PANTALLAZOS

Capote, palos y una estocada

sábado, 27 de mayo de 2023 · 23:14

16ª de San Isidro. Fueron ocho. Siete de El Pilar, incluido segundo bis, devuelto caprichosamente, y tercero tris de Mayalde. Cinqueños, astifinos y con mucha romana. Pero sin fuerza ni raza suficiente para suplirla. “La peor que he sacado aquí”, dijo el ganadero al final.

Pero pasaron cosas, importantes. Corrida de toros, y lo eran, la mansedumbre es una condición, la debilidad un defecto, hay que contar y lidiar con ellas. Los aficionados que han aprobado primaria lo saben. Vamos por partes, otra vez la intemperancia del primer público del mundo, que termino sembrando de almohadillas el ruedo antes de abandonarlo los espadas.

Después y en orden de importancia, los quites a los dos primeros toros. Al muy bueno que abrió plaza, y que se le fue enterito a Urdiales, quien solo le paró los pies, en esa tres verónicas y media de belleza conmovedora. Contestadas con otras tantas, pero no superadas por Aguado en el mismo palo. Tampoco alcanzó la ya inquieta réplica del riojano las alturas estéticas de sus anteriores, aunque fueron decorosas.

Sin embargo, lo que siguió fue francamente lamentable, la depreciación de un gran toro, pleno en sus 600 kilos que había sido recibido con ovación. Se cayó dos veces cierto, pero iba noble a la muleta desligada que se le negaba y se le negaba. Sin que nadie llamara al orden. Una estocada recursiva, contraria y delantera lo tiró al muy merecidamente ovacionado arrastre. Homenaje incongruente con el saludo minoritariamente protestado de su victimario.

Otra vez los quites tomaron el protagonismo con el siguiente. De nuevo Aguado rima cuatro verónicas y media de una lentitud, temple y espíritu inverosímiles. Quizá lo mejor de capa en lo que va de feria, descontando (si es que se puede) que el toro se fuera de bruces al final. Y De Manuel mete baza, (¡qué atrevido!), con tres más que no hubiesen trascendido de no ser por el salero del despacioso remate con larga. El madrileño, echo además en el haber de la tarde su valor, siendo cogido peligrosamente de rodillas, tumbado de pie y contundido durísimo en su mano izquierda. Dio la estocada de la tarde al tercero y según Victorino Martín la de la feria. Quién sabe. Las hay muy buenas.

Juan Carlos Rey y Francisco Javier Sánchez Araujo, oficiaron un tercio de banderillas postinero. Qué ovación saludaron montera en mano. Lo demás, fue mansedumbre, flojera, defensa de parte y parte, destoreo, sosería, impaciencia, tatatá, pitos, aplausos gratuitos, fierrazos de mala muerte y ganas de irse. Hoy no hizo viento, no llovió, el piso estaba seco, disculparse con el toro tampoco vale. Todo toro tiene su lidia.