REPORTAJE

Un sastre atípico en el mundo taurino

Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perera o Curro Díaz son algunos de los muchos nombres que acuden a la sastrería de Paco Méndez en la localidad pacense de Talavera La Real
sábado, 6 de marzo de 2021 · 12:17

El toreo en cuatro paredes. Entrar en la sastrería de Paco Méndez es descubrir una parte del mundo de la tauromaquia que, hasta ahora, era un secreto. “Un torero no pasa de la sala de exposiciones cuando acude a una sastrería. Aquí se pueden ver las entrañas”, comenta Paco. Malas experiencias con alfayates en sus tiempos de novillero, le ha hecho abrir las puertas de su negocio para que sus clientes salgan con una sonrisa por la puerta.

Los inicios en el mundo de la sastrería de este maestro de la costura taurina se sitúan en el año 2010, cuando un astado le hizo despedirse de los ruedos. Sin embargo, no quiso abandonar la tauromaquia y, aunque sus primeros negocios fueron por necesidad vendiendo sus capotes y trajes de luces, la voz siguió corriendo y se puso manos a la obra. “Mi primer trabajo fue pura curiosidad. Abrí un capote para saber de qué estaba hecho el interior. Después, intenté reconstruirlo, aunque acabó en la basura. Ahora, en tres horas, tienes hecho el capote”. A día de hoy, la firma de Paco Méndez resuena en cosos del mundo entero en manos de nombres de las mayores figuras del toreo. Sobre todo, en Latinoamérica, donde su nombre se encuentra entre los más respetados del mundo del toro.

Pese a ello, Paco denuncia que, durante la pandemia, la sastrería ha quedado muda. “Se les ha dado voz a toreros, picadores, banderilleros, empresarios… Sin embargo, los sastres quedamos apartados”. Su teléfono dejó de sonar de la noche a la mañana, aunque las figuras más allegadas a su sastrería se interesaron por su situación. Lejos de quedarse de brazos cruzados ante la falta de pedidos, se puso manos a la obra y aportó su granito de arena pasando de hacer capotes a fabricar mascarillas. “Ni me lo pensé. Había escasez de mascarillas y yo tenía las herramientas para fabricarlas. Cuando se puede ayudar, me pongo inmediatamente a ello”.

Único sastre en una tierra tan taurina como es Extremadura. Presión es el primer vocablo cuando piensa en ello. Aunque Paco es una persona que, en su día a día, vive codo a codo con esa palabra. Renuncia a la tranquilidad, muy presente en su taller durante la pandemia. “Soy una persona que le gusta trabajar bajo presión. Tener un cuadrante repleto y no estar parado. Sentir que, pese a saber que voy a tener mi trabajo hecho a tiempo, notar ese apremio”, explica el sastre.

Y es que, en ese cuadrante del que hablaba anteriormente, Paco Méndez subraya que el orden es inalterable. Para él, todos sus clientes tienen su importancia. Confiesa haber hecho esperar a grandes figuras del escalafón que han querido un trato prioritario. “Para mí tiene más consideración un novillero que entra en mi sastrería, que un diestro con destacada reputación. Ver la ilusión en las caras del futuro de la fiesta no tiene precio”, defiende Paco. 

Pero, ¿dónde reside la clave del éxito de este sastre? Explica que quizás pueda deberse a un combinado de condiciones. Para comenzar, favorece y mucho que un sastre se haya puesto delante de un toro. “Son muchas las figuras que han acudido a mi sastrería con dudas, y entonces yo, desde mi conocimiento de cuando fui novillero y banderillero, trato de aconsejarles lo máximo posible”. El mostrar a las figuras las entrañas de su sastrería también tiene su parte positiva. “De Antonio Ferrera, por ejemplo, tengo 50 o 60 patrones de muleta. A las figuras les gusta ver cómo se realiza su trabajo. Se sientan a mi lado mientras hago sus capotes o muletas”, comenta Paco.

Sin embargo, cuando de sastrerías se trata, las exigencias en cuanto a la modernización de la costura taurina se han visto limitada por los grandes sastres de este país. No es el caso de este tarasí pacense, quien defiende que “como todo en la vida, el mundo de la sastrería también tiene que evolucionar. Es decir, si te hago un traje de luces a máquina, te lo digo y, si quieres, te lo muestro. ¿Por qué voy a negarte la realidad? No podemos vender algo como exclusivo si después no lo hacemos de esa manera. Yo no quiero engañar a nadie”. Respecto a las exigencias de las figuras taurinas, Paco Méndez argumenta que es un método de aprendizaje. Es cierto que, cuando se va a otra sastrería, tienen un modelo de trabajo que es de sota, caballo y rey y, en cuanto se salen de esos parámetros, muestran la salida. Esas mismas exigencias son las que hace que Paco crezca día a día.

Pese a todo lo contado en líneas anteriores, hay una tarea pendiente en la firma de Paco Méndez: el traje de luces. Paco asegura que son muchas las figuras que le han pedido hacerles un traje de luces, pero es un ámbito en el que, todavía, no quiere adentrarse. “En una temporada regular tengo muchísimo trabajo. Estoy solo en el taller y comenzar a hacer trajes de luces sería desbordar mi agenda. Siempre que doy un paso, lo doy seguro. Esto no quiere decir que no vaya a hacer trajes de luces, sino que, cuando los haga, será porque puedo compaginar todo mi trabajo con mi rutina”.

Finalizando la visita a una sastrería tan especial, la humildad y la cercanía han sido la tónica dominante durante la entrevista. En una esquina del taller, un carretón permanece inmóvil. Cuando la nostalgia invade a Paco, un pasodoble taurino resuena en su lugar de trabajo al tiempo en el que toma una muleta o un capote y desprende ese arte con el que realiza su labor profesional.

Cuán verdad es que la sastrería de Paco Méndez tiene ese toque especial. Una disciplina de la tauromaquia que, hasta ahora, permanecía en un hermetismo roto por el único sastre en toda Extremadura.  

 

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