JAVIER NÚÑEZ

“Lo de Pamplona superó todas las expectativas”

lunes, 1 de agosto de 2022 · 07:39

La ganadería de la Palmosilla fue la gran triunfadora de la pasada feria de San Fermín. Tras su triunfal debut en 2019, revalidó este éxito de una manera aplastante el 10 de julio. Siete orejas se repartieron Rafaelillo, Manuel Escribano y Leo Valadez de Sombrerito, Pueblerino, Vinatero, Memorable, Remilgado y Arrumbadito. Javier Nuñez, representante de este hierro tarifeño no cabe en sí de gozo.

En 2019 éramos una novedad, fue una sorpresa. Debutábamos y no teníamos nada que perder. Incluso la gente se mostraba escéptica y cuestionaba nuestra entrada en los carteles y la decisión de la Meca de anunciarnos en Pamplona. Y luego nos llevamos el trofeo Carriquirri de la Casa de Misericordia a lo mejor corrida, y al mejor toro con Tinajón. También Brujito fue premiado por el Club Taurino. Y nos dieron la Alpargata de Honor del nuevo Casino Provincial al mejor encierro. Habíamos puesto el listón muy alto. Por tanto, este año la responsabilidad era enorme, y yo viví una tensión muy grande. Tanto es así, que en la plaza lo pasé mal por la gran responsabilidad que teníamos. Y lo estoy empezando a disfrutar ahora. Antes no. Esa tarde del 10 de julio iba viendo que aquello superaba nuestras expectativas según salían los toros. Porque no es fácil en plazas de primera, como la de Pamplona, y con el trapío que se exige al toro de Pamplona, que todos los toros embistan. Y todos los nuestros posibilitaron el triunfo. Yo pensaba que alguno no saliese bueno, pero cuando vi que el sexto también embestía ya respiré. Lo que pasa es que lo hemos dejado ya muy complicado para el año que viene, con un listón tan alto. Pero ojalá sean estos todos los problemas.

Todo esto es fruto de un gran trabajo, de sacrificio y de una intensa preparación previa.

Pues sí, porque nosotros empezamos a reconvertir la ganadería a raíz de un gran fracaso que tuvimos en Madrid el 14 de mayo 2014, el día de la confirmación de Manuel Escribano. Y luego otro en la feria de Burgos el día de San Pedro de 2015 con Morante, Perera y Cayetano en cartel. Fueron dos grandes fracasos. Los toros habían comido un pienso muy adulterado y les afectó el hígado. Aquello fue un desastre. Tanto es así que en 2016 no nos compraba un pitón nadie. Solo lidiamos en el rincón nuestro, es decir, en Los Barrios, Tarifa, Algeciras, La Linea, por esta zona. Estábamos alejados de los cosos de primera, con lo importante por la repercusión económica que tiene esto a la hora de tener en cuenta la cotización. En estas plazas periféricas no se paga el mismo dinero. Luego, en 2018, debutamos en Sevilla con éxito, lo que nos abrió las puertas de la plaza de toros de Pamplona al año siguiente. Y luego ese mismo año nos indultaron un toro en Sanlúcar y lidiamos una buena corrida en la plaza de toros de Málaga.

Y cuando todo parecía de cara, vino la pandemia.

Uno no se puede ni debe quejar porque con todo lo que ha pasado en la pandemia, con el coste de vidas humanas o en la economía, es injusto quejarse. Pero lo cierto es que en 2020 teníamos corridas hechas en Sevilla, en Dax, Pamplona, Málaga, Algeciras, el Puerto, Murcia. Y todo se nos fue al traste. Y nos obligó a parar. Tanto es así que ese año no lidiamos nada. Apenas se lidiaron las corridas de la llamada Gira de la reconstrucción, pero en ellas cada torero llevaba los toros debajo del brazo. Luego en 2021 lo que se ofrecía a los ganaderos por las corridas resultaba hasta ofensivo. Eran ofertas de saldo, con lo que no se pagaban ni los costes. Entre 6000 y 9000 € por corrida. Era tan ridículo como humillante y no entramos en ese juego. El toro merece un respeto. Nunca he conocido a un ganadero que se haya hecho figura regalando sus toros. Lo único que lidiamos fue en Cuenca y en Ubrique, con una corrida que salió muy buena. Los únicos sitios donde nos respetaron lo nuestro.

Es duro salir adelante con esta situación.

Y tan duro. Dos años sin ingresos, manteniendo los costes de explotación, de veterinarios, de alimentación. Mandando casi 180 toros al matadero. Pero bueno, aprovechamos aquello para probar muchos toros. Enviamos muchos al matadero, pero pudimos sacar hasta catorce sementales que ahora van a ser un empujón para la ganadería y en cinco o seis años veremos el juego que dan. Ha sido lo único positivo de esta pandemia. Aprovechar para darle otra vuelta de tuerca a la ganadería. Nosotros estamos en permanente evolución: en la elasticidad de los toros, en su forma de embestir, en la humillación.

Y en esta situación, lo de Pamplona ha sido como aprobar una reválida.

Pues sí, porque tras el año 2020, muchas ganaderías nos habían cogido el sitio y las puertas que se nos habían abierto aquel año en el que luego no pudimos lidiar, parecía que se nos habían vuelto a cerrar. Entonces teníamos mucha presión en Pamplona, debíamos dar un golpe en la mesa. Lo normal es que las cosas no hubieran salido tan bien. Pero por suerte hemos podido dar una patada en el avispero, y hemos sido capaces de revalidar el triunfo, lo que es una gran satisfacción. Eso nos ha supuesto subir dos o tres peldaños de golpe.

Este año ya tiene las corridas vendidas.

Lo cierto es que sí. Y la suerte es que cuatro de ellas nos las va a matar Morante de la Puebla, que se ha echado la fiesta la espalda. Y queriendo torear cien corridas de toros, ha debido abrirse a otras ganaderías. A nosotros nos va lidiar cuatro:  una ya lo hizo en Torrejón, donde estuvo muy bien pero no mató. Ahora lidiaremos en Azpeitia, en Almagro y otra más que nos ha comprado y está para definir el lugar. Y que de seis corridas cuatro de los maté Morante es un aldabonazo. Ahora se nos ha abierto también para el año que viene un nuevo mercado como el de Francia. Ya tenemos firmada una corrida en mayo para Nimes, y seguramente otra para el suroeste.

Se abren los mercados, y las expectativas económicas son mejores.

Por supuesto, por lo que decía antes. Para defender una ganadería y tener buenos ingresos hay que lidiar en plazas importantes. Pero para eso se requiere ofrecer un plus de calidad. A partir del 2008, las figuras pasaron a torear de cien corridas a cuarenta. Y se centraron en toda la temporada en lidiar toros de tres o cuatro ganaderías. Y eso nos ha obligado a evolucionar a un tipo de toro al que se apunten las figuras. Y ello nos permite entrar en plazas importantes, esta es nuestra tabla de salvación.

El toreo no acaba de organizarse.

En el sector hay una competencia brutal, incluso desleal. Nadie, ni el ganadero ni el empresario ni el torero, piensa más que en sí mismo, y así no es posible encontrar una solución. Está muy desunido. Falta liderazgo. Para el futuro de la fiesta hay que trabajar mucho y bien. Todos los sectores económicos han tenido su reconversión y la tauromaquia no. Yo llevo muchos años clamando en el desierto. Que todos los inviernos nos sentemos, para analizar cosas, para mirar al futuro. Hay que regularizar el tema de los festejos menores porque es una forma de sanear la fiesta, que será más sana cuando más festejos menores se celebren, aparte de los importantes. Hay que crear un tipo de festejo que sea rentable para una fiesta sana. Para que los toreros se puedan preparar y tener rodaje. No puede ser que un chaval vaya a Madrid, quede bien en su debut y no pueda seguir toreando y cuando le repiten no tengan el oficio suficiente para revalidar el triunfo. Hay toreros que llegan a la alternativa con fuerza. Pero luego les cuesta mucho tiempo hacerse, rodarse, y cuando ya finalmente se han consolidado, ya se ha pasado la novedad y entonces hay otros toreros que ocupan su sitio. Hay muchas plazas cerradas que se deben abrir con estos festejos. Hay que ofrecer un espectáculo más auténtico y más barato. Hacer los números al revés. No programar un festejo y luego ver qué va a costar, sino mirar con qué presupuesto se cuenta, y con ese presupuesto montar un festejo. Hacer una fiesta más barata y asequible para el público. Contar con los encastes minoritarios. Todo esto es bueno para promocionar la fiesta. Pero nos tenemos que organizar y pensar de otra manera. Las estructuras económicas en ese sentido tienen que cambiar.

Ustedes han trabajado mucho en la ganadería para ponerla al día.

Como ya he dicho antes, te mueves por los fracasos, que son los que te estimulan a desarrollarte y a mejorar, mucho más que los triunfos. Buscar el porqué de las cosas, la causa de los fracasos. Y tratar de encontrar las soluciones. Nosotros tuvimos problemas por ejemplo con el tema de la salubridad del agua, lo que provocaba enfermedades y tuvimos que poner una estación depuradora del agua. Luego, tras el fiasco de Burgos, cambiamos la alimentación, un maíz adulterado provocó a los toros problemas de hígado. Entonces cuestionamos la forma de darles de comer. Antes se les alimentaba para que tuvieran una reserva de energía, pero era una reserva que era de lenta absorción. La lógica de la alimentación para el campo no es la misma que para la lidia en la plaza de toros. Había que desarrollar piensos que facilitasen una absorción de la energía en el toro y así crear un toro más suelto, más musculado, más fino y por tanto con más trapío y eso requería una notable investigación.

Y el manejo de los toros.

Eso es importante. Su manejo, el entrenamiento. Antes se les entrenaba de otra manera y sufrían roturas de manos y tendones a mitad de temporada. Porque se le sobrecargaba la preparación. Ahora se les prepara intensamente dos o tres meses antes de su lidia, como si fuera una temporada de un equipo de fútbol. La lidia es algo estresante, para lo que hay que estar preparado.

También están innovando para ofrecer el toro de lidia como si fuera un atractivo turístico.

Es que lo es. El toro bravo es único y universal, tan atractivo como lo puede ser el león o el elefante. Y al igual que va mucha gente de Safari a África, por qué no van a venir a España a conocer el toro bravo. Así, estamos acondicionando las fincas La Palmosilla y la China para ello. Adaptarlas para ofrecer un producto turístico de primer nivel. Y que eso sirva también para generar ingresos para mantener el futuro de la ganadería. Para ello, se está remodelando el cortijo familiar de finales del siglo XVIII para convertirlo en un establecimiento hotelero, y crear en torno al toro una reserva en la que los visitantes puedan experimentar actividades relacionadas con la naturaleza, no solo el toro sino caballos, aves, caza, senderismo, el sol y la playa de la zona. También estamos en el tema de los contenidos audiovisuales, en el que somos pioneros. Hay que dar un paso más allá. Tarifa tiene un entorno único, con dos parajes naturales, en pleno estrecho. Un lugar donde el toro es el rey. Y eso algo atractivo para la gente. Y hay que venderlo y explotarlo. Y eso nos puede asegurar el futuro.