El Estudiante y Civilón

El 18 de junio de 1936 se dio en Barcelona una corrida que pasaría a los anales de la tauromaquia y marcaría un hito en la historia de la ganadería brava. Especialmente en la de la vacada salmantina de Juan Cobaleda, cuyas reses se lidiaron aquel día.

Y entre aquellos toros que se llevaron a la ciudad condal estaba “Civilón”, que en principio iba a ser lidiado como novillo en Valencia, pero debido a una pelea en el campo, tuvo que ser curado de sus heridas y posponer su lidia para más adelante.

En aquella corrida correspondió su lidia a Luis Gómez “El Estudiante”, que hizo el paseíllo acompañado por Manuel Jiménez “Chicuelo” y Rafael Ponce “Rafaelillo”. “Civilón” llegaba precedido de su fama de animal dócil y pastueño, que se dejaba acariciar e incluso montar por niños, así que en cuanto se hizo presente en la arena la gente, que llenaba la plaza y portaba pancartas a favor del toro, comenzó a pedir su indulto y, a la vista de aquella tremenda petición, el presidente, de acuerdo con El Estudiante, que se avino a matar un sobrero, concedió el indulto.

El toro quedó en lo corrales de la plaza, hasta que unas semanas más tarde, tras el estallido de la guerra civil, unos milicianos se lo comieron.