CRISTINA SÁNCHEZ

“Las cosas fáciles nunca tienen una recompensa grande”

Este año la matadora de toros Cristina Sánchez cumple 25 años de alternativa pero no piensa celebrarlo en los ruedos. Hablamos con ella de eso y del nuevo camino profesional iniciado apoderando a la novillera salmantina Raquel Martín
miércoles, 17 de marzo de 2021 · 16:26

Raquel Martín triunfó en un certamen celebrado en octubre en Salamanca. ¿Fue ese el detonante que te animó a apoderarla?

La verdad es que entonces no la pude ver. Fue tiempo después, al coincidir en un tentadero. Me gustaron sus formas, su manera de estar y de interpretar el toreo. Me transportó en el tiempo a mis comienzos. Me despertó algo diferente y especial que me animó a meterme en la aventura del apoderamiento. Surgió sin pensarlo, sin estar premeditado, que creo que es como deben suceder las cosas.

Tiene 17 años y estudia segundo de Bachillerato, y aunque todavía está sin caballos en el campo se las ha visto con animales de mucha entidad.

Tiene valor, que es lo primero que se mira en un torero, porque se puede torear bonito pero fallar de motor. Hasta el momento Raquel en eso no falla. Es cierto que todavía está muy nueva, pero eso es lo que me parece bonito: poder trabajar sobre una base sólida. Está muy responsabilizada y tiene cabeza, y estoy convencida de que puede imprimir personalidad a su toreo, que es lo importante.

El toreo siempre ha sido una actividad complicada, más para las mujeres, y ahora, con la pandemia, todavía está peor. Si te has metido a apoderada en estos momentos es porque te van los retos.

Me va la marcha hasta límites insospechados. Me he dado cuenta de que cuando empiezo a tener una vida “normal” necesito revulsivos para sacar la energía y adrenalina que llevo dentro. Siempre me ha gustado tener objetivos y proyectos. Me gusta trabajar y me implico al máximo nivel, por eso no me da miedo empezar de cero, como es el caso de este apoderamiento. Estamos viviendo un momento difícil para todos. No vemos el fin de esta ruina, pero aún así procuro ser optimista porque sé que al final saldremos de ésta. Es cuestión de ponerle ganas e ilusión. Las cosas fáciles nunca tienen una recompensa grande.

Además de Raquel, en la Escuela de Salamanca hay otras dos chicas: Carmen González y Claudia Gutiérrez. Parece que el toreo en femenino está en auge.

Desde hace un par de años el número de mujeres en activo ha subido. Con caballos Rocío Romero anda fenomenal. En Guadalajara está Carla Otero, sin caballos todavía pero que ha levantado grandes expectativas, y otras muchas que van sumando granitos de arena para acabar superando lo que yo hice en mi momento. Ojalá saliese una mujer con fuerza en el toreo; en este momento sería un revulsivo para arrastrar gente joven a las plazas y para que la tauromaquia estuviera más presente en la sociedad.

Este año se cumplen 25 años de tu alternativa. No parece descabellado conmemorarlo con la reaparición por un día, tal cual hiciste en Cuenca hace cinco años.

No me van los suicidios (risas). La verdad es que el tema no está como para plantearse torear una corrida… Además, cuando toreé en Cuenca ya tuve mis más y mis menos con mi gente y prometí que no habría otra ocasión. Entonces sentí que cerraba un círculo y ahora ni se me ha pasado por la cabeza volver.

La pandemia, la borrasca Filomena, la prohibición de cazar al lobo, partidos políticos antitaurinos, la Dirección de los Derechos de los Animales también en contra, ayuntamientos que pretenden prohibir los toros… ¿Le ves un futuro esperanzador a la tauromaquia?

Estoy convencida de que todo eso pasará. Hay que tener cabeza, ser inteligentes, dejar nuestros egos a un lado y mirar hacia adentro. La situación social y política no nos lo pone fácil. Tenemos que reestructurarnos para mostrarnos con fortaleza. Sin llegar a la unión del sector que sería deseable, este último año se ha alcanzado un grado de unidad impensable hace un tiempo y se han conseguido muchas cosas. La tauromaquia tiene tanta fuerza en sí misma que siempre ha sobrevivido, pero ahora esa inercia se ha parado por muchas razones. Una de ellas la situación sanitaria, que ha acelerado un declive que, en algunos casos, permanecía tapado. Pero se está trabajando mucho y creo que conseguiremos revertir la situación.

Por cierto, diriges un proyecto llamado "toroterapia" para niños con cáncer en la Fundación Aladina. ¿En qué consiste?

Hace cuatro años empecé a visitar a niños con cáncer con la Fundación Aladina, que organizaba diferentes talleres y excursiones. Propuse que también les llevasen al campo para que vieran al toro en su hábitat, la flora y la fauna de las dehesas, realizar talleres con caballos… La primera vez salimos con pocos chavales, los que eran más aficionados, pero se fue corriendo la voz y ya hemos estado en cuatro ganaderías con un montón de niños que se lo han pasado en grande y han sido felices. Es imprescindible dar a conocer el toro y contrarrestar el mensaje negativo que se transmite desde fuera.

 

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