VÍCTOR PUERTO

“El toreo es física y psicológicamente estresante”

El diestro madrileño hace hoy el paseíllo en Almagro
miércoles, 25 de agosto de 2021 · 07:54

En Almagro, el 25 de agosto, por fin va a poder celebrar el XXV aniversario de su alternativa Victor Puerto. Ese dia se lidiarán toros de Núñez de Tarifa para el citado Víctor Puerto, Curro Díaz y José Garrido.

Almagro ha sido una plaza talismán a lo largo de mi carrera. Me hace mucha ilusión torear alli porque además este año se conmemora el aniversario de una corrida en la que corté un rabo en esa plaza. El pueblo de Almagro quería darme un homenaje por ello y por mi trayectoria taurina.

En 2020 estaba a punto de comenzar una temporada, que luego nunca arrancó por mor del tema del COVID. Aquel año, Victor Puerto iba a conmemorar sus 25 años de alternativa con una temporada muy bonita. Sin embargo, las cosas se fueron al traste por el tema de la pandemia. Él estaba preparado pero todo fue al traste y esto se llevará a cabo en el año 2021.

Un año difícil fue 2020. Cuando lo tenia todo preparado. Vino la enfermedad, a mi padre le operaron, pero bueno. Las cosas iban bien y estaba todo planificado. Era un momento muy importante y muy bonito para conmemorar. Pero bueno, las cosas vinieron así y hay que aceptarlas. Lo bueno es que luego todo ha ido mejorando poco a poco.

Una campaña en blanco.

Toreé algunos festivales y estaba todo encarrilado, pero el 13 de marzo marcó un antes y un después. Yo ahora me siento bien, estoy recuperado de la lesión crónica que sufro en el hombro izquierdo, una lesión de la que de todas maneras me van a tener que operar antes o despues. Viene de lejos, porque en Socuéllamos un novillo me partió la clavícula, y luego en Albacete me pegaron un volteretón a porta gayola. Y con estas molestias he convivido muchos años.

Todo lo preparado pasó a 2021.

Bueno, otro año bonito para despedirme. Y es una fecha bonita, porque supone cerrar un círculo de una vida dedicada al toreo como ha sido la mía.

Una vida en la que se habrán cumplido muchos sueños.

Yo miro para atrás y lo cierto es que parece que fue ayer. Cuando empecé de la mano de mi tío Antonio Sánchez Puerto. Cuando me anunciaba como Victorín del Puerto y maté mi primer becerro en Cabezarrubias del Puerto. Aquel tiempo yo me dedicaba a jugar al toro. Tenía mis sueños, por supuesto, y soñaba con poder llegar a lo más alto. Pero era todo una quimera. Pero fíjate, la vida a veces te hace llegar a ello y en ocasiones los sueños se convierten en realidad.

Una realidad intensa. Y una trayectoria también extensa, de mucho trabajo, de mucho esfuerzo, de mucho sacrificio, también de sinsabores y alegrías en la que nadie regala nada y en la que cuesta llegar arriba.

Por supuesto. Es que desde que empiezas nadie te dice que esto vaya a ser fácil. Pero asumes los riesgos de la profesión. Y este respeto por la liturgia te ayuda a centra la cabeza. A vivir en la cultura del sacrificio, del esfuerzo, de la ilusión, de luchar por lo que quieres conseguir. Y para mí es una satisfacción que en estos 25 años me he ganado el respeto de los aficionados y del público. De los profesionales. De la gente del toro. Eso es lo más grande que puede soñar un torero.

En la rueda de prensa de Sevilla en la que el 12 de febrero de 2020 anunció su temporada de despedida de los ruedos, se había rodeado de grandes figuras del toreo.

Aquel día fue muy grande. Fue el compendio en el que se centran todos los sueños. Que tantos compañeros estuvieran allí apoyándome, y tantas figuras del toreo hablasen de mí con el cariño y con el respeto que lo hicieron. Una serie de compañeros con los que tengo una relación especial, y que siendo muy grandes, tuvieron en detalle de desplazarse y estar a mi lado en un día tan señalado. Maestros como Paco Ojeda, Espartaco, Litri, Dávila Miura, Raúl García “El Tato”, Cuqui de Utrera, mi tío Antonio Sánchez Puerto. Fue muy emotivo. Amigos y figurones del toreo que pronunciasen esas palabras de cariño, de aliento, de respeto a mi personalidad, a mí torería. Fue un algo muy bonito. Y fue todo un orgullo que todas estas figuras estuvieran allí. Y no solo estoy orgulloso por mí, sino también por mis hijos, que ahora tienen ocho años, pero que ellos oyeran hablar a aquellos señores de su padre en esos términos. Y cuando ellos sean mayores, y sean conscientes de quienes eran aquellos personas que hablaban tan bien de su padre, pues para mí imagínate lo que puede significar.

De todos estos años, desde aquel 9 de abril de 1995 en que Litri le dio la alternativa en Ciudad Real, cuál ha sido su tarde más importante.

La verdad es que si hubiera tenido una tarde de esas tan importantes y tan trascendentales, en la que me hubiera sentido del todo, o si  hubiera hecho la faena que considero perfecta, la verdad es que no hubiera llegado a 25 años de alternativa. No es una frase hecha, es verdad. Siempre está en el ánimo del artista el hecho de mejorar, de soñar con cumplir con un reto artístico. Pero todavía no he llegado a ese reto, no tendría aliciente para entrenar, para ir al campo, para prepararme. Por supuesto han habido tardes mágicas y momentos grandes. Cómo voy a olvidar la salidas a hombros de Madrid, de Valencia, de Bilbao, de Pamplona. En 2001 en San Miguel le corté dos orejas a un toro en Sevilla. He triunfado también en América, en sitios como Cali, Manizales, Medellín. Pero esa tarde mágica y soñada es difícil de lograr. Aún no he llegado al sueño que tenía. Estoy en el camino, porque en el campo lo veo. Yo voy tratando de mejorar, de perfeccionarme, pero esta tarde todavía no ha llegado gracias a Dios. Porque si no, debe ser algo contradictorio. Una cosa buena, pero también que ya te limita los sueños que puedas tener en adelante.

Y ahí está su lucha.

Es que el toreo es una ilusión, es una felicidad, es un sueño. Yo ahora estoy en el campo, entrenando. En la forma y en el fondo voy tratando de buscar lo que necesito, y voy buscando y encontrando a lo que aspiro. Pero todavía no he llegado.

Y el recuerdo de una tarde mala.

Más que tardes malas, o una en la que un toro me haya llevado de cráneo, o me lo haya hecho pasar mal, yo lo que recuerdo son los momentos vividos, esas tardes en las que tienes que torear y tienes que gestionar muchos miedos, muchas emociones, muchos sinsabores. Yo por eso ahora me estoy dedicando, paralelamente a mi carrera en los ruedos, al coaching. A trabajar temas de liderazgo en el toreo, las líneas de actuación, la preparación física y psicológica de los toreros. Porque el toreo es un espectáculo muy grande, pero lo tenemos dejado un poco de la mano de Dios por culpa nuestra. El toreo tiene que profesionalizarse y mejorar sus estructuras. El toreo tiene grandeza, pero a veces lo vamos dejandode lado. Y como digo, yo los momentos malos que he pasado han sido por la carga emocional que tenía alguna tarde. Por la responsabilidad de torear en Madrid, en Bilbao, el hecho de afrontar un reto importante. Y el no saber gestionar los sentimientos es difícil. Esa mochila que se te llena de piedras, de dudas. Y hay que trasladar esa gestión de las emociones al mundo del toro. Porque el toreo, física y psicológicamente, es muy estresante. Es muy fuerte, y hay que estar muy preparado en todos los sentidos. No solo es ponerte delante de un toro y tratar de resolver técnicamente a las dificultades, sino muchas cosas más que rodean. Los miedos, las inquietudes, la responsabilidad, el terror a lo desconocido. El miedo al fracaso.

Usted ya lleva dos puertas grandes en Madrid. Uno de los sueños será salir por tercera vez por esa puerta.

Hombre, ojalá. Y eso sería una despedida soñada. Me gustaría, si fuera posible. Pero por lo menos lo que me gustaría de momento es hacer el paseíllo en esa plaza. A mi Madrid me ha dado mucho, casi todo. Desde mi salida en un hombros el 28 de mayo de 1996, que me abrió las puertas de muchas plazas, de muchas ferias, me puso en el carrusel, en todos los festejos, en todas las plazas y con aura de figura.

Otro reto que tiene es  matar seis toros en solitario.

Sí, son eventos que a mí me hacen ilusión para abrochar mi carrera en los medios. Me hubiera gustado hacerlo en Ciudad Real, en la tierra de mis padres, si hubiera sido posible. Yo soy madrileño de nacimiento, pero desde niño luego he vivido en Sevilla. No sé. Yo en mi temporada de despedida no tengo la intención de torear mucho, pero sí participar en festejos que tengan un sentido, por la plaza, por el ganado, por lo que significan para cerrar un círculo, profesional y sentimental. Quiero que cada tarde tenga un porqué. No se trata de torear por torear. Toda mi vida se la he dedicado al toro. He estado arriba, en medio y abajo, pero creo que me he ganado el disfrutar en mi última temporada en activo.

Hace unos años en la plaza de toros de Bocairent se vio un nuevo Víctor Puerto más pausado, más acompasado, más toreando para sí mismo.

Si, ha sido una evolución de mi toreo. Yo busco la pureza, la torería, la cadencia. Torear para mí mismo. En mi carrera fue al principio lógicamente de otra manera, había que triunfar a toda costa, y la carrera se planteaba para resolver todas las tardes, arrear, cortar orejas, llamar la  atención. Y eso te lleva a prostituir tus propios sentimientos. Te metes en una dinámica en la que hay que torear mucho, y cortar muchas orejas. Y lo numérico se impone sobre la calidad. Y tu alma se pierde y pierde la luz para estar bien. Ahora es todo lo contrario. Yo ya no tengo urgencias. No tengo prisa. No tengo necesidades. Yo toreo como me gusta y lo que siento, y ese arte, y esa expresión de lo que te sale de dentro, eso llega al público. Y si tú expresas tus sentimientos, la gente lo capta y lo acepta. Y es más fácil transmitir esa sensación de paz, de bienestar, de estar a gusto con un toro. Dejar vía libre a los sentimientos es lo más bonito que hay en una plaza de toros. Torear sin prisas, sin presiones, sin rutinas.

 

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