CALI - 6ª DE FERIA

David desoreja, Paco indulta

La corrida concurso de ganaderías que cerró la feria, fue dominada por un bravo pero claudicante Guachicono desorejado por Luis David y un pastueño a límite de la casta, indultado por Paco Perlaza. Se picó poco
miércoles, 1 de enero de 2020 · 09:35

¨Chocolatero¨, el Guachicono, era un dibujo. Cinqueño, 480 kilos, castaño capirote, astifino, veleto, muy enrazado y franco, pero con menos poder del que sus muchas virtudes requerían. Codicioso y galopante atacó las tres verónicas, tres chicuelinas y la media del alegre saludo mexicano. Luego se agarró con encono en el certero monopuyazo de Cayetano Romero que se fue entre palmas. Tomó alegre los faroles y caleserinas del quite. Lució en banderillas persiguiendo, y tras el primer brindis a Manolo Molés (que recibió dos), galopó a las primeras cuatro tandas con bravura. Luego abrió la boca, sacó la lengua, se fatigo, se echó cuan largo era y hubo que pararlo de rabo y pitones. La lidia que se hizo pausada, medioalta y enfermeril recuperó el aliento suficiente para engarzar muletazos lentos en redondo y en círculos completos. Hasta cuatro dosantinas, la última genuflexa. Otras tantas manoletinas y una estocada fulminante que rodó al bravo desató la petición complacida de doble trofeo y la inopinada vuelta para los restos.

Cerró el concurso y la feria Luis David con el Fuentelapeña. Colorado, capacho, intermitente y soso, que forzó una porfía inútil, empeorada por tres pinchazos y un aviso antes de acostarse mondo y lirondo.

El Salento, “Manchado” saltó quinto. Negro, acucharado, cuatreño, Nº 146. Recibió de Rafael Torres la revara más larga de la tarde, un quite por chiculeinas y un par sorprendente al quiebro, en los medios, del banderillero Carlos Garrido. Paco Perlaza lo brinda a sus tres pequeños hijos, se postra de rodillas y liga seis derechas en redondo las tres últimas de circulo completo ininterrumpido, rematadas ya de pie con el de pecho. La docilidad supina del toro se unció a la muleta de allí en adelante a diestra y siniestra. Nuevamente hincado lo circula y de pie la noria infinita, de la cual un par de veces salió carialto dando la grupa. Nada, la escasa concurrencia y la banda enardecidas tronaban como si la plaza estuviese llena. En ese tono la faena corrió larga y variada hasta que se generalizó la petición de indulto. Esperó el palco más razones y como no las halló, cedió el pañuelo amarillo y el toro se fue solito a toriles tan amable como había llegado. Las dos orejas al caleño, la vuelta clamorosa con los niños y de remate, también con los ganaderos. La plaza era una fiesta.

“Harapo” el colorado, blando y defensivo Paispamba abrió la tarde, y se pegó dos vueltas de campana tremendas que le afectaron. Paco había estado a gran altura, mostrando el carnet de sus veinte años de alternativa. Sesudo, atinado, pero también emotivo. Hubiese tocado pelo a no ser por los dos en hueso, la estocada corta inocua, el aviso y el descabello. 

Román, que debutaba como matador de toros en este ruedo se las vio primero. Con el malgeniado de Orbes que le cogió feo, y le hizo tragar y sudar la gota gorda sin esperanza. Le pinchó dos veces y le descabelló sin estoquear. El quinto fue el de Ernesto González, cárdeno, bello y caribello. Una pintura santacolomeña en hechuras, mas en juego un muestrario de las dificultades proverbiales de la casta. El valenciano le apostó con riesgo hasta embarcarlo en una tanda que parecía imposible y cuando pensamos que iba a más fue a menos. Cinco pinchazos, un aviso y una echada sin intervención humana.   

En la corridas concursos de ganaderías, la suerte de varas es la protagonista y fiel de la balanza. En esta no llegó ni a comparsa. Simplemente no se picó a ley. No se llevaron los toros al caballo más de una vez y ni siquiera se molestaron en trazar las líneas propias de tales justas. Pero la tarde fue muy festiva, lástima que poco concurrida.

 

Ficha del festejo:

Cali. Diciembre 31 2019. Plaza de Cañaveralejo. Festival, 6ª de feria. Concurso de ganaderías. Sol y nubes. 2.000 personas. Toros de  de  Paispamba, blando y defensivo aplaudido. Orbes, encastado con genio. Guachicono, cinqueño con lámina, bravo, pero blando. Salento, pastueño.  Ernesto González, encastado e incierto.  Fuentelapeña, capacho y soso.  

Paco Perlaza, silencio tras aviso y dos orejas simbólicas.

Román, saludo y silencio.

Luis David Adame, dos orejas y silencio.

Incidencias: Al final de la corrida salieron a hombros por la Puerta Señor de los Cristales Luis David y Paco Perlaza.

 

Fotos: Camilo Díaz

 

 

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1
55%
Satisfacción
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Esperanza
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Bronca
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Tristeza
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Incertidumbre
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Indiferencia