LAMA DE GÓNGORA

“Le agradezco a Dios que me pusiera entre la espada y al pared"

Francisco de Asís Lama de Góngora, nació en Sevilla barrio del Arenal, 23 de septiembre de 1992. Alumno de la escuela de Sevilla, bajo la tutela de Luis de Pauloba, el 12 de julio 2012 cortó tres orejas a novillos de Villamarta saliendo por la Puerta del Príncipe
lunes, 5 de abril de 2021 · 07:34

“Corté tres orejas. Era todavía muy joven pero me daba cuenta de todo. Me vino a la mente una frase de Emilio Muñoz, que decía que salir por la puerta del príncipe era como hablar con Dios y que te conteste. Cuando recuerdo aquel día con mi gente, con mi cuadrilla, se me viene un tremendo cúmulo de sensaciones. Sobre todo por haber sido capaz de abrir la puerta del príncipe toreando y sintiéndome a gusto. Lo de menos fueron a las tres orejas. Yo era muy niño pero tengo un recuerdo muy bonito de aquello. Pero eso ya es historia, y lo que hay que hacer es seguir en este empeño.”

Y a los pocos días fue capaz de acabar el papel en una nocturna.

Así es. El aficionado creyó en mí desde el primer momento, ya que me animó mucho. Y creo que siguen creyendo en mí y mi comunicación con el público sevillano es fantástica.

Quizá le perjudicó el triunfar demasiado joven, Sin estar todavía hecho para asimilarlo.

Bueno, hay teorías en un sentido del otro. No es todo del todo cierto. La verdad es que la vida te ofrece unas situaciones y no te puedes negar a asumirlas. Cierto es que era un poco pequeño, pero era todo lo que había soñado desde niño. No me arrepiento, porque aquello me ha llevado a entregarme a esta profesión y amarla por encima de todas las cosas.

Para los anales ha quedado la anécdota con Manzanares cuando le regaló la muleta con la que indultó al toro Arrojado de Núñez del Cuvillo en 2011.

Precisamente ahora la tengo entre mis manos, porque vengo del campo y estoy organizando el cuarto de los trastos. Fue tremendo aquello. José María siempre se ha portado bien con los que empezamos, con los novilleros. Es cariñoso, nos respeta, nos trata bien. Y que una figura del toreo en toda la extensión de la palabra, después de indultar un toro en la Maestranza, que nos abriese las puertas de las habitación del hotel a los chavales para estar con nosotros, es un gesto de una gran figura y de una extraordinaria persona. Yo le estaré eternamente agradecido y espero poder hacerlo yo con los que vienen detrás si algún día soy alguien en esta profesión.

Después de sus triunfos sin caballos, su carrera como novillero estuvo presidida por actuaciones en plazas importantes.

Así fue. Debuté con caballos en Olivenza y pisé cosos como Nimes, Madrid, Sevilla, Castellón, Valencia, Valladolid, El Puerto de Santa María entre otras. Tuve momentos buenos. Un festival en Sevilla con las figuras. Una puerta grande en Nimes y un indulto en el Puerto de Santa María. Fue una etapa de reflexión y de aprendizaje. Yo viví en la finca de Manolo Tornay. Llegué a la alternativa en la feria de Sevilla, con Ponce de padrino de Manzanares de testigo. Y tras una novillada en la que maté seis estados en solitario en Sevilla. Maduré mucho, pasé el invierno concentrado y superando muchas cosas personales. Ya aquello fue cumplir un gran sueño.

Pero después de la alternativa vino un parón.

Es que desde abril hasta septiembre no volví a torear hasta San Miguel. Y luego la gente me dejó solo. Amigos, apoderados. Y me tuve que ir a México. A la aventura. Todos en la vida vivimos momentos complicados. Y cuando uno sueña ser figura, no tiene tiempo que perder. Son momentos comprometidos que hay que tratar de solucionar rápido. Le agradezco a Dios que me pusiera entre la espada y la pared. De las grandes crisis salen grandes ideas. Me fui con el esportón a México yo solo. En una etapa dura y complicada. Era un reto. Estuve cerca de tres años allí, con humildad y para curtirme. Toreé 40 corridas. Aquello me forjó como torero, y para tener claro lo que quería.

Usted habla de lo que le inspiró una novela de Luis Spota. Más cornadas da el hambre.

Me la regaló un matador de toros mexicano amigo mío, Fabián Barba. Me leí el libro y quería parecerme al protagonista. Fueron muchos viajes, mucho movimiento, tentaderos, festejos, todo con un barniz romántico. Mi vida se convirtió en una novela, pero real. Conocí otra fiesta más humilde pero más pasional. Fueron tiempos duros pero me sentía muy feliz. Yo fui a México con humildad, con pasión, y asumiendo las dificultades. Cuando uno está solo y no tiene nada, solo te tienes a ti y a tus ganas de ser torero. Y no hay nada que perder y mucho que ganar. Allí yo iba a entrenar, al campo y a la plaza con un ritmo frenético. A marchas forzadas. Viajes en autobús con distancias muy largas. Viví en situaciones límite y éste libro habla también de esas dificultades de un novillero que empieza. Un personaje que lucha y que libra batallas. Que se curte la personalidad en la adversidad.

México fue como una terapia.

Necesitaba mirarme al espejo y preguntarme si realmente quería ser torero. Ser figura es muy difícil. ¿Qué historia podía contar? No tenía aún ninguna. Me fui siendo un niño rodeado de un ambiente que no me favorecía demasiado. Siempre me había preocupado de entrenar y vivir en el campo pero se trataba de madurar y asimilar las cosas. Me marché solo; con una mano delante y otra detrás. Me había quedado solo en otras vertientes personales y decidí irme. Los comienzos fueron duros. Como digo, tenía que viajar solo y en autobús con mi traje de luces. Me sentí arropado por los toreros que se movían por aquella zona y, sobre todo, pude torear. Es complicado abrirse camino en el mundo del toro, lejos de tu casa y de tu zona de confort.

Le ha cogido un gran cariño a aquella tierra.Es un país al que hay que entregarle mucho cariño para que te lo devuelva. Y a mi me sirvió para ir aprendiendo otra tauromaquia distinta, con la base española. Me considero un hidrocálido sevillano. Porque viví tres años en Aguascalientes. México trata a la persona cuando al torero le hace falta. El torero y la persona deben ir de la mano. Cuando una persona va dos pasos por detrás del torero, mal asunto. Y México me dio calor y fuerza a la persona y salió mi raza de torero. Alli está mi casa y tengo que volver. Viví muchas odiseas, viajes en autobuses, fondas. Pero a un toro de Parladé en la primera corrida que toreé le corte un rabo de ahí vinieron más contratos y la felicidad.

Y entre los toros mexicanos y el español, con cuál se queda.

Cada uno tiene sus matices, pero con los dos hay que estar delante. La verdad es que no puedo elegir. Hay que torear los dos. La embestida de México quizá tiene más tiempo y más duración. En España también, pero quizá con más picante, más bravura, más ritmo. Pero tienes que acomodarte con ellos, estar bien y crear arte. 

El pasodoble Plaza de la Maestranza de Daniel Vela es algo importante en su vida.

Hombre, es el pasodoble que se toca siempre en el paseíllo de Sevilla. Y es que se me inunda la mente de recuerdos. Incluso me entra miedo cuando lo escucho. Un paseíllo en la Maestranza es toda una responsabilidad, es tremendo. Sobre todo para un torero de Sevilla que quiere siempre triunfar en su tierra.

Tuvo como primer maestro a Luis de Pauloba.

Viví momentos muy bonitos en los previos de mi carrera. La lucha, las capeas, las plazas de pueblos, las becerradas. La noche que salí por la puerta del príncipe, le hice un quite a mi primer novillo y Luis me preguntó cómo me había sentido. Y le dije que sentía que flotaba. Entonces él me contestó que eso significa estar a gusto, y estar a gusto en una plaza de toros no es fácil. Es lo más grande.

Otro de sus espejos es Ignacio Sánchez Mejías.

Fue un torero grande y polifacético. Un torero en el que me miro. Uno de los toreros que más admiro por su carácter polifacético y por su forma de entender la vida. El hizo suya una frase de Belmonte cuando decía que ser torero es tener un misterio y una historia que contar. Parece tópico, pero el arte del toreo hay que hacerlo. Es poesía, nace de un lamento. Y es que el poeta escribe cuanto más triste está, ya que cuando uno está feliz se dedica a vivir. Lo mismo le pasa a los toreros. Hay que tener un misterio y saber contarlo. A las figuras nadie les ha regalado nada, todo cuesta mucho. Puedes cuajar un toro y eso es lo más grande, contactar con el público, es un sentimiento único. Y en México empecé a escribir esa historia. Pero queda mucho por recorrer.

También ha protagonizado una cortometraje titulado Amanecer de Samuel Mc Fadden.

Si, fui el protagonista. Allí se hablaba del arte, de Sevilla, del toreo. Era algo diferente. Y para mi, convivir durante semanas con cámaras y cineastas que respetan a la tauromaquia, y ese intercambio de conocimientos entre el cine y el toro estuvo muy bien. La tauromaquia puede llegar a cualquier rincón. Es una experiencia única si haces las cosas con el corazón, y pueden salir las imágenes más bonitas. No solo me gusta el mundo del cine, también la pintura, la arquitectura, la música… Adoro la música. Soy amante de la poesía, de la buena literatura. La experiencia con Samuel Mac Fadden lo que hizo fue hacerme a crecer como artista y entender el por qué llegar a ser reconocido en el mundo del arte, ya sea en cualquier aspecto artístico, es tan complicado.

Una faena perfecta siempre está por llegar.

Es que es un contrasentido. Nunca se llega a conseguir la faena perfecta. Porque la belleza huye de tus manos. Uno cree que ha encontrado el equilibrio, y siempre hay que evolucionar. El arte es un sentimiento abstracto, que se expresa. Se torea como se es y también como se está. Y hay que ser sincero con uno mismo. No es posible contenerlo. La belleza huye de las manos del artista y es lo que se sigue buscando y profundizando siempre.

Estudió Derecho pero no tiene pena por no ser notario.

Todo lo contrario. Para nada. Yo respeto mucho a los profesionales. Pero prefiero seguir siendo torero. Es lo que me llena y lo que me hace feliz.

Enrique Vera y la maestra Nati le están haciendo un vestido de luces especial.

Un amigo mío, Manuel, de México, me dijo que me quería hacer un regalo. Y es este. Se está diseñando un vestido corinto y oro. Con las flores de los países donde se celebran espectáculos taurinos: España Portugal Francia Perú Colombia México y Venezuela. Yo tenía unas ideas un poco atrevidas, pero Enrique me hizo entrar en razón. Y va a quedar muy bonito. Espero poder estrenarlo en la plaza importante con un cartel de categoría. Para mí es una satisfacción, porque yo he lucido vestidos de tercera y cuarta mano muchas veces. Es una alegría que alguna vez te lo regalen. 

Ha aprendido de la experiencia de muchos maestros.

Yo siempre digo que he aprendido de todos. Y que nunca se deja de aprender. Hay que estar en continua evolución todos los días. Esto es una cura de humildad constante. Y hay que ir más allá. El Cid, Manzanares, el maestro Melquiades, José Chacón, Curro Robles, Fernando del Toro, la gente de mi cuadrilla. El maestro Curro Vázquez, un torero de categoría y buen toreo que se hizo un hueco en la plaza de Las Ventas. De todos ellos he sacado enseñanzas.

Tanto la plaza de Las Ventas como la monumental de México son asignaturas pendientes.

Así es. Aun no he confirmado en ninguna de las dos. Pero tengo por delante hacerlo en México, allí tengo un hueco. Y en Madrid espero hacerlo cuando las circunstancias lo permitan.

Texto: Enrique Amat (Avance taurino)

 

 

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