Opinion.- La Fiesta de los Toros

El torero: un deportista de alto rendimiento

martes, 10 de enero de 2012 · 00:00

Que el toreo es un arte, a nadie la cabe alguna duda, ergo los toreros son artistas; sin embargo, la construcción de estética contando como materia prima a un toro, exige y reclama una serie de capacidades técnicas, psicológicas y físicas que deben ser cuidadosamente desarrolladas.
El bagaje técnico indispensable para el ejercicio de la profesión de torero se lo consigue a través de años de aprendizaje práctico, es decir toreando; el soporte psicológico está contenido en la inmensa vocación y valor que caracterizan a los profesionales del toreo; y, finalmente, la condición física es un elemento indispensable para soportar los rigores de una actividad extrema, equivalente a los deportistas de alto rendimiento.
Ser torero entonces implica una preparación rigurosa con diarias jornadas de entrenamiento para lograr flexibilidad, ligereza, concentración y resistencia, cualidades de sustantiva importancia a la hora de valorar los parámetros de exigencia física y puesta a punto de un matador de toros.
El torero moderno descrito para los fines del presente análisis como un artista atleta debe privilegiar su el aspecto gimnástico, de acuerdo a lo que precisan los especialistas. “Su entrenamiento debe estar orientado primordialmente a mejorar su capacidad aeróbica, complementado con la mejoría de su capacidad anaeróbica, ejercicios de alta duración y corto tiempo favoreciendo su recuperación combinado con el entrenamiento en la coordinación neuromuscular” comenta el doctor Oscar Vizuete conocido deportólogo.
Está claro que el torero está sometido a grandes niveles de demanda física ya que la lidia implica un importante desgaste además del estrés que provoca el miedo y la ansiedad implícitos en esta profesión, por lo que los beneficios del entrenamiento físico van desde sentirse más seguro, la disminución de la ansiedad, y las reacciones más rápidas ante los imprevistos del cambiante comportamiento del toro.
El doctor Fernando Cevallos Mosquera experto en la preparación de atletas afirma que “el torero por su actividad profesional, debe tener condiciones físico atléticas importantes, la preparación física debe ser encaminada y dirigida por profesionales en varias ramas”.


La profesión de matador de toros en la actualidad implica una suerte de infalibilidad a la hora de actuar, un error técnico o la falta de fondo físico supondrá encontrarse a merced del toro con graves riesgos de sufrir importantes lesiones; así las cosas los espadas se someten a implacables y largas rutinas de preparación.
El matador de toros Diego Rivas inicia sus prácticas a las seis de la mañana con estiramientos musculares, seguidos por treinta minutos de trote y de un ciclo de ejercicios y movimientos que imitan a aquellos que haría si estuviese delante de un toro, finaliza con ejercicios de estiramiento y relajación muscular que, además de evitar posibles lesiones y dolores le permiten –detalla- repetir la misma rutina al día siguiente en óptimas condiciones.
Rivas está convencido que “ser matador de toros representa tener un excelente estado físico en todo momento, tanto por las exigencias que significa estar delante de un animal con el peso y la fuerza de un toro, como por un tema de responsabilidad personal y con el público”.
A la hora de entrenarse su colega Álvaro Samper no se tiene compasión y su fórmula está diseñada en ciclos semanales, trota hasta 20 kilómetros, nada 1.500 metros, hace bicicleta, además de los indispensables ejercicios abdominales y de estiramiento, Samper considera que su profesión debe ser enfocada como la actividad humana de mayores complejidades y exigencias.
Con igual disciplina se mueve Martín Campuzano explicando que “comienza los días con calentamiento y estiramiento de todos los músculos, seguidos de 50 minutos de trote recorriendo hasta 10 kilómetros, más adelante trabajo diferentes zonas musculares con varios tipos de ejercicios, pueden ser de fuerza, resistencia, fondo, elasticidad y velocidad” es que según Campuzano “mientras más fuerte estoy, más seguridad tengo para estar delante de la cara del toro”.

El torero moderno debe ser considerado como un deportista de alto rendimiento que más allá del componente atlético requiere miles de horas de toreo de salón que no es otra cosa que repetir los movimientos propios de los lances de capote y los pases de muleta hasta lograr una adecuada expresión corporal y mecanización, labor que debe complementarse con el toreo práctico y real frente a reses de lidia.

Lo cierto es que el torero de inicios del tercer milenio debe también ser considerado como un atleta de alto rendimiento.

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