Tal día como hoy. 60 años de la alternativa de El Viti

Nacido en la ciudad de Vitigudino el 18 de julio de 1938, en una familia de artesanos que tenía un taller de carros, pronto tuvo claro que quería ser torero y para ello entrenó concienzudamente en el campo charro antes de comenzar su etapa como novillero. Se vistió por primera vez de luces en el coso de su ciudad natal y se presentó en Madrid el 18 de julio de 1960, con una novillada de Juan José Ramos y acompañado por Tomás Sánchez Jiménez y Antonio de Jesús. Ese día cortó dos orejas y salió a hombros. La primera de las 16 veces que lo haría en ese coso a lo largo de su carrera.

El triunfo fue rotundo, lo que le dio un gran cartel en Madrid, donde siguió cosechando éxitos que le llevaron a tomar la alternativa en ese mismo escenario. Fue el 13 de mayo de 196, en la tercera corrida de la feria de San Isidro de aquel año, al cederle Gregorio Sánchez, con el testimonio de Diego Puerta, la muerte del toro “Guapito”, de Alipio Pérez-Tabernero, y cuya lidia brindó a su padre, que presenció la corrida en una localidad del tendido 2. Le corta la oreja, al igual que hizo a su segundo toro, un sobrero del hierro de Escudero Calvo. La tarde fue triunfal, pues Diego Puerta cortó una oreja de su segundo y dio tres vueltas al ruedo al acabar con su primero y Gregorio Sánchez recorrió el anillo venteño tras acabar con cada ejemplar de su lote. Los tres, como sucedía entonces, salieron por la puerta grande, sin que la consecución de trofeos fuese condición sine qua non para ello.

Antonio Díaz Cañabate, en su crónica de ABC, contribuyó a dar resonancia al rotundo triunfo del nuevo matador: “Un natural. Dos. Tres. ¿Qué ha sucedido? ¿Qué rumor es ese que se escucha? ¿Son las ramas de las encinas agitadas por el aire? No. Son aplausos. Cálida ovación. Los tres naturales han sido impresionantes, dotados de un temple especial que pudiéramos llamar temple salmantino…Caricia de temple”.

Igualmente, el hecho de que la corrida fuese retransmitida en directo por la entonces única cadena de TVE, sirvió para que el alcance de la actuación de El Viti fuese enorme.

Fue una faena breve, de apenas una veintena de pases, entre ellos varios ayudados por bajo para hacerse presente, rematada de un pinchazo y un volapié que le valió la primera oreja de su carrera como matador.

En el semanario El Ruedo, Emece firmó la crónica de aquella función: “Tomaba la alternativa de matador de toros Santiago Martín “El Viti”. Y no recibía una alternativa de compromiso. Era la desembocadura justa de una brillante carrera novilleril jalonada de triunfos. Si añadimos que en este clima de restricción de orejas, harto discutible cómo se otorgan, a El Viti le concedieron las de sus dos toros, queda bien reflejado el éxito, rotundo, prometedor, que alcanzó el torero de Salamanca.
El Viti torea bien de capa; pero, indudablemente, su fuerte es la muleta. De una serenidad pasmosa, un tanto secote, serio, sobrio, los naturales que engarzó en su primero podrían quedar como modelo en cualquier posible escuela de tauromaquia.
Toda su faena con el primer toro de don Alipio, basada en la mano izquierda, fue valerosa, justa, con empaque. Citó a recibir, aunque el toro no arrancaba pronto y acabó con una estocada buena. Ahora ya la presidencia no se “atrevió” a negar la concesión del trofeo. El sexto toro, precioso, hubo de ser retirado por su manifiesta invalidez. En su lugar salió uno de Escudero Calvo, que pese a su volumen -580 kilos- embistió bien, noblemente. El Viti no desaprovechó la ocasión, realizó otra faena excelente y, sobre todo, lo mató de una estocada contraria, entregándose al entrar. Se repitió la concesión de la oreja y se consolidó el triunfo”.

La crónica de Cifra, reproducida en un considerable número de periódicos, no se quedó atrás en sus elogios, calificando el primer trasteo del toricantano como una “faena perfecta”: “El Viti”alcanzó “un ruidoso triunfo y dejó muy bien impresionado al público. Al que cerró plaza, de Escudero Calvo -“Molinero”, cárdeno, de 580 kilos y marcado con el número 31-, grande y pegajoso, le pisó en terreno comprometido y lo toreó con mucho temple sobre la mano derecha antes de sacrificarlo de una estocada contraria que le valió su segunda oreja y el derecho a trasponer el umbral de la Puerta de Madrid y, con el paso de los años, del Toreo en mayúscula”. Como curiosidad hay que decir que al día siguiente Victorino Martín compró aquella ganadería a Rufino Calvo.

Ese año El Viti se vistió de luces 60 tardes.

Arrancaba así la carrera de un torero al que Néstor Luján calificó como “un torero completo, poderoso, firme, de un arte serio y reposado, dominador y austero. En sus mejores momentos torea a la verónica tensamente, con las manos bajas… Mata gravemente a los toros, en corto y por derecho. Es el mejor matador desde Manolete y supera a éste en seguridad y le iguala en estilo”., mientras que Fernando Claramunt, en su Historia del Arte del Toreo, escribió sobre el diestro salmantino que “Es el matador que trae la noción y el sentimiento del temple llevado a su más alto grado. Desde Santiago Martín hasta ahora, es preciso templar como él o quedarse atrás muy atrás en la torería. Hubiera sido una gran figura en cualquier otra época del toreo. Con un pablorromero que le quería coger en Madrid, cuenta Santiago Martín que le hizo faena después de haber dominado sus intenciones; no humillaba y terminó por entregarse. Para El Viti fue la faena más importante de su vida. El Viti, con su seriedad proverbial, su buen hacer, honradez, sapiencia y arte es, todo él, un momento estelar en la Historia del Arte del Toreo”.