CUTERVO
Serna y Moral pelean ante una corrida deslucida de Navarrete y del Álamo corta un apéndice
Con una plaza llena de ilusión tras la inolvidable corrida del año pasado —donde se vivió un indulto histórico—, Cutervo esperaba con expectación la cita del jueves 27 de junio. El cartel no desmerecía: toros de Navarrete para tres toreros con oficio y ganas. Pero la tarde no alcanzó las alturas soñadas, marcada por el deslucido juego de los astados y el fallo con la espada, que impidió que los momentos buenos cristalizaran en trofeos.
Emilio Serna abrió plaza con un toro complicado desde el inicio. El de Navarrete nunca se entregó del todo y no se centró hasta recibir castigo en varas. Serna, con gran disposición y torería, supo tirar de técnica y valor para entender al animal, sacando muletazos de mérito en una labor muy por encima de su oponente. La espada, sin embargo, fue su cruz, y todo quedó en un silencio que no reflejó del todo su esfuerzo. Emilio supo cuidar al toro, aunque la afición pedía cambio de res.
En su segundo, Serna salió a por todas desde la porta gayola con una larga cambiada que encendió los tendidos. Siguió con verónicas de buen gusto, pero el toro volvió a estar falto de entrega, despistado y sin ritmo. Pese a la voluntad del torero, no hubo forma de redondear la faena.
Emilio Serna, que continúa siendo un torero muy querido en Perú, dejó una vez más constancia de su entrega y profesionalidad. En Cutervo supo lidiar con uno de los toros más complejos de la tarde, y aunque la espada le privó del triunfo, la afición cutervina valoró con justicia su esfuerzo, su torería y su disposición. Serna seguirá con su temporada y lo veremos próximamente en Teruel, España, donde volverá a vestirse de luces con la misma ilusión y compromiso que lo caracterizan.
Pepe Moral dejó lo mejor de su tarde con el capote, recibiendo a su primero con verónicas templadas y de cadencia. El toro, de más clase que el anterior, permitió momentos de ligazón por ambos pitones. Pepe cuajó buenas tandas con la muleta, pero el animal se vino abajo pronto. Otra vez la espada se interpuso, y el triunfo se esfumó entre los aceros.
En su segundo, un toro sin raza ni fondo, Pepe Moral poco pudo hacer. Aun así, dejó detalles de buen gusto y voluntad, pero la faena nunca tomó vuelo.
Juan del Álamo firmó lo más destacado de la tarde. Ya de salida brilló con el capote, toreando a la verónica con mucho empaque y cadencia. Con la muleta, disfrutó y transmitió, sacando partido a un toro con ciertas opciones por ambos pitones. La faena, compacta y con momentos templados, fue rubricada con una gran estocada. El presidente le concedió una oreja justa a una faena de dos.
Su segundo fue un toro áspero y sin un pase, una auténtica alimaña. Del Álamo intentó, insistió y buscó opciones, pero el toro no dio lugar a lucimiento. Con oficio, decidió abreviar con criterio.
FICHA:
Emilio Serna: silencio / silencio
Pepe Moral: silencio / silencio
Juan del Álamo: oreja / silencio