JUAN BAUTISTA

“Como empresario te enfrentas a muchos factores que no puedes controlar. Como torero, sólo al toro”

sábado, 22 de mayo de 2021 · 10:42

El matador de toros francés Juan Bautista, ya retirado de los ruedos, en su faceta de empresario prepara dos ferias importantes en su localidad natal de Arles. Una para el mes de junio y luego a la feria del Arroz para el mes de septiembre. Tras su carrera en los ruedos, en los que estuvo veinte años de matador de toros, continúa con la aventura empresarial, ganadera y en el campo del apoderamiento.

Yo estoy intentando hacerlo bien. Le dedico mucho cariño, afición y ambición. Tengo proyectos bonitos. Llevo ya seis años como empresario, ya que cuatro años antes de retirarme de los ruedos entré en el equipo empresarial. Ahora llevo dos años dedicado exclusivamente a esto. Estoy en esta plaza y en otras, y la verdad es que me encuentro muy ilusionado.

Árles es una gran plaza.

Y tengo una relación especial con ella. Aquí nací, es mi ciudad. Aquí tomé la alternativa y mi padre fue empresario de la misma durante 20 años. Y con mi hermana Lola llevo seis años al frente de lla. Y también colaboro como prestatario en la plaza de Mont de Marsan y otras como Mejanes. Arles fue algo especial para mí y para mi carrera de torero.

A parte de ser un inmueble fantástico. Para 2021 tiene previstas dos ferias.

Una está anunciada para junio y otra es la del arroz en septiembre. Son unas ferias bonitas e importantes dentro de las complicaciones que estamos viviendo con la pandemia. El año pasado tuvo que suspenderse la feria de abril, en la que teníamos prevista la reaparición de Talavante en los ruedos. La de septiembre sí que se pudo dar. Este año hemos tenido que retrasar la de abril a junio y ya veremos. Tenemos dudas porque estamos pendientes de la respuesta del gobierno, ya que el 9 de junio se va a producir la apertura para que en las plazas se puedan aforar hasta 5.000 espectadores. Y necesitaríamos una autorización especial para poder empezar el serial el 5 de junio, como tenemos previsto.

Y luego en septiembre hay otra gran feria. Con Talavante y Roca Rey mano a mano, una novillada con el hierro de su ganadería, y otro festejo con Ponce, Ferrera y Miguel Ángel Perera. Casi nada.

Pues la verdad es que es una feria atrevida, de alto nivel. El del 11 de septiembre es un gran cartel. Soñado por todos. Yo necesito el apoyo de los matadores, y también de los ganaderos para que colaboren con nosotros. Ganaderos, toreros y empresarios tenemos que arrimar el hombro. No queda más remedio. Esperemos que el tema de la vacunación en septiembre haya sido ya completo y vuelva todo a la normalidad. Tenemos una plaza de 13.000 espectadores para llenar. Todo un reto.

Lo que está claro es que todos se tienen que apretar el cinturón.

Es un tema de todos los que estamos implicados en esta fiesta. Ganaderos, toreros, empresarios, y como dices hay que apretarse el cinturón para que salgan las cuentas. Y es que las previsiones a veces no salen. Y hace falta que el público responda. Todos somos importantes, y todos tenemos que arrimar el hombro.

Con esta situación, igual pasa ahora más miedo en los despachos que en la arena.

Bueno, es distinto. Como empresario, tengo una experiencia corta y tratamos de hacer las cosas bien. Unos días salen las cuentas y otras menos. Hay muchos factores cuando estás en el mundo empresarial que no controlas, como el tiempo, las autoridades, muchas circunstancias. Como torero, en la plaza cuando sale el toro tú ya tienes todo en la mano para resolver. Te tienes que preparar, pero frente al toro ya está todo a tu alcance. Lo malo es el miedo que pasas antes. El empresario debe trabajar, ilusionar al público, a los toreros, a los ganaderos. Hacer unos carteles, que estos caigan bien entre los aficionados. Y luego, que las circunstancias cuando vayan a darse el festejo no se tuerzan. El empresario está muy vendido, siempre pendiente de un alambre.  No es fácil

Usted daba sensación de gran seguridad en la plaza. Era un buen director de lidia, conocía la técnica, era buen estoqueador.

Hombre, pero miedo también pasaba. Sobre todo antes de torear. Con la responsabilidad y, la incertidumbre ante lo que saldría en la plaza, ante el comportamiento del público. Luego, una vez ante el toro, es distinto. Como decía, algún toro te ponía en apuros, pero era un problema a resolver.  El torero está rodeado de un equipo que se ocupa de todo alrededor de él, para que uno no tenga más que pensar en entrenarse y en el toro. Lo sobrehumano es ponerse delante del toro, que no es poco.

Usted quiso ser torero desde pequeño.

Nunca pensé en ser otra cosa que torero. Nunca. Y tampoco me imagino qué hubiera sido en la vida fuera de este mundo y de esta profesión. Tuve la vocación desde niño. Lo había visto en casa, porque mi padre fue rejoneador, empresario y ganadero. Y empecé a prepararme, a torear sin caballos. Luego, poco a poco, he ido consiguiendo metas. Toreé más de 700 corridas de toros, abrí tres puertas grandes de Madrid, 23 en Arles, 20 de Nimes, 14 de ellas la puerta de los cónsules. Yo la verdad es que estoy muy orgulloso de lo conseguido. Y es que es complicado aguantar veinte años de alternativa toreando con todas las figuras y en todas las ferias. Esta es una profesión que te da mucha felicidad, muchas satisfacciones, aunque también es verdad que se pasan momentos muy duros y difíciles. No todo es tan bonito.

Por momentos daba la impresión que a usted le costaba abrirse hueco en España.

Bueno, hubo etapas mejores y peores. Algunas buenas y otras menos buenas. Pero yo pude torear en todas las ferias. En Madrid toreé mucho, también en Valencia, Bilbao, Sevilla, Barcelona… Y en América. Quizá en Francia tuve más presencia, porque era mi país y aquí tenía gran cartel de figura. Pero prácticamente hice el paseíllo en todas las plazas españolas.

Y usted es de los privilegiados que fue capaz de abrir la puerta grande de Madrid.

Es una sensación increíble, porque se consigue muy pocas veces y muchos toreros que fueron grandes figuras no lo han conseguido. Es todo un sueño. Yo lo cierto es que la primera vez que salí a hombros allí fue de novillero, el día de mi debut. Tenía dieciocho años e incluso me pareció fácil. Luego tuve que esperar siete años para, ya de matador de toros, salir por la puerta grande tras cortar las dos orejas a un toro. En plena feria de San Isidro, a plaza llena. Y luego en la conseguí abrir una vez más.

 

Juan Bautista en Arles - Mikael Fortes

 

Y aparte de Francia y España, usted también toreó mucho por América. Y en México, debutó con picadores.

Así es, debuté en Querétaro. Después de dos años de actuar sin caballos de rodaje. Me dio la oportunidad de hacerlo allí el Encuentro mundial de novilleros que se celebraba por entonces y en el que participaba.

Y luego llegó la alternativa en Arles un 11 de septiembre de 1999.

Fue con un cartelazo, con Espartaco y César Rincón. Fue una tarde muy bonita e impactante. Porque significaba tener un primer objetivo conseguido. Que dos figuras de época e incluso de otra generación, a quienes admiraba desde siempre, me diesen los trastos era muy significativo. Espartaco me dijo palabras de ánimo, de confianza y me deseó suerte, aunque no recuerdo muy bien lo que me dijo exactamente porque la emoción del momento me hizo perder la memoria.

Volvamos a su padre.

Él fue un gran profesional en la plaza, en los despachos y en el campo. El me metió el veneno del toreo y me decía que había que estar al 100 % metido en el toro. Al que no está preparado, se le descubre pronto. El toro te pide una preparación total, tanto física como técnica y mental. Y es bueno estar rodeado de gente para que no debas pensar en nada más que no sea en el toro. Que haya gente a tu alrededor que se ocupe de otras cosas. Mi padre conocía muy bien este mundo. Me decía la verdad y la verdad en el toreo es dura. Pero hay que aceptarla. Hay que darse cuenta de ello. Porque hay que estar a tope todas las tardes. Para poder durar en esto hay que estar bien casi todas las tardes. Entenderse con el 90 % de los toros. Estar bien con el bueno, acoplarse con el mediano, someter al malo. Y además, competir con tus compañeros, y que no se te vaya un pie, porque enseguida te cortan la cabeza. Esto yo lo asimilé desde el principio.

Se pasan momentos malos.

Por supuesto, al lado de los triunfos hay dudas, desconfianzas, etapas en las que pierdes el sitio, en la que no lo ves claro. Entrenas y no acabas de encontrar las soluciones. Están las tardes malas. De esas ha habido unas cuantas de sufrimiento, de esas que no lo ves claro que dudas y no disfrutas. Pero de todo tiene que haber. Por eso hay que estar bien rodeado para que te ayuden y orienten. Y que te eviten preocuparte de cualquier otra cosa que no sea torear. Yo he tenido todo tipo de apoderados. Unos mejores y otros peores, pero siempre me he apoyado en el entorno. Y también en banderilleros que han sabido hablarme en la plaza y en el hotel. Hay que saber escuchar y siempre aprender.

Y de los toreros con los que ha competido en 20 años, a quien admira más.

Muchos me han impactado. Pero el que más, quizás por ser de mi generación y con el que empecé fue el Juli. Con el alterné desde sin caballos. Verle esa facilidad, esa raza en sus principios para superar todos los obstáculos, para subir y luego mantenerse. Y luego tenemos una relación personal muy buena y nuestras carreras han sido paralelas.

Hablemos de sus plazas talismán.

Por supuesto Arles y luego Nimes. Pero luego las demás son cambiantes. Un año triunfas en una plaza, otro no. Depende del toro que te encuentres, de cómo salgas tú a la plaza, de cómo te encuentres, cómo te sientas. Madrid también fue una plaza importante, pero he tenido también triunfos en Valencia, y en América sobre todo en Cali y Lima.

Sobre la afición, se dice que el español es más sentimental, más expansivo, y el francés es más estudioso, más frío, más racional.

Bueno, tanto en Francia como en España, depende de las plazas. Valencia no es lo mismo que Sevilla o que Bilbao o Madrid. Quizá el público francés es más callado, más observador, menos participativo. Pero es muy fiel al espectáculo, muy riguroso, y siempre muy interesado en aprender.

El 7 de septiembre de 2019 se retiró usted en su plaza de Arles. Vestido de goyesco e indultando el último toro de su carrera. No se puede pedir más.

Fue un sueño. Ya en el año 2018 anuncié que me retiraba y era el momento. Anuncie que iba a torear una corrida de 2019 para celebrar mis 20 años de alternativa. Aquel día se acabó el papel, muchos días antes. Luego fue una tarde preciosa de tiempo, de sol, de público. Los toros respondieron. Luego Enrique Ponce estuvo fantástico, y lo del último toro fue increíble.

Esta trayectoria ha dado para el libro titulado Juan Bautista por el mismo.

Sí, me hizo mucha ilusión escribirlo. En él quise hacer balance de mi carrera. De mi historia, de mi vida. Sincerarme, contar lo vivido, mi pasión, anécdotas y cosas más personales, revelar secretos. Me ha gustado mucho hacerlo. Estoy orgulloso de haber dignificado la profesión. Le he dedicado la mitad de mi vida al toro, a mi pasión. Ahora se lo dedico, pero desde otra faceta. Como apoderado de un nuevo fenómeno en ciernes que se llama a Marco Pérez. Y luego como ganadero y como empresario.

Esta triple faceta dará pie para otro libro.

Pues sí, porque soy ganadero, empresario y apoderado. Mis amigos me decían que a qué me dedicaba ahora, que estaba jubilado de los ruedos. Pero es todo lo contrario. He empezado a trabajar ahora. De torero entrenas, estás en la plaza pero no te preocupas de nada. Ahora mi vida sí que está muy pautada. Y esto sí que lo considero un trabajo. Ahora hay que llevar un horario, dirigir un equipo, ocuparte de muchos temas administrativos, comerciales, de publicidad, de gestión.

Por si fuera poco, también es ganadero.

Sigo la labor de mi padre. Como ganadero pienso en un trípode que se basa en lo que quiere el torero, lo que necesita el aficionado, y lo que quiero como creador de reses bravas. Alrededor de estas tres posiciones tiene que uno hacer una simbiosis. A mí me gusta lo de Santa Coloma. Aunque sea exigente, el encaste La Quinta es la base de mi ganadería y el que me funcionó muy bien en mi carrera como torero y ahora como criador de reses bravas. Y la verdad que es un tipo de toro lo que me gusta. Que embista, que tenga velocidad, que tenga raza, que emocione y que haga estar bien a los toreros, y que emociones al aficionado.

 

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