DIEGO URDIALES

“Mi meta ahora mismo es intentar que el toreo continúe llenándome por dentro”

viernes, 24 de diciembre de 2021 · 10:07

Diego Urdiales ha sido uno de los diestros que ha marcado la temporada 2021, la cual ha estado plagada de triunfos importantes, como el que tuvo lugar en la pasada Feria de San Miguel de Sevilla, y lo que es aún más difícil, en la que ha dejado grabadas en la memoria de los aficionados un ramillete de faenas con la personalidad y el sello inconfundible del torero de Arnedo. Para hablar acerca de la recién terminada campaña, de lo qué ha sentido delante de los animales en cada una de esas tardes de éxito, así como de su particular concepción de la Tauromaquia, nos hemos reunido con Diego Urdiales.

La temporada 2021 ¿Ha sido la más redonda y la más rotunda de toda su carrera?

No sé si la más pero sí una de las más importantes. Ha sido una temporada en la que, desde el principio, he podido tener unas sensaciones muy buenas y en la que también he contado con la suerte necesaria para que a lo largo de la misma haya habido muchos triunfos importantes y, sobre todo, tardes importantes. Más allá de los triunfos, que sin duda tienen una importancia significativa, lo fundamental son las sensaciones que uno tiene y que transmite a la gente.

De todas las grandes actuaciones que ha tenido a lo largo de este año, como puedan ser las de Vistalegre, Burgos, Santander, Colmenar Viejo, Sevilla… ¿Con cuál de ellas se queda?, ¿Cuál le dejó interiormente más satisfecho como torero?

Lo fácil es decir todas pero en realidad es así. En todas ellas uno tiene sensaciones muy bonitas y, a su vez, son muy diferentes entre sí. Son unas sensaciones interiores muy profundas, donde uno no se para a medir la cantidad de una u otra sino que se deja llevar y, en ese momento, intentas centrarte en el toro que tienes delante y en lo que te hace sentir. Eso, gracias a Dios, lo he podido transmitir al público.

Usted que ha logrado triunfos muy importantes en plazas como Las Ventas de Madrid o Vista Alegre de Bilbao, abriendo la puerta grande en ambos cosos, y teniendo en cuenta que cada plaza tiene su personalidad y su idiosincrasia, ¿Qué sintió el pasado 2 de octubre en Sevilla al cuajar a ese toro de Domingo Hernández en la Maestranza?

Sentí unas sensaciones increíbles por poder expresarme así en una plaza tan maravillosa, en un escenario tan impresionante como es la Maestranza, por poder sentir el toreo y que ese mensaje llegue a la gente de esa manera tan especial. Yo me emocioné toreando y después también pude ver a personas emocionadas en el tendido. Así me lo transmitieron en ese momento y me lo siguen transmitiendo todavía.

Pregunta: ¿Usted notó, percibió que con esa faena había entrado en Sevilla?, ¿Que había llegado al corazón de su afición?

Yo ya había sentido con anterioridad que había entrado en Sevilla, aunque no hubiera habido una faena o un triunfo rotundo pero sí que había sentido que el público de Sevilla deseaba verme torear y eso es muy bonito. Cuando uno llega a una plaza y tiene esa espera de toda la gente, es maravilloso aunque también te carga de responsabilidad pero a la vez de orgullo, porque ellos desean que tú estés bien para poder tener sensaciones buenas. Al final, es lo que todos buscamos, bien sea cuando lo interpretamos o cuando lo recibimos.

Supongo que ver cómo la gente espera ver algo grande ti es de las cosas más bonitas que le pueden pasar a un torero, si bien, como usted ha dicho antes, le llena a uno de responsabilidad porque si ese día la suerte no le acompaña la decepción también es grande.

Cuánto más espera la gente, la decepción es más grande si después las cosas no salen, porque el público ansía poder vivir esos momentos maravillosos que otras tardes ya ha vivido.

¿Qué siente un torero, como es su caso, cuando un Maestro, una leyenda viva del toreo, como es el Maestro Curro Romero dice que actualmente Diego Urdiales es uno de los toreros que más le gusta, que más le conmueve y que siente predilección por usted?

Para mí es algo difícil de explicar con palabras. Cuando era niño ya me transmitieron quién era el Maestro Curro Romero y lo que representaba en el toreo y, desde ese mismo momento, a mí ya me impresionaba. Que a lo largo del tiempo, el Maestro sienta mi toreo de esa manera y que haya tenido la gran suerte de poder conocerlo y de vivir momentos maravillosos humanamente con él, es algo complicado de poder describir. Me siento muy afortunado por ello.

Para usted ¿Lo más difícil en el toreo es torear despacio, con temple, con armonía, con naturalidad?

Sí, por supuesto. Lo más difícil para mí es torear despacio, torear reunido y hacerlo con naturalidad. Creo que decir cosas y transmitir con el menor esfuerzo posible, es lo más difícil.

Al torear despacio, ya sea con el capote o con la muleta, es cuando se asume más riesgo, porque el toro tarda más tiempo en pasar. Luego entonces, los toreros que hacen las cosas despacio, con pureza, que se reúnen con la embestida de su antagonista ¿Son los que tienen más valor?

Yo pienso que valor tienen todos los toreros y para todos ellos mi máximo respeto. A partir de ahí, cada uno intenta expresar lo que lleva dentro. Lógicamente, si te paras a pensar cuándo se corre más riesgo, no cabe duda que cuánto más cerca y más despacio pase el toro, mayor riesgo se asume. También hay que decir que todos los toreros asumen bastante riesgo, así como mucha responsabilidad. Después cada uno tiene su acento y su forma de sentir.

¿La pureza en el toreo es para usted darle al toro la posibilidad de que le eche mano, de que lo pueda coger, darle algunas ventajas al animal?

Está claro que uno le tiene que dar ventajas al toro y que éste pueda elegir, porque si no es así esa pureza se debilita.

Para llegar de verdad a los aficionados, para hacer rugir los tendidos, poder expresar delante de un toro y que surja esa magia del toreo, ¿Es preciso y es necesario que uno se olvide del cuerpo y que sólo piense en sentir delante del animal que tiene enfrente?

Es evidente. La inteligencia es fundamental para afrontar una faena y para poder dominar un toro, por eso mismo el hombre suele dominar al animal. Que uno se abandone y que deje el cuerpo en un estado en el que la mente deje de pensar es primordial para expresar lo que se está sintiendo.

Claro, pero lógicamente eso no puede salir ni se puede hacer todos los días, porque para ello se tienen que dar unas condiciones propicias y también porque tanto mentalmente como psicológicamente e incluso físicamente eso debe desgastar bastante y cuando un torero se entrega así y se rompe con un toro tendrá que pasar un tiempo para reflexionar, para descansar y para volver a cargar las pilas otra vez.

Totalmente, así es. La verdad que esos momentos no pueden pasar muchas veces, de hecho a lo largo de la historia hay contadas faenas que han conseguido quedarse en el recuerdo, en el alma de la gente, porque es muy complicado alcanzar ese momento. Porque una faena puede ser dominadora, técnicamente muy buena, como se dice ahora, e incluso perfecta, pero que deje poca huella. Lo importante es dejar ese mensaje, esa huella en el aficionado, y eso es muy difícil porque se tienen que reunir muchas circunstancias, como el toro y también que tu cuerpo y tu alma estén preparados para eso.

Eso sería, por ejemplo, que transcurridos unos años la persona que ha presenciado una corrida o una faena en concreto puede que no recuerde el número de orejas cortadas pero que sí que se le vengan a la mente fogonazos de una verónica, de un natural, de un pase de pecho…

Efectivamente, así es. Eso es dejar huella, dejar que un mensaje cale, que tu alma traspase el alma de las personas que lo han visto y eso es lo que permanece dentro de cada uno durante toda la vida. En todas las artes lo que marca la diferencia entre lo cotidiano y algo diferente y grandioso es precisamente eso.

No sé si usted estará de acuerdo conmigo, de que la técnica es necesaria para poder sacarle todo el partido a un toro y torearlo como tú quieres, como tú sientes, pero que delante del toro esta técnica debe de ser invisible. Quiero decir que la técnica tiene que estar tan interiorizada por parte del torero que ante el animal todo fluya y salga automáticamente, sin pensar ahora tengo que hacer esto o ahora tengo que hacer lo otro.

Totalmente. Yo pienso que la palabra técnica está mal utilizada y a mí me gusta más referirme a los conocimientos del toro y del toreo. Tanto el conocimiento del toro como el del toreo son infinitos, nunca terminas de aprender y cuánto más tengas, pues mucho mejor. Eso te va a conducir a que seas capaz de llegar en más ocasiones a ese momento especial. Considero que es básico conocer al toro y sus diferentes encastes, los tipos de embestidas y de reacciones propios de cada uno de esos encastes…, y en el toro exactamente igual, los matices son infinitos. Uno tiene que intentar aprender el mayor número de componentes posibles para después dejarse llevar y que esa fuerza interior arrase con todo, sintiendo con cuerpo y alma.

Por esa razón, es fundamental el toreo de salón, el convivir dentro de lo que cada uno pueda con el toro en el campo y también el empaparse de la tauromaquia antigua y de aquéllos grandiosos toreros, de sus formas, de su torería, de su prestancia…

Es fundamental ver a todos los toreros. Cada uno de nosotros tenemos un concepto de la tauromaquia que nos llena más pero yo intento ver todo lo que puedo y, sobre todo, pensar para adentro.

Con todo lo que usted ha logrado ya en el toreo, ¿Qué metas y qué ilusiones tiene de cara al futuro?

Ahora mismo la meta es intentar que el toreo continúe llenándome por dentro e intentar ser mejor torero cada día. Con ese propósito me levanto todos los días porque cuánto más tiempo pueda sentir cosas maravillosas, más tiempo lograré ser feliz. Al final, esa es la verdadera meta de la vida y del toreo.

Hablando de ilusiones, supongo que, como a todos los toreros, a usted le haría especial ilusión hacer el paseíllo en la Real Maestranza de Sevilla en una fecha tan señalada y tan emblemática como la del Domingo de Resurrección. Algo que, por otro lado, sería el premio natural al triunfo cosechado en la pasada Feria de San Miguel.

Es una fecha muy importante en la temporada y, como no, va a desear un torero estar anunciado el Domingo de Resurrección en Sevilla. Es una fecha muy bonita, por lo que significa y lo que simboliza. Ojalá pueda ser.

 

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