ANIVERSARIO

170 años de la plaza de toros de Valencia

martes, 3 de agosto de 2021 · 10:46

De bien antiguo se conoce el gusto de Valencia y los valencianos por las corridas de toros y desde el siglo XI se tiene constancia y noticia de festejos organizados en la ciudad del Turia.

En 1612 Ascanio Mancino obtuvo el beneficio real para organizar funciones cuyo beneficio iba destinado al Hospital General, destinatario ya desde entonces de lo que la fiesta de toros rindiese en Valencia.

El escenario de estos festejos eran los palenques instalados en las plazas del Mercado o de Tetuán así como las montadas en la Aduana, actual Palacio de Justicia, el Llano de Zaidia, la del Llano del Real o la situada entre las puertas de San José y de Serranos.

A finales del siglo XVIII la afición era ya tanta que las plazas desmontables no eran suficientes y se hacía preciso construir una fija… y mucho más grande. El impulsor de esa primera plaza fue el intendente Urdaniz, quien en 1798 encargó a los arquitectos Claudio Bailler y Manuel Blasco levantar una plaza fija, mitad mampostería, mitad madera, extramuros de la ciudad, junto a la puerta de Ruzafa. Aquella plaza tenía 74 metros de diámetro y una circunferencia exterior de 334 metros. Pero apenas duró unos años. Su ubicación junto a la muralla de la ciudad la convertía en un peligro para la seguridad de la misma y una facilidad para los combatientes franceses, así que en 1808, en plena ofensiva napoleónica, las autoridades decidieron derribarla. Como los primeros obreros abandonaron la obra de inmediato fue el pueblo quien la tiró al suelo con maromas y animales de tiro.

En 1850 el gobernador civil de Valencia, Melchor Ordóñez, hombre de la máxima confianza del entonces todopoderoso Juan Bravo Murillo, convocó un concurso para la construcción de un coso fijo, situado entre las puertas de Ruzafa y San Vicente, junto a las vías del tren.

 

 

Varios personalidades de la vida pública valenciana se echaron para adelante y avalaron la construcción de este nuevo edificio, levantado en terrenos que adquirió y donó Juan Bautista Romero, Marqués de San Juan, siendo el proyecto encomendado al arquitecto Sebastián Monleón, que se inspiró para su construcción en el Coliseo romano de Flavio. Su estructura la forma un polígono de 48 lados, con 384 arcos al exterior, realizados en ladrillo siguiendo el estilo neomudéjar.

Estaba estructurada a partir de cuatro galerías porticadas de ladrillo visto, de arcos escarzados en su planta baja y de medio punto en las tres galerías superiores, coronadas por una balaustrada de piedra, en una disposición clásica. Se trataba de un inmueble de cuerpo poligonal de cuarenta y ocho lados, de 17,50 m. de altura y 52 metros de diámetro interior, de estructura portante y acabados de ladrillo visto.

En la obra predomina el uso generalizado del ladrillo de esmerada factura y la madera, pero es de destacar la temprana utilización de columnas de hierro fundido que dotan de una funcional transparencia a la zona de los palcos, siendo considerada desde entonces como una de las más bonitas de España. Se invirtieron 2.826.985 reales de vellón con 47 céntimos y en ella había lugar para 16.851 espectadores, sin contar la meseta de toriles y los palcos de las autoridades, resultando una plaza mixta, con tres filas de tendido de obra y el resto de madera.

Este coso, todavía sin estar totalmente acabado, fue inaugurado el 3 de agosto de 1851 con la actuación de José Redondo “El Chiclanero” que se enfrentó a reses del Duque de Osuna, Veragua y Marqués de Casa Gaviria; cartel que se repitió los días cuatro y cinco de ese mismo mes.

Pero la falta de presupuesto y la epidemia de cólera de 1854 aconsejaron rebajar las pretensiones y hacer una plaza con 108 metros de diámetro, de los que 52 eran para el albero, 17 metros de altura y cabida para 14 000 personas. El tamaño finalmente construido fue de 98 metros de diámetro total, aunque actualmente el ruedo tiene un diámetro de 47,5 metros, y disponía de un inmenso patio de caballos, capilla y patio de cuadrillas, enfermería, puerta grande, palco presidencial, corrales y chiqueros.

 

 

Aunque desde 1851 hasta 1856 se dieron una veintena de corridas, casi todas con Cúchares como protagonista, la inauguración oficial se llevó a efecto los días 20, 21 y 22 de junio de 1859, en los que, naturalmente, actuó el espada Francisco Arjona “Cúchares”, lidiando reses de de la Viuda de Zalduendo y de Nazario Carriquiri. El primer toro lidiado ene ste coso se llamaba “Cañamón”, de Zalduendo, colorado y bien armado. Con Cúchares figuraban en el cartel, aunque con letra pequeña, su hermano Manuel Arjona y Antonio Luque. Entre otros picadores figuraba Francisco Calderón, de Alcalá de Guadaíra.

La plaza de Valencia ha sufrido varias modificaciones arquitectónicas a lo largo de su historia. La primera, tras un incendio, en 1946; en 1968 se llevó a cabo la reducción del ruedo y la ampliación de gradas, estrenándose esta obra el 10 de marzo, con la alternativa de Ricardo de Fabra.

En 1995 se ampliaron las barreras y contrabarreras, y en 2011 se sustituyó el anterior graderío de piedra por otro con respaldo, ganándose en confort y en seguridad estructural, si bien a costa de reducir capacidad, quedando el aforo en alrededor de 11.000 localidades.

 

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