PANTALLAZOS

Qué hay de nuevo viejo

martes, 23 de mayo de 2023 · 22:46

12ª de San Isidro. Es la pregunta cuando vienen los novilleros punteros a San Isidro. ¿De nuevo para la fiesta, que no sea más de lo mismo?: Un torero. Ante los tresañeros domecq de Montealto. Bien presentados con su media tonelada promedio, pero sosos y flojos. El ganadero Agustín Montes autocriticó al final: “No me gustó…, si no mejoramos estamos jodidos”.

Pues frente a ese cuestionario pitonudo. Destacó por lejos el veinteañero torrijano Jorge Molina con su vocación de toreo puro por bandera. A plomada, quieto, atalonado, trapo delantero, de arriba pa bajo, pasando todo el toro en la barriga de la muleta por la suya propia, muy embrocado, unciendo con mando, dibujando limpio, girando a compás, quedando siempre en suerte y ligando, ligando, ligando…, que para eso se requiere todo lo anterior y cojones. Torear con el cuerpo. La esencia del belmontismo. Con eso lleno sus dos lidias de verdad, emoción y estética. Matizando con algún alarde arrojado como los sorpresivos cambios por la espalda que ya por el frente eran de mucho peso.

Toreo serio, no de cara, que también, sino de pies, de brazos, de cintura de cuerpo. Impertérrito en los quites, gaoneras en uno, chicuelinas en otro y más chicuelinas al cuarto. Al segundo que blandeó y se dio una vuelta canela quebrantadora, lo condujo en series largas a diestra y siniestra poniendo la pasión que el utrero no traía. Derecho, dejó una espada delantera, contraria y escuchando un aviso.

Pero donde firmó una lidia de más altos vuelos fue con el quinto. Un manso, huido, que convirtió el catedralicio ruedo en un herradero de pueblo, atacando al caballo de la querencia y al de contraquerencia, desarmando peones correteando la arena como pollo sin cabeza, y llevando por la calle de la amargura a los banderilleros. Además, llovía a chuzo. Todos allá y acá dábamos la cosa por finita. Menos uno.

Molina. Que, sin un gesto, tomo la muleta, fue por él fugitivo y con fe carbonero le capturó con tres derechas, uno por la espalda, otros dos en redondo, un cambio, una trinchera uno de pecho y un desdén. Pum, la ovación más grande. Toreo para Dummies: El toreo es eso lidiar, poderle a lo imposible, y no hacer mohines al que no se deja manosear para buscar de inmediato el acero y la cuchillada trapera.

No señor, “Soñador” quería irse de parranda, pero solo encontraba muleta y alamares frente a sí. Cinco manoletinas serias, como todo lo suyo, pusieron la empapada concurrencia en modo peludo. De frente y arriba pincho dos veces, la segunda saliendo cogido, antes de la estocada en sitio, dos descabellos y una ovación en el tercio. Una de las profundas faenas de la feria. Pero hay que matar, claro.