OPINIÓN.- PACO DELGADO

La fiesta nacional

jueves, 12 de enero de 2017 · 00:00

Es la de los toros, desde luego, una de las celebraciones más antiguas y reconocibles de cuantas existen en España, pues ya en el año 1100 estaba extendida y conocida como peculiar de los españoles, y así lo confirma el licenciado Francisco de Cepeda en su Resumida Historia de España, donde dice, refiriéndose a esta época: "Se halla en memorias antiguas que se corrieron toros este año en fiestas públicas, espectáculo sólo de España...", convirtiéndose en imprescindible para realzar y festejar cualquier acto solemne o festividad, generalmente referidas a la realeza o nobleza, siendo tenida como la primera corrida de toros documentada la celebrada en 1124, en la localidad palentina de Saldaña, con motivo de la boda de Alfonso VII de Castilla con Doña Berenguela la Chica, hija del conde de Barcelona. Hay otras muchas, muchas ocasiones en que los reyes españoles y grandes señores celebraban corridas de toros para conmemorar acontecimientos importantes y poco a poco el espectáculo de la corrida se fue extendiendo por todo el territorio español hasta llegar a ser considerada como la Fiesta Nacional.

Y con esta denominación ha llegado a nuestros días, si bien no son pocos quienes ven en la misma un tono peyorativo cuando no despectivo y, desde luego, políticamente incorrecto. No son buenos tiempos - éstos en los que se confunde gimnasia con magnesia y el culo con las témporas- para términos como "nacional" y no son pocos los autores que ven en el mismo un residuo franquista, nada menos. Pero lo que está claro es que cada vez que había ocasión para ello se daban toros, siendo ello motivo de fiesta y que, dado su origen, español, no podía ser sino nacional.

El historiador José Aledón, no obstante, ofrece una acepción de "fiesta nacional" prácticamente pasada por alto por todos: desde la instauración de la monarquía constitucional en la persona de Isabel II, todo pertenece a la Nación, incluso la Corona, justo lo opuesto a lo que sucedía en el Antiguo Régimen. En ese contexto, el toreo pasó pues de ser un privilegio real o aristocrático a "función nacional", esto es, propiedad del pueblo, de la Nación, en resumidas cuentas. Como puede observarse, esta explicación matiza decisivamente la denominación más frecuente que se da a Fiesta Nacional. Esta acepción parte de un documento del que fuera alcalde constitucional de Valencia José Campo, en un informe al Ministerio de la Gobernación fechado el 12 de octubre de 1846 y que se conserva en el Archivo de la Diputación Provincial de Valencia (Expedientes Generales sobre Policía Urbana. A-7-a C-6, leg. 5).

De acuerdo con este punto de vista del carácter nacional de la Fiesta, es digno de tener en cuenta que el término se utiliza en sentido geográfico y, si se quiere, social, siendo de capital importancia señalar que desde la instauración del liberalismo en España, se nacionaliza y democratiza hechos e instituciones hasta entonces pertenecientes a la aristocracia o directamente a la realeza, para disgusto de aquellos que, malévolamente, asocian toreo y Antiguo Régimen y hasta, con evidente ignorancia o mala fe, con el franquismo, con lo que se demuestra que, a diferencia del toreo caballeresco, el toreo a pie, la actual corrida de toros, tiene un origen netamente democrático y popular por ser precisamente nacional, hasta el punto de que, como señala Aledón, coinciden plenamente en el tiempo la Tauromaquia Completa de Paquiro, de 1836, en la que se sientan las bases del toreo moderno, y la Constitución Española de 1837.

O sea, que la fiesta de los toros es creación del pueblo, cuya expresión política es la Nación, y para el pueblo. La Fiesta Nacional.

Comentarios