FERNANDO CUADRI

“De no haber sido ganadero, no hubiese sido taurino”

viernes, 23 de octubre de 2020 · 13:12

Media hora de conversación con este gran ganadero hace que tu punto de vista no se parezca a la idea que llevabas previa al diálogo. Si por algo se ha caracterizado Fernando Cuadri, más allá de sus logros como pecuario, es por ir con la verdad por delante. Sabe que, para comprender la tauromaquia, es necesario comprender al animal. Una tarea no precisamente sencilla, pero que intenta facilitar mostrando hasta donde él pueda. Animalista de verdad, donde la ganadería hizo incrementar su amor por el mundo animal. Eslabón de una cadena generacional que ha sabido continuar con la idiosincrasia que dejara en su día D. Celestino Cuadri. Sin duda, Fernando Cuadri es uno de esos ganaderos que escasean, pero que, a su vez, tanto necesita la tauromaquia.

Nos recibe en su despacho y se prepara para deleitarnos con una conversación que da para pensar.

Don Fernando, 2020: annus horribilis para la tauromaquia.

El Covid-19 nos ha afectado mucho a todos los campos del sector taurino. Si hablamos de ganaderías, en concreto, tenemos dos factores. Por un lado, están los ganaderos que viven exclusivamente del toro y para ellos esto se les ha hecho muy cuesta arriba. Después están los ganaderos que, como nosotros, ofertamos más recursos. En nuestro caso, la agricultura nos ha aportado los sustentos necesarios para mantener la ganadería. Pero esta pandemia nos ha dado un puyazo muy gordo.

2020 es, prácticamente, agua pasada. Si en el 2021 no cambian las cosas, ¿están preparados?

No. Quiero decir, el campo no entiende de pandemias. Si la temporada que viene se normaliza, estupendo. Pero, tal y como pintan las cosas, dudo que esto se resuelva y se va a rizar el rizo. Para comenzar, este año tenemos en el campo dos camadas: la del año pasado y la de esta temporada. A esto le sumamos los astados que presentan algún defecto o que están pasados de años, que tampoco se han podido mandar a la zona de Levante para correr las calles. Al final te encuentras con un exceso de animales que, si la cosa no cambia, acabarán en el matadero.

¿Cuántas corridas tenía preparada para esta temporada?

Normalmente, nos movemos entre las 4-5 corridas todos los años. Esta temporada, teníamos cuatro corridas y una novillada. Sin embargo, que se acumulen animales no quiere decir que para el año que viene preparemos el doble de corridas. Se seguirá en la misma línea. Eso sí, con más animales, pero en el mismo número que no estamos moviendo.

¿Cuántos ‘Cuadri’ se han echado a perder?

No hemos mandado ningún toro al matadero. Como le he dicho, gracias al tema agrícola hemos podido mantener a los animales. Pero claro, si la situación continúa en la misma línea, no nos quedará más remedio que mandar toros al matadero, no por el tema económico sino porque, físicamente, no tenemos sitio en la finca para tantos animales.

Tomás Prieto de la Cal dijo que, antes de matar a sus toros, los soltaba por la Castellana. ¿Qué haría usted?

(Risas) Nosotros, matadero.

¿Ha querido el Gobierno escribir el preámbulo de una España sin toros?

Personalmente, creo que el Gobierno estaría encantado si desaparece la fiesta de los toros. No están aportando absolutamente nada. No lo han prohibido aún, pero aplican la técnica de la asfixia. Van acortando, apretando poco a poco hasta que no podamos más. No hay subvenciones, no se preocupan por la situación. 

 

 

¿Ha llegado el momento en el que la tauromaquia se tenga que replantear dar un giro?

Por supuesto. Principalmente, porque el año que viene no va a normalizarse al 100% la situación. Madrid no va a dar cerca de 40 corridas con los tendidos llenos. Tenemos que tener en cuenta, sin engañarnos, que el coronavirus ha tocado de lleno el bolsillo del aficionado, y los toros, precisamente, no son una actividad barata. Por tanto, el principal recorte, tendrá lugar en los toreros. Los ganaderos estamos acostumbrados a los palos y no nos quedará más remedio, porque si no la salida será el matadero y, si criar un toro cuesta alrededor de los 4.000€ y en el matadero nos dan 400€ por animal (…), terminaremos cobrando la mitad que hasta ahora. Pero los toreros tienen que comenzar a pensar que esto no va a ser como estos años venideros, donde ellos piden y las empresas pagan. Hay que ser realistas y darse cuenta que esto ha cambiado.

Cambiemos de tercio, ganadero. ¿Cómo ha sido este periodo de tiempo desde que dio ese paso al lado?

Mira, cada ganadero tiene su criterio. El toro de lidia es el único animal, con libro genealógico, que no tiene modelo. Si lo comparamos, por ejemplo, con el caballo PRE, vemos que tiene que cumplir con unas características para obtener el pura raza. En cambio, con el toro no es así, cada uno hace su toro. Entonces, a la hora de la selección, cada ganadero tiene en su cabeza un animal. Con esto quiero decir que, cuando se da a un paso al lado, no se puede abandonar por completo el asunto. Es como una carrera ciclista, el que encabeza el pelotón y cede el primer puesto al que viene detrás, no se aparta y se olvida, sino que se echa a un lado y continúa pedaleando a su lado un tiempo. Pasa lo mismo con la ganadería. Mis descendientes llevan al 100% la ganadería, pero estoy a su lado para lo que necesiten y así seguiré mientras pueda.

¿Cómo ha dado ese giro la tauromaquia en el que las grandes figuras descartan las ganaderías encastadas?

Aquí la pieza clave la tiene el aficionado. Y esto sucede porque el público no acude a la plaza a ver a la ganadería, sino a los toreros. Entonces, las empresas tienen que modelar sus carteles en torno a los matadores. Esto ha ido evolucionando de tal manera que las figuras se han ido creciendo y han tomado la batuta hasta el punto de elegir todo en el cartel, desde la ganadería hasta los toreros que le van a acompañar. Y, bueno, se habla de figuras, pero para mí, figura, es el que se apunta con toda la corrida.

¿Cree que su ganadería tiene el reconocimiento que merece?

Estoy satisfecho. De entrada, somos una ganadería corta y, además, tenemos la ventaja de ser una ganadería particular, es decir, quien quiera ver Cuadri, tiene que ir a nuestra finca. Otros encastes, que están más dispersos, tienen fincas repartidas. Nosotros no. Nosotros tenemos una finca donde se elabora todo. Y, en cuanto al aficionado, siempre nos ha tratado muy bien. Sobre todo Madrid, que es la base y llave de todo.

 

 

¿Qué es lo que más le ha enorgullecido en estos 46 años?

De haber mantenido la línea de la ganadería. La heredamos en el año 1973 y, tras 46 años, no hemos cambiado la línea con la que comenzó mi padre. Pero, lo que más me llevo de mi carrera como ganadero, es el respeto del aficionado. El aficionado sabe que nuestra prioridad ha sido la presentación, y es algo que han sabido valorar y su respeto ha sido su moneda de cambio.

¿Qué ha aprendido? ¿Qué le ha aportado la tauromaquia?

Mira, aprender he aprendido una cosa muy importante, y es que, el tema económico no debe ser el primer fin de un ganadero. El fin debe de ser que salga por la puerta de chiquero el toro que siempre has tenido en la cabeza. El tema económico, por su parte, debe de ser una consecuencia, porque te han salido esos toros que tu querías y te quitan las corridas de las manos. Respecto a su segunda pregunta, la tauromaquia me ha aportado el vivir. Vivir en el sentido de la palabra. Y, sin embargo, yo a la tauromaquia pienso que le he aportado poco, más allá de esa línea de la que hemos hablado en la anterior pregunta. Por tanto, como se suele decir en estos casos, a la tauromaquia solo tengo que decirle eso de “gracias por tanto y “perdón” por tan poco”.

En una entrevista dijo que, de no haber sido ganadero, usted sería antitaurino.

Yo soy un auténtico enamorado de los animales, me encantan. De no haber sido ganadero, no hubiese soportado los veinte minutos de la lidia. La hubiera respetado, pero no hubiese sido aficionado. Entonces, para conocer la lidia, tienes que conocer al animal y eso te lleva a conocer su vida en el campo. Esa ha sido mi suerte, la de poder criarme con estos animales en el campo y, de esta manera, poder apreciar la lidia en la plaza.

¿Ha visto en algún ejemplar el toro perfecto de Cuadri o aún no ha llegado?

Clavellino, lidiado en Madrid en 1993. El comportamiento de este toro fue el que siempre tuve en la cabeza. Recuerdo como Pepín Jiménez, el diestro que lo lidió, me llamó a la noche siguiente para decirme lo siguiente: “Fernando, íbamos a machacar a ese toro en varas. Y, cuando cogí a ese toro con el capote y vi cómo embestía, se me ponían los pelos de punta”. Eso sí que fue un toro de indulto. Para mí, el único que yo hubiese indultado en mi vida ganadera. Como Clavellino, a un ganadero le salen cinco o seis en su carrera, pero la satisfacción de ver tu trabajo reflejado en la plaza, por pocas veces que sea, es muy grande.

¿Piensa que se ha dejado algo en el tintero?

Creo que no. Si he dejado algo, es porque no se me ha ocurrido ni se me sigue ocurriendo. De entrada, nunca he estado solo. He tenido a mi lado a mis hermanos Juan y Luis que han sido mejores aficionados que yo. Yo he sido, simplemente, la cabeza visible; y también tenemos que sumar al mayoral. En definitiva, hemos sido un gran grupo que nunca hemos dejado de hacer nada que se nos hubiese ocurrido. Nos hemos equivocado, y mucho, pero es algo que siempre he agradecido para aprender.

Fotos: @eltororetratodeunavida

 

 

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