EL OTRO SAN ISIDRO

Pues no hemos cambiado tanto

miércoles, 31 de mayo de 2023 · 23:36

Diecinueve…diecinueve tardes han sido necesarias este año, para, de algún modo, lograr “aunar” torero, ganado y afición, pudiendo disfrutar de una corrida que, quizá, es la mejor hasta el momento, del presente ciclo isidril ¡que manda bemoles (por no usar otro término) la cosa! ¡diecinueve!, pero bueno, bienvenida sea, porque demuestra, entre otras cosas, que sí oigan, que sí había toros para Madrid en el campo.

Pero, mi eterno “pero” no es otro que, de nuevo, sale a relucir ese gen tan intrínseco en el ADN del aficionado taurino, denominado “división de opiniones” o simplemente “ni yo sé lo que quiero”, “que sí la puerta grande no lo hubiera sido porque la primera oreja” o “que mal ha gestionado la policía la salida por la puerta grande oye, que han puesto un cordón que ha privado a Adrián de disfrutar ese momento”. Aquí ya paro porque, sinceramente, es que cortocircuito directamente: si no paramos de quejarnos del mal comportamiento del personal en las puertas grandes, que la gente se tira a salvajada al diestro de turno como si no hubiera un mañana, a destrozarle el vestido en modo “salto de la reja de la blanca Paloma”, ¿en qué quedamos? Bueno, de los aficionados de sofá, que opinan como si su palabra, fuera ley escrita en piedra, ni hablo, ya para eso está inventado Twitter, donde parece que cuanto más desagradable, borde y exigente seas, agazapado, eso sí, tras tu pantallita, mejor aficionado eres y, si además, consigues dar un zasca (con o sin razón) a un torero ¡buah! ahí te proclaman ipso facto en rey, no sé exactamente de qué reino, pero palmeros no te faltarán, y ay del que esté a la contra o, peor aún, se le ocurra opinar, ahí lo más lindo es llamarte “eres un baja tú”.

Sinceramente no me da la vida para entrar en esas cuitas, básicamente: no me apetece. Prefiero seguir recordando o incluso añorando tiempos pasados, ¿ qué también había división de opiniones? POR SUPUESTO, pero ¿qué también se discutía con otra clase y educación? TAMBIÉN, y se hacía de tú a tú, cara a cara in situ en el café de la época y no condicionados por los comentarios del “Dios de turno”, hasta esas discusiones tenían un sabor añejo que se ha perdido, o está en vías de extinción. Cómo decía, prefiero recordar, total, si tanto no habremos cambiado cuando hasta el propio Manolete ya dijo aquello de “¿Madrid? si Madrid sólo me quiere cuando salgo por la enfermería” y no, ahora que lo miro así, no parece que hayamos cambiado tanto.

Hoy no es efemérides en Las Ventas del genio cordobés, pero va mi recuerdo para él, el de lánguida mirada y toreo excepcional que revolucionó las taquillas de la época y al que, seguramente, más pronto que tarde, le dedique el tiempo que su figura merece: Manuel Rodríguez “Manolete”.