BORJA COLLADO
“Decidí parar y ver si era capaz de arreglarme a mí mismo”
En 2019 anunció su retirada cuando estaba protagonizando una temporada exitosa e ilusionante. El año siguiente decidió volver a los ruedos, pero la situación sanitaria que imponía la pandemia de coronavirus impidió su regreso y que pudiese convencer a quienes ya no confiaban en él.Hace poco más de dos meses resultaste lesionado en un hombro en la ganadería de Los Eulogios. ¿Estás totalmente restablecido?
El percance sucedió el 15 de noviembre, y ahora me encuentro para torear ya. Hace poco más de un mes que comencé a ir al campo. El reencuentro fue en la ganadería de Daniel Ramos y las sensaciones fueron inmejorables. Desde entonces estoy entrenando con la normalidad y la intensidad de siempre, con mayor ilusión si cabe para que pronto se puedan ver los frutos.
¿Cómo sucedió la cogida?
No veía claro al toro y quise hacerle un quite para ganar seguridad a la hora de coger la muleta. Pero en el remate me pegó una voltereta y en un derrote me sacó el hombro. El dolor era insoportable y llegué a marearme. Me salí de la plaza de tientas y estuve tres cuartos de hora intentando volver a colocármelo en el sitio, pero fue imposible. El viaje hasta el hospital de Madrid fue largo, y una vez allí el traumatólogo tardó una eternidad en atenderme por el protocolo del Covid, y todo sin analgésicos. De verdad que fue muy doloroso.
En agosto de 2019 anunciaste tu retirada con una temporada muy ilusionante por delante. En tus redes sociales publicaste que “no era por nada en especial y por todo a la vez”…
Hoy me veo una persona diferente a la que era entonces, aunque entiendo que aquello es difícil de explicar. Era una temporada importante para mí, con los triunfos de Valencia, Granada, Santisteban, Captieux… Pero a julio llegué bastante descolocado por una lucha interna que llevaba que al final se hubiese visto reflejado en la plaza. Necesitaba volver a ser yo, que regresara mi ilusión y mi sonrisa, mis ganas de expresar… Pienso que antes que el torero va la persona. Por eso decidí parar y ver si era capaz de arreglarme a mí mismo. Si lo conseguía volvería a los ruedos, y si no lo dejaría.
Y en enero de 2020 dijiste que volvías “porque el toreo era lo que te hacía feliz”. ¿Antes no?
Lo que ocurría era que me sentía deprimido por la ansiedad que me suponía estar siempre pendiente de gustar a los demás. El día que más he llorado en mi vida fue cuando decidí apartarme. Al final se dieron las circunstancias propicias y adecuadas para volver. Hubo gente que vino en mi rescate y su apoyo fue determinante. Cuando me vi de nuevo ante la cara del toro pensé: “qué gozada poder volver a expresarme”.
No se sabe cuándo volverán a organizarse novilladas ¿No merma eso tu ilusión?
A pesar de las circunstancias y de cómo se presenta la temporada, estoy muy motivado. Yo, como el resto de compañeros, en el último año no he podido mostrarme en la plaza, pero he vivido una gran evolución en lo profesional. Y en el aspecto personal estoy muy contento por la gente que he tenido la suerte de tener a mi lado, de la que he aprendido y con la que he disfrutado de la vida.
¿El coronavirus ha jugado especialmente en tu contra?
El confinamiento me pilló en Salamanca, preparándome para una cita muy importante: reaparecer en Madrid. Luego se dio la oportunidad de anunciarme en Villaseca de la Sagra. Así que el verano lo pasé haciendo campo. Aunque no he podido torear, he entrenado de forma muy intensa, y mientras estuve convaleciente del percance de Los Eulogios me mantuve muy activo mentalmente, viendo vídeos, leyendo… El Covid ha jugado en contra de todos, a cada uno le ha afectado de una manera. A mí me fastidió el regreso.
¿Y ahora dónde quisieras reaparecer?
Me gustaría que se pudiesen dar las Fallas y estar anunciado en ellas. Es cierto que el planteamiento que en principio tenía era diferente, prefería comenzar el año yendo a otras plazas, pero conforme está el panorama ahora yo quisiera estar en Valencia.
¿Qué torero nos encontraremos?
Me preparo y entreno para mostrarme como un Borja Collado más verdadero, más yo. Y eso se verá.
¿Aún recuerdas tus primeras vivencias taurinas?
La afición me llegó en las capeas de los pueblos de Cuenca, siendo un niño. Me llamaba la atención cómo había gente que cuando venía el toro salía corriendo mientras otros se quedaban quietos para intentar robarles unos pases con un trapo, y yo quería ser de los que se quedaban quietos. Me apunté a la Escuela y descubrí que la tauromaquia te inculca una educación y unos valores que se dan en muy pocas disciplinas. Es una lástima que haya gente que pretenda acabar con todo ello sin conocerlo.