ANTONIO FERRERA

“Artísticamente, 2021 fue un año muy importante”

sábado, 19 de febrero de 2022 · 10:53

El 19 de febrero de 1978 nace José Antonio Ferrera San Marcos, en Buñola (Islas Baleares), aunque se cría en la provincia de Badajoz. Es, en esta tierra (dónde si no), donde toma la decisión de ser torero. A la edad de 13 años debuta como becerrista; con casi 17, estoquea novillos y con 19, el 2 de marzo de 1997, toma la alternativa. El próximo 6 de marzo volverá a aquel coso para comprometerse con su afición celebrando sus bodas de plata con la profesión que le ha dado todo. Frente a él, seis toros de Victorino. Las palabras sobran. Pero, hasta entonces, el maestro Ferrera sigue sumando tardes en Latinoamérica, donde continúa cosechando éxitos y ofreciendo a los aficionados de esta tierra un toreo que, Dios quiera, dure otros 25 años.

2021: 32 tardes, 35 orejas, 2 rabos… Para cómo se llegó a torcer la temporada (…), balance positivo.

Numéricamente positivo, sí. Dentro de las circunstancias que acontecían es para estar contentos. Artísticamente ha sido también un año muy importante; las ilusiones y los retos conseguidos que se fueron labrando a lo largo de la temporada hicieron del 2021 un año con sensación de haber sido importante en mi trayectoria.

El segundo de su lote en Mérida fue prueba de ello.

Se dio una tarde bonita. Además de ser mi tierra, es una plaza especial. Tiene un sentimiento muy bonito y esa tarde se dieron los alicientes para crear lo que terminó siendo algo especial.

¿Qué necesita la tauromaquia para consolidarse, para que no se ponga tan en duda en la cultura española?

Como necesitar (…), necesita muchas cosas. Administrativamente, por ejemplo. Ciertas ayudas por parte del gobierno serían bien recibidas. Como digo, existen muchas necesidades. Sin embargo, hay una principal necesidad de respeto y de ética a nuestra cultura del toreo. Es decir, aparte de las necesidades prioritarias, debe de haber una forma, una educación y una ética a la hora de tratar la tauromaquia.

Muchos hablan de un tándem perfecto con el apoderamiento de Cristina Sánchez.

Estoy muy feliz de que Cristina haya decidido ser mi apoderada y estar a mi lado. Como matadora de toros tiene un legado artístico grandioso que, por determinadas circunstancias, le tocó vivir una etapa en la que el toreo le mostró una parte muy dura y muy maltratada en ciertos momentos por circunstancias que ella vivió. Pero no hay que olvidar la maravillosa carrera que se labró. Cuando hemos estado en México, han sido muchos los aficionados que se le acercaban para recordarle sus tardes. Y, a pesar de todas esas circunstancias que hemos comentado, ella ha seguido amando, cuidando, defendiendo, transmitiendo y aportando al mundo del toreo todas sus cualidades. Por todo ello, mi ilusión para con ella es inmensa.

Maestro, ¿torero se nace, o se hace?

Creo que en esta vida lo importante es nacer. Después, dentro de ese ser, esa persona desarrollará unos instintos que le irán labrando la manera en la que transmita sus sentidos. En el caso de los toreros, pienso que deben tener unos componentes instintivamente naturales, como todas las cosas que provienen de una cultura para transmitir sentimientos, arte, espíritu o alma. A partir de ahí hay una formación, un camino que también es básico para llegar a ser torero.

¿Por qué anunciarse en tantas encerronas?

Yo no veo que sean tantas.

Si se compara con otros matadores.

Yo creo que es todo un compromiso, un reto conmigo mismo, porque no hay mayor reto para un torero que encerrarse con seis toros solo con su cuadrilla. Con el tiempo, uno va adquiriendo esa superación en sí mismo, tanto artísticamente como con el legado para dejar en el toreo por la parte del matador, de una manera que, primeramente, nace de ti por querer expresar en un reto tan grande como es el caso de una encerrona, una tauromaquia adaptada a las circunstancias. Creo que es una cuestión de compromiso con uno mismo. Es lo que haces y por lo que vives, y con retos así se exponen de una manera clara.

¿Estamos ante el mejor Ferrera?

No creo que sea el mejor Ferrera. Principalmente, porque nunca he pretendido serlo. Intento que cada día llegar a ser algo mejor, pero tampoco me gustaría tener la sensación de que estoy viviendo mi mejor versión. Sí puedo decir que es un Ferrera que me gusta. A partir de ahí, Dios quiera que me permita seguir andando el camino como torero.

¿Merece la pena arriesgar la vida por una tarde de gloria?

Por una tarde de gloria, no sé si merece la pena; pero por una tarde llena de emociones como pueden ser enfundarse en un traje de luces, salir a un público entregado, a una fiera a un momento dado y todo eso con un alto riesgo como es el ponerse solo delante de un toro… A partir de ahí, si además hay momentos de gloria... La cultura del toreo tiene una esencia muy profunda y muy íntima, independientemente de esa gloria. No se pueden borrar de esta profesión los conceptos de dolor o de tragedia que, desgraciadamente, pueden llegar a ver. Sin embargo, estos conceptos también engrandecen lo que consideramos como gloria. Y eso es real, eso existe. Que el toreo es una profesión de altísimo riesgo es una realidad permanente.

¿Ha conseguido su faena perfecta?

No sé si habrán sido perfectas o no, pero, gracias a Dios, ha habido tardes con muchos sentimientos, de las que no recuerdo el concepto de perfección, pero sí las sensaciones que acontecieron por lo que viví. No busqué la perfección para tener una recompensa en la misma. No es que no busque no ser perfecto, sino ser consecuente y no mentirse uno. No es independiente de la manera que tenga de transmitirlo por las circunstancias que se den en el momento o por el toro.

¿De qué fuente bebe para alimentar su inspiración?

Es un espíritu que bebe de lo que voy viviendo. No solo en arte del toreo, sino en otras artes de la vida. Nos nutrimos de lo que sentimos, de lo que vivimos, de lo que pensamos e, incluso, de la manera en la que lo pensamos. También en el compromiso, en la responsabilidad que conlleva ser torero. Todo lo que una llegue a vivir, a sentir en la vida forma parte a la hora de lo que uno llega a transmitir.

¿Qué plaza le quita el sueño?

La relación entre el sueño y yo no es que atraviese en determinados momentos por una crisis. No quisiera pecar de egoísmo a la hora de anteponer una plaza a otra en cuanto a su importancia medida por el sueño. Al contrario, la valoración de esos momentos íntimos a cómo realmente se viven, es una percepción distinta. Pero bueno, siempre uno siente ese cosquilleo, esa incertidumbre ese día o esos días previos a una tarde.

¿Tiene muchas manías de cara a una corrida?

No…, no soy supersticioso, aunque puede que tenga algunas manías. Antes tenía más, pero me las fui quitando. Son cosas más contigo que con lo que tienes que hacer.

¿Ha tenido momentos tan íntimos con el toro que le ha llegado a hablar?

Bueno, gracias a Dios he tenido muchos momentos, y no solo con el toro, en los que no he llegado a hablarle, pero han sido íntimos. Pienso que transmitimos por lo que sentimos. Y muchas veces las palabras son innecesarias, porque se puede llegar a hablar sin articular palabra. Un cuadro, un paisaje, un color, un día… Creo que la comunión es más instintivamente que de palabra, que al final se convierte en una relación más natural.

¿Qué le diría a ese adolescente que pisó el albero aquel 2 de marzo de 1997 en Olivenza?

La verdad es que no le diría nada porque me estaría hablando a mí mismo (risas). No creo que le dijera muchas cosas, la verdad. En esos momentos, cuando eres joven y estás viviendo algo nuevo y al mismo tiempo muy sentido… Le daría las gracias por haber aprendido algo tan especial y maravilloso.

¿Es capaz de sintetizar sus 25 años de alternativa en una frase?

Sería bastante egoísta. No le pondría palabras. Es algo que, gracias a Dios, he podido ir viviendo con el tiempo, con todo lo que conlleva una temporada tras otra, con todo lo que conlleva la vida en sí misma; el sentirme bien, las buenas sensaciones con lo que ha venido, y con lo que está por venir, ya es un privilegio.

¿Y su toreo?

No…, y tampoco creo que fuese bueno (risas).

¿Tiene programado o pensado algo especial por sus bodas de plata como matador de toros que aún no se haya hecho público?

Pues…, la verdad es que no. Todo lo que planeo hacer, intento decirlo. Así fue el caso de estoquear seis toros de Victorino en Olivenza, sitio y ganadería con la que tomé la alternativa hace 25 años; un reto grande y muy sentido para mí. También me gustaría, como hice el año pasado en Portugal donde empecé de niño, en esos pueblos, en esa cultura donde viví una experiencia muy bonita, me gustaría volver a repetirlo este año.

Para finalizar, maestro, ¿firmamos otros 25 años?

Con ir a dormir hoy y poder abrir los ojos mañana me es suficiente. Cada día es, para mí, algo nuevo e intento que mis ilusiones, mis motivaciones mis retos, mi manera de estar, sentir y aportar, sea algo bonito. Además de formar parte y aportar, con lo que uno es, a lo que uno sienta, ama, respeta y valora.

 

Más de
4
1
57%
Satisfacción
0%
Esperanza
0%
Bronca
14%
Tristeza
0%
Incertidumbre
28%
Indiferencia