El temple de Triana

Ha sido uno de los últimos toreros que ha tenido el temple como principal seña de identidad, además de otras muchas virtudes y cualidades que le llevaron a ser considerado como figura de su tiempo.

Es Emilio Muñoz Vázquez, nacido el 23 de mayo de 1962, festividad de san Desiderio de Langrés. Hijo del que fuera novillero y mas tarde apoderado y empresario Leonardo Muñoz “El Nazareno, desde bien pequeño comenzó a torear, convirtiéndose en niño prodigio que maravillaba a quien le veía manejarse ante vacas y becerros.

Vistió su primer traje de luces, regalo de Paco Camino, en Camas cuando sólo contaba 12 años de edad. Debutó con picadores en la
plaza francesa de Arlés, el 19 de septiembre de 1976, lidiando como único espada novillos de Álvaro Domecq de los que cortó cuatro
orejas. La alternativa llegó en Valencia, el 11 de marzo de 1979, con tan solo 16 años, convirtiéndose en uno de los toreros más jóvenes en doctorarse en la historia de la tauromaquia. Pero no fue sólo una anécdota; a lo largo de su carrera, que llegó hasta el año 2000, logró la consideración y respeto de todos, cuajando una carrera brillante y admirable con multitud de triunfos en las principales plazas del orbe taurino.