Nek Romero, ganador de la “Naranja de Oro” de Algemesí: “Veni, vidi, vici”

lunes, 17 de octubre de 2022 · 05:44

Como si del cónsul romano Julio César se tratase, el novillero Nek Romero “llegó, vio y venció”, o lo que es lo mismo, consiguió el éxito con sorprendente rapidez si analizamos que sucedió el día de su debut con picadores. Fue el 1 de octubre en Algemesí, su pueblo, lo que le añadía una responsabilidad añadida a la cita. Aquella tarde sorteó un primer ejemplar de Victoriano del Río complicado y otro bravo, y ante los dos dejó patentes sus aptitudes. Cortó tres orejas y se alzó con la “Naranja de Oro”, el premio al triunfador de la feria. Pero lo más importante fue la sensación de poderío y rotundidad que dejó.

En Algemesí estuviste presente en el tendido todas las tardes anteriores a tu actuación como espectador. ¿Eso no te ponía nervioso?

Me servía para aprender de los aciertos y posibles errores de mis compañeros, pero sobre todo para fijarme en los terrenos y tercios de la plaza que, al ser rectangular, es muy diferente al resto.

Se te vio corriendo los encierros matinales. ¿No era eso peligroso días antes del debut?

Lo he hecho otros años y, aunque en esta ocasión era especial, quería seguir con la normalidad de siempre. Me servía para evadirme de posibles preocupaciones.

La tarde del debut sorteaste un segundo ejemplar tremendamente bravo. Dicen que un buen toro descubre a un mal torero. Si no hubieses estado a su altura se te hubiese “subido a la chepa”.

Fue un animal con calidad y clase, y sobre todo muy exigente. En todo momento sentí que al mínimo fallo me podía ganar la partida. Creo que conseguí que no se me “subiera a la chepa”.

Si no lo pinchas le cortas el rabo…

Desde abajo se viven las cosas muy diferentes a cuando se ven desde arriba, pero en esa actuación noté que la plaza era un hervidero arriba y abajo. Yo percibía que lo que había hecho era algo gordo porque sentía a la gente muy entregada. Cuando fui a por la espada era consciente de que me iban a pedir los máximos trofeos, pero pinché.

¿Qué fue lo más difícil para poder cuajar a ese novillo?

Mantener la tranquilidad en una tarde tan importante como era la de mi debut, máxime después de haber tenido que cambiar el chip de mi toreo para torear al primero.

Ese primero fue complicado, “tragaste” mucho y diste una gran dimensión.

Era el único novillo que nunca imaginé que me podía salir en mi debut. Había soñado con todo tipo de comportamientos, pero no con ese genio. Primero recortaba por el pitón izquierdo; luego se acostaba por el derecho… Lo más importante fue mantenerme firme, tirar la moneda y ser capaz de robarle muletazos. Cada tanda me parecía una faena entera. Por fortuna a ese sí que lo maté bien.

¿Sentiste una responsabilidad añadida en la plaza de tu pueblo?

El escenario no me pesó. Sin embargo se daba la circunstancia que la fecha de mi debut coincidía con el cumpleaños de mi abuelo, que está en el cielo y fue la persona con quien comencé a ir a los toros, y controlar esos sentimientos me provocaba cierta presión. También me emocionó recibir la placa que me entregó la Escuela Taurina al romper el paseíllo.

¿Y las noches anteriores dormiste bien?

Me despertaba pensando en todas las posibilidades alrededor de mi debut. Soñé con el éxito y con el fracaso, con que me cogía un toro, con que cogía a mi compañero y me quedaba sólo con toda la novillada… Tantas cosas imaginé que cuando sucedió de verdad me pareció que había durado un suspiro, que todo había vuelto a ser un sueño.

¿La preparación cambió en las últimas fechas?

No demasiado. Siempre he sido muy constante y lo que hice fue intensificarla un poco más, porque sé que los animales permiten menos errores cuanta más edad tienen y hay que prepararse para todo. Lo que a partir de ahora echaré de menos es la Escuela Taurina de Valencia y salir con mis compañeros al campo.

Pero seguro que te ha llamado más de uno interesándose por apoderarte.

Eso me han dicho (risas).

¿Se puede uno forjar en Valencia para ser matador?

Cada persona es un mundo. Hay quien necesita 20 horas de estudio para aprobar un examen y otro lo hace leyéndose los apuntes. En el tema taurino pasa lo mismo. Personalmente pienso que para vivir por y para el toro hay que estar con el toro, hasta echarles de comer es importante para hacer vida de torero las 24 horas del día. Por desgracia en Valencia no hay las ganaderías que tienen Andalucía, Salamanca o Extremadura, y en mi caso eso es un inconveniente.

¿Cuál es tu próximo objetivo?

Vivir un invierno de preparación intensa. Yo creo que ahora no comienzo de cero, sino de menos cinco, porque el animal es más grande, con más complicaciones, y yo soy nuevo pero me van a exigir igual que al resto de compañeros. Así es que lo que ahora quiero es hacer mucho campo y la temporada que viene salir preparado de verdad.

 

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