Ponce:"El público espera ver esa faena que sueño cada tarde"

Enrique Ponce no sólo es un ejemplo de magisterio sino una demostración de que la tauromaquia es cuestión de evolución. ¿Está de acuerdo?

Debo estarlo porque mi tauromaquia se encuentra muy viva y en constante evolución, se encuentra cada vez más depurada porque el toreo evoluciona y hay que adaptarse. Uno de mis objetivos año tras año es ser capaz de ir adaptándome a los toros, crecer desde el plano artístico y nunca estancarme.

¿Qué diferencias se encuentra usted mismo entre el toreo que expresa ahora mismo o el que expresaba hace unos años?

Con el capote he evolucionado mucho, toreo mucho mejor y con mejor expresión. Con la muleta puede ver faenas mías de hace siete u ocho años y salvo matices como el poso que da el tiempo, que es algo que no se puede ensayar ni aprender, sino que te lo dan los años, la estructura de las faenas son muy similares. Pero con el capote ahora cuajo muchos toros y aporto un sentimiento al lance que hace años no lo hacía. Y no lo hacía porque desde novillero me costaba mucho el capote porque como era bajito y tenía poco brazo, salvo que los novillos se abrieran, me resultaba difícil expresarme. Con el tiempo, he descubierto más el capote y ahora los engancho muy por delante a los toros y los traigo muy mecidos en los vuelos. Me ha costado porque lo que de verdad siento, con capote y muleta, es traer toreado al animal en lugar de desplazarlo hacia afuera. Esa ha sido una de mis mayores evoluciones, ser capaz de torear con el mismo sentido artístico con el capote y con la muleta.

De Enrique Ponce siempre se ponderó su poder frente a los toros, sin embargo el reconocimiento artístico le costó más tenerlo y sin embargo ahora mismo es lo que más se valora de usted.

A mí siempre se me ha valorado y reconocido mi capacidad frente a toros complicados, frente a ese tipo de toros que no ponen las cosas fáciles y frente a los que siempre di una medida. Ahí están los resultados. Sin embargo, ahora, cada vez que un toro se presta, estoy siendo capaz de emocionar al público mediante la creación artística. Antes emocionaba más por el dominio y por el poder, que eso siempre ha estado ahí, y ahora más por la belleza y por la expresión.  Con el toro malo siempre creo que he marcado diferencias en cuanto a dominio, aunque mi concepto siempre fue el de torear clásico y despacio cada vez que me lo permitían los toros. Lo que me ha gustado es torear con sentimiento y con el alma, pero sin embargo, la magnitud de mi tauromaquia la marcaba más con los toros complicados.

Llega a Soria en plena madurez, siendo una figura tan consagrada como esperada por los aficionados. ¿Dónde encuentra Ponce la inspiración para superarse a sí mismo y continuar sorprendiendo artísticamente como lo hace?

Es verdad que cuando uno se vacía deja mucho de sí mismo en esa faena, sobre todo cuando se crea con sentimiento y sensibilidad. No es fácil volver a alimentarse por dentro pero se consigue a base de ilusión y de sueños por cumplir. Y a mí me quedan muchos, por delante. Me siento muy querido, muy esperado. El público espera esa inspiración y esa faena que sueño cada vez que me visto de torero, todo eso representa una ilusión constante.