Antoñete se fue...

Una bronconeumonía, que se complicó por el enfisema que hacía años padecía, provocó la muerte, el 22 de octubre de 2011, de Antonio Chenel “Antoñete”, un diestro de larga y guadianesca trayectoria que alcanzó momentos de gloria y gran reconocimiento pero también otros en los que su cotización fue muy a la baja.

Nacido en 1932, muy cerca de Las Ventas, en cuyas instalaciones pasó su infancia y conoció a toreros que marcarían su estilo y personalidad. Tomó la alternativa en Castellón, el 8 de marzo de 1953, de manos de Julio Aparicio y la confirmó el 13 de mayo del mismo año, con Rafael Ortega de padrino.

Su primera época vino marcada por la legendaria faena al toro blanco de Osborne en el San Isidro de 1966 y que le consagró. Pero años después declinó su estrella y no fue hasta su reaparición en 1981 cuando vivió sus mejores años como matador, logrando el reconocimento total y absoluto de todos, teniendo como principal hito de esta etapa la faena que le realizó al toro “Cantinero”, de Garzón, el 7 de junio de 1985 en Las Ventas. En julio de 2001, después de sufrir una crisis cardiorrespiratoria durante una corrida de toros celebrada en Burgos, decidió poner fin a su carrera como torero, si bien se mantuvo ligado al mundo de los toros como comentarista de radio y televisión.