RAÚL BELDA

“Mi hermano dio la vida por su pasión”

Carlos Bueno entrevista al ganadero de "Hermanos Cali", un hierro autóctono valenciano con una historia especial detrás.
miércoles, 1 de septiembre de 2021 · 06:14

El sector del ganado bravo ha sido uno de los que peor lo ha pasado desde que irrumpió la pandemia. Los ganaderos han continuado trabajado de sol a sol con total entrega y absoluta dedicación a pesar de que, en general, las administraciones no les han ayudado como se ha hecho con otras actividades. Han sido casi dos años de incontables gastos pero sin ingresos en los que se han tenido que sacrificar muchas cabezas de ganado. Raúl Belda es el responsable de la ganadería de toros autóctonos “Hermanos Cali” que pastan en la localidad valenciana de Moixent. Él ha mantenido la totalidad de sus reses y hasta la ilusión, pero detrás hay una historia especialmente dura y dramática.

¿Cuándo y por qué decidió meterse en la aventura de ser ganadero?

Todo empezó a finales de 2005. Yo era recortador, y mi hermano Carlos había estado en la Escuela de Tauromaquia de Valencia. Los dos teníamos una afición taurina desmedida, y aunque desde niño yo soñaba con vivir en una finca y montar a caballo entre los toros, fue él quien me convenció, porque era un gran amante del campo y estaba muy ilusionado con la aventura ganadera.

Ahora su divisa es una de las más reconocidas en el mundo de los festejos populares.

La verdad es que cuando empezamos no podíamos imaginar que llegaríamos a tener la consideración que gozamos. Ser ganadero es una labor muy bonita pero muy sacrificada. No hay horario de trabajo, sólo dedicación total. Ayer a las diez de la noche estaba cuidando de una vaca recién parida que había tenido problemas con la placenta. Casos así se producen continuamente y tienes que estar pendiente en todo momento. Ese es el secreto para que las cosas salgan bien: trabajar y trabajar.

En el sector de las ganaderías autóctonas para festejos populares hay un puñado de divisas conocidas, aunque también hay otras que tienen calidad pero poca salida.

En mi caso no tengo queja, porque a pesar de ser una ganadería joven tenemos muchas contrataciones. Lo que está haciendo mucho daño en el mundo de los “bous al carrer” son los fanatismos. Hay gente que valora más el nombre de un hierro que el comportamiento de los animales.

¿En cuántos festejos se anunció antes de la pandemia?

En 2019 fueron casi 200 actuaciones, en pueblos tradicionales para nosotros pero también en muchos lugares nuevos. Para 2020 teníamos muchos sitios apalabrados. Esperemos que cuando todo vuelva a la normalidad se sigan acordando de nosotros.

Durante la pandemia el negocio ganadero ha sido una ruina.

Ahora mismo tengo unos 250 animales que comen a diario y producen el mismo gasto haya festejos o no. Estimo que el desembolso medio mensual es de unos 4.000 euros. Yo me he mantenido durante todo este tiempo gracias a la colaboración desinteresada de mucha gente de Moixent, a su ayuntamiento y a las peñas del pueblo. Además porque mi esposa tuvo la feliz idea de organizar visitas guiadas a nuestra explotación, que tiene 1.000 hectáreas de montaña donde pastan los animales y más de 300 hanegadas donde se sitúan 17 cercados. También tenemos una plaza preciosa de 28 metros de diámetro. Por otra parte decidimos aprovechar que tenemos muchos olivos para trabajar las aceitunas y comercializar su aceite. En fin, nos reinventamos.

Las administraciones han tardado mucho en ayudar a los ganaderos de bravo y, en general, en menor porcentaje que al resto de afectados por la crisis sanitaria.

Nos hemos dado contra un muro. En mi caso, algunas ayudas sólo han servido para mantenerme tres semanas. Así que al final sólo quedaba aguantar como fuese.

¿También entre los ganaderos falta unión?

Como en todo en la vida, hay ganaderos buenas personas y otros que no lo son tanto. Hacer coincidir a todos es imposible. Cada cual tiene sus intereses y mira por él. Ni siquiera ha habido unión verdadera para reclamar a las autoridades las mismas subvenciones que han otorgado a otras actividades.

Con la pandemia muchos ganaderos han matado un buen número de reses. No es su caso.

Lo hemos conseguido a base de mucho esfuerzo. Y seguiré luchando mientras tenga salud para levantarme cada día de la cama y mantener a todos mis animales. Ahora parece que, lentamente, comienza a reactivarse la celebración de algunos festejos. Pocos, pero suficientes para conservar la ilusión.

Su historia es especialmente emotiva porque el 6 de abril de 2020, en plena pandemia, falleció su hermano Carlos a causa de un trágico accidente con la maquinaria que prepara el pienso.

Uno de los motivos que me da fuerzas para seguir trabajando y mantenerlo todo es homenajear a mi hermano, que dio su vida por su pasión, que era esta ganadería. Pienso que él habría hecho lo mismo si me hubiese ocurrido a mí.

No parece fácil continuar después de un suceso así.

No lo es, pero los animales no saben de crisis ni de percances. Después de enterrar a mi hermano me tuve que venir a la finca para dar de comer a las vacas. Y al día siguiente otra vez, y al otro, y al otro… No me quejo porque es la vida que he elegido, pero a veces es así de duro.

Ganadería Hermanos Cali:

- www.facebook.com/Ganaderia-HnosCali-864707800234591

- [email protected]

 

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