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"La Última Lidia"

sábado, 11 de marzo de 2023 · 17:13

Con el inconfundible cielo azul de Málaga…el sonido del mar y gaviotas...repique de las campanas de la catedral, la "Manquita", cómo se la conoce en la ciudad, parece que, de un momento a otro, va a arrancar la banda de Miraflores - Gibraljaire con su "Pan y Toros" para comenzar el paseíllo en la Malagueta... con esos inconfundibles sonidos y colores, que rodean los aledaños de la inconfundible Plaza de la Málaga , comienza el film documental "La Ultima Lidia".

Una película necesaria e imprescindible, sobre todo y si me permiten, en estos tiempos que corren.

El film aborda, de manera excepcional, las dos posturas que se han impuesto como únicas ante la tauromaquia. Pero, no se equivoquen, no lo hace de modo subjetivo, muy al contrario, todo el elenco participante en ella , te hace conocer el por qué de su pensamiento, todos y cada uno de ellos, da sobrados argumentos del porqué de su sentir sobre y hacia la tauromaquia, dejando de este modo, que el espectador saque sus propias conclusiones respecto a la misma.

En la parte taurina, por llamarla de algún modo y, que nos entendamos todos, el protagonista absoluto es el toro, a quien da voz desde su propia experiencia vital, el matador Saúl Jiménez Fortes como "protagonista" , amén de otros muchos intervinientes en el "reparto". Un reparto de lujo, dicho sea de paso.

El diestro, habla como torea, a corazón abierto y desde las mismísimas entrañas (que se diría en mi tierra). Cuenta en primera persona, entre otras muchas cosas que no deben perderse, cómo tuvo que enfrentarse a sus propios demonios y miedos tras las durísimas cornadas sufridas, especialmente la estremecedora tarde de Vitigudino, a la que, pese a su extrema dureza, se refiere como " bueno, pues todos los toreros importantes tienen una gran cogida que para mejor marca su vida... Pues ahí fue un milagro y un milagro hay pero otro ya...” . Ahí, debo destacar, porque me eriza la piel sólo con el tono y la contundencia que emplea Mary Fortes, torero de raza como su hijo y "coprotagonista" del mismo, como sentencia en una demoledora afirmación "ahí vuelvo a ser la madre... ahí yo no sé nada de toros….todos los sentimientos los he dejado en la Plaza, ya no me caben más...ya no quiero ser ni torera ni mi hijo es torero ni nada, ahí se me ha acabado ya la fuerza".

El film desgrana cada uno de los pasos que forman la lidia y sus por qué, desde la misma liturgia que representa enfundarse el traje de luces, en ese silencio que invade la habitación del hotel...al paseíllo....el tercio de varas...TODO, insisto, algo muy necesario porque, en mi humilde opinión y desde mi punto de vista taurino, muchos de los argumentos en contra tienen una clara base de desconocimiento e ignorancia al respecto.

 

 

La presencia, a partes iguales, de la postura antitaurina, hace que el film sea mejor aún (si eso es posible) y lo enriquezca considerablemente. Ellos explican el porqué de su, más que, siempre respetable, postura y manera de pensar. Aunque, dicho esto, no puedo evitar que me llamen poderosamente la atención algunos de sus argumentos o comentarios, en los que no hayo la lógica -supongo que a ellos les ocurrirá lo mismo con la mía-.

Sin embargo, no deja de sorprenderme como, por ejemplo, Rosa Montero, quien de forma tajante afirma que "la tauromaquia ni es arte ni es cultura", narra cómo vivía de pequeña el hecho de que su padre toreara, cómo él  le enseñó el amor a los animales y sin embargo lo ve como algo "obsoleto" y un "tópico que combate cada vez que viaja a extranjero", sin embargo, remata su testimonio con el pesar de no haber logrado ser vegetariana, a pesar de desearlo porque "le encantaría y es una contradicción que le hace sentirse fatal, es una contradicción, pero el ser humano somos así de contradictorios" o el testimonio del veterinario, Agustín González, quien citando "tesis parciales" (bajo su criterio) respecto al dolor del animal en el ruedo, llega a comparar ese dolor con el parto de una mujer...tampoco faltan aquellos que tienen un, tan conocido como manido discurso, tan aprendido como obtuso, sin opción alguna de abrir una mínima rendija en su mente a un aprendizaje que, le pueda corregir de algún posible error o desconocimiento en sus argumentos, cómo es el caso de Aída Gascón o el del reconocido comisario de arte, Rafael Doctor, que "culpa" a Hemingway de la visión globalizada existente sobre la fiesta de los toros...casi casi cuestiona la obra taurina de Goya y hasta "le preocupa que cada vez vengan más fotógrafos famosos extranjeros interesados en los toros, sobretodo franceses…que les encanta nuestra brutalidad, les encanta tener ese vecino salvaje” siendo, más que conocida la gran afición taurina existente en el país galo.

Pero como decía antes, todas, absolutamente todas las posiciones, de uno y otro lado, son respetables a su mayor exponente y cada una de ellas pueden enriquecerse, de algún modo, de la otra, todo ello lo emana y recoge esta maravilla de film.

"La Ultima Lidia" tiene tantos matices... tanta sabiduría. Con una forma excepcional de contraponer ambas posturas y pensamientos, tan opuestos entre sí a priori. De hecho pienso que una de sus claves es, la excelsa postproducción llevada a cabo en ella, en la que los de una postura contestan a los de la otra de una manera casi didáctica, simplemente es un film excepcional, no basta con un visionado para apreciar la cantidad de detalles y matices que contiene. Es una película tan valiente como necesaria, de la que además, personalmente, saco la conclusión de que quizá, sólo quizá, el ritmo que nos impone la sociedad…los poderes instaurados o quien quiera que sea, nos deja ante un "árbol que nos impide ver el bosque"…con ello me refiero a que, “La Última Lidia”, me reafirma en que, todas las posturas y pensamientos son respetables y, precisamente por ello, son formas de vida y sentir capaces de coexistir en la misma sociedad y siempre desde el respeto...

Esta maravilla de film, que cuenta (insisto) con una calidad soberbia en cuanto a realización, sonido y producción bajo la batuta de su genial director, Tomás Ocaña, es para ver en bucle infinito, pues cada vez que la ves, recoges otro matiz que se había escapado, cómo dije antes, un film tan valiente como necesario y digno de atesorar en toda videoteca que se precie.

Se estrena el próximo 14 de Marzo, el Museo Picasso de Málaga, dentro de la recién inaugurada vigésimo sexta edición del Festival de cine de Málaga y lo hace con el cartel de "No hay billetes". Pero, por favor y casi lo ruego, si tienen la mínima ocasión de verla: NO SE LA PIERDAN, véanla limpiando su mente de prejuicios, libres de toda idea o creencia preconcebida y sean eso:

LIBRES, déjense llevar por ella, luego, cuando finalice, pues ya tendrán tiempo de sacar sus propias conclusiones, es la única manera de disfrutarla y apreciarla en todo su esplendor.