Se bastó solo

De Rafael González “Machaquito” dijo Néstor Luján: “Representa el valor desmedido, aunque lúcido, dentro de unos cánones de valentía sobrehumana, pero siempre dentro de unos cánones”. Y es que el luego tenido como III Califa cordobés, fue un diestro arrojado y siempre entregado.

Tomó la alternativa en Madrid, de manos de Emilio Torres “Bombita”, el 16 de septiembre de 1900, que le cedió la muerte del toro “Costillares”, de Veragua. Durante más de diez años se mantuvo en la primera fila del toreo, considerado en todo momento como figura indiscutible. y, según contaba él mismo, a lo largo de su carrera toreó setecientas cincuenta corridas en las que estoqueó 2.155 toros, de los cuales rodaron sin puntilla, fulminados por la primera estocada, 1.042.

Y de esa enorme cantidad, seis lo fueron en la corrida celebrada en la plaza de toros de Gijón el 6 de agosto de 1911. Seis toros de Saltillo a los que se enfrentó como único espada, acabando con ellos con seis estoconazos, logrando un gran y clamoroso triunfo. Dos años más tarde toreó su última corrida, el 16 de octubre de 1913, en Madrid, alternando con Rafael El Gallo y Juan Belmonte, que tomaba la alternativa. Comenzaba una nueva época.