunca. “Su comportamiento es muy previsible, porque se lidian siempre los mismos encastes, y ello va en detrimento de la pureza y de la emoción del espectáculo”.

Por otra parte criticó el animalismo como una manera de igualar al hombre con los animales, algo cavernícola. “Los animalistas van a por todo. Ahora son los toros, luego será la caza, la equitación, el circo, y luego la utilización del animal como alimento, o para vestirse con su piel. Tiene mucho peligro esta filosofía”, prosiguió.

Y concluyó asegurando que: “la tauromaquia la expresión cultural de un pueblo. Un rito imponente ante un toro, con la vida en juego. Un espectáculo generador de riqueza, que hasta el momento no tenía quien le defendiese. A través de la Fundación del Toro de Lidia que presido, estamos tratando de recuperar espacios para la tauromaquia, tratando de reivindicar nuestros derechos, y de unir a todos los estamentos implicados, en ella. Una fiesta que es el segundo espectáculo que más dinero genera. En 2020 las arcas del estado ingresaron 500 millones en impuestos.”

Por su parte, el matador de toros Vicente Barrera comenzó alabando la valentía de los organizadores del acto, en unos momentos en los que se tiene que defender la fiesta de los toros por todos los medios.

Y en cuanto al toro, “yo destacaría el carácter que se busca. Por parte del ganadero y de los propios toreros. El torero se enfrenta al toro no sólo en la plaza, sino también en el campo. En el campo lo hace no sólo para entrenar, sino también para conocer su comportamiento, el propio de cada encaste, y familiarizarse con él. Por ello en ambos lugares tiene la relación del toro con el espada. Para cada plaza el torero busca un comportamiento del toro que se ajuste más tanto al sitio donde va a torear y a concepción del toreo.”

En lo afectante a la bravura del toro, continuó: “Es un milagro en la plaza. El toro es el único herbívoro que no huye, sino que embiste, y es un gran milagro que incluso se crezca en el castigo, y que embista a todo aquel que se le va poniendo por delante a lo largo de la lidia. En varas le hieren y sigue empujando, es algo único. Y no deja de luchar a lo largo de los tres tercios de la lidia.”

Luego el torero, en la plaza, tiene que poner en liza su experiencia, su conocimiento y su talento. “Hay que estudiar al toro para llegar a entenderlo y lograr una complicidad con él. Que es donde surge el arte. Este es en un espectáculo en el que el toro muere, pero también su matador se está jugando la vida y también puede morir. Una corrida de toros es cultura, es arte, es pasión y sentimiento. Y es algo grandioso poder emocionar a los tendidos con apenas veinte muletazos, o que alguien de sesenta años sea capaz de imponerse a otro de veinte. Esto no es concebible en una disciplina deportiva.”

Y concluyó proclamándose un apóstol del toreo. “Esa es mi función ahora, una vez retirado de las plazas, la de empujar para que esto vaya para adelante. Y reivindicar lo que necesita la fiesta. Quiero proclamar una oda a la libertad, al respeto por nosotros, como nosotros respetamos a los demás. Y además exijo igualdad de trato para el toreo. En lo social y en lo económico. Para el toreo no hay ayudas, es el espectáculo más olvidado en lo económico. Y se le tiene que ayudar, como se hace con el teatro, con el cine. Yo soy optimista, y a pesar de los tiempos que estamos viviendo en los que prima lo políticamente correcto, y en el que los políticos nos dan la espalda, hay un futuro sólido para la fiesta. Yo apuesto por el futuro de la fiesta. Igual no ganaremos, pero tampoco hay que rendirse. La tauromaquia tiene unas raíces muy profundas en la sociedad, en nuestra cultura, en nuestros pueblos, y no se puede derribar tiene unos pilares muy sólidos. Ahí están las fiestas de San Fermín, que son el espectáculo más importante a nivel mundial, y que ha superando cualquier otro.”