ÁNGEL JIMÉNEZ

"Sevilla y Madrid son las plazas que me hacen soñar"

viernes, 24 de febrero de 2023 · 10:52

Este domingo, 26 de Febrero, comenzará la temporada 2023 para Ángel Jiménez. El diestro astigitano hará el primer paseíllo del año en la localidad sevillana de Lora del Río, en un magnífico festival taurino en el actuará junto a la rejoneadora Lea Vicens, los matadores Juan Serrano "Finito de Córdoba", David Fandila "El Fandi" y Manuel Escribano y el novillero Manuel Casado. Pocos días antes de la cita, nos hemos reunido con el torero de Écija, quién afronta una campaña que se presume de gran importancia para su carrera, tras los destacados triunfos cosechados en 2022. Tranquilo, sereno, con el mismo sentimiento y la misma pasión con la que interpreta el toreo, nos cuenta en esta amplia entrevista las sensaciones previas al inicio de tan ilusionante andadura.

¿Trenzarás el primer paseíllo de 2023 el próximo domingo, 26 de Febrero, en Lora del Río. ¿Cómo afrontas esta nueva temporada?

Al igual que en otras temporadas con mucha ilusión y con ganas de comenzar nuevamente. Este año es un inicio muy bonito, en un pueblo muy cercano al mío, Écija, y con un cartel muy atractivo.

Esta época, cuando estamos en los albores de una nueva temporada, es muy bonita porque tienes todo un año por delante, cargado de ilusiones y motivaciones, aunque también de dudas e incertidumbres de qué pasará.

Claro, siempre. Los inviernos sirven para recargar las pilas y llenarnos de ilusión y de nuevos retos, para llegar a la nueva temporada repletos de todo. Este año tengo la suerte de empezar mi particular campaña muy pronto, en un festival, de comenzar ya a tener ese contacto con el público y con la plaza, que es lo que al torero le da y le llena, que cambia mucho con tu preparación diaria en el campo.

El año pasado fue corto en número de festejos, cinco corridas y un festival, pero muy importante, de avanzar, de dar un paso al frente, de que cada tarde pasaran cosas. Personalmente pienso que esta temporada puede ser trascendental para ti, de dar un golpe encima de la mesa y empezar a situarte en el puesto que mereces y para el que tienes sobradas condiciones.

Sí, la pasada temporada, que era mi segunda como matador de toros tras los años de la pandemia, fue muy bonita. La oreja que corté en Sevilla me dio mucho, seguramente ha sido de las orejas más rotundas que yo he cortado y que me sirvió para sumar esas cuatro corridas que tuvieron mucha repercusión, al tratarse de corridas televisadas, y sobre todo que pude desarrollarme como torero. En resumen, fue una temporada corta de actuaciones pero muy positiva.

El deseo de colocarte en ese sitio será importante pero tampoco debe de convertirse en una obsesión, porque las cosas llegan cuándo tienen que llegar, cuando uno está preparado y mentalizado para asumir todo lo que supone eso.

Al fin y al cabo la vida es cómo es y uno no puede acelerar nada. Lo que está en la mano de uno está claro que lo tiene que hacer pero después que esas oportunidades tengan mayor continuidad, el tiempo lo dirá. Por mi parte, lo que tengo que hacer es triunfar cuándo me pongan a torear, cómo hice el año pasado. Esta temporada igual, ahora mismo en mi mente sólo tengo el festival del día 26, y en el día a día de ir creciendo como torero y desarrollar mi concepto. Lo demás creo que vendrá sólo y cuándo tenga que venir.

Se trata también, como estamos diciendo, de disfrutar el día a día, y de aprovechar el tiempo para ir preparándote, mejorando y puliendo aspectos de tu toreo para que cuándo vuelvas a actuar delante del público seas capaz de ofrecer una versión mejorada de tu concepto.

Así es. Ése es el concepto y la forma de sentir que yo tengo, una búsqueda continua, dónde cada día vas descubriendo cosas nuevas y cada año es cómo volver a empezar, no quedarte estancado nunca. En ese día a día de entrenamientos, de campo… está mi felicidad. Lo que quiero es poder desarrollar ese concepto y ese sentir particular mío, que poco a poco lo voy sacando pero que aún me queda mucho por mostrar.

En ese sentido, de avanzar y de crecer como torero, creo que los inviernos son fundamentales, porque es el momento en el que hay más tranquilidad, más sosiego, para pensar, para reflexionar sobre lo qué te ha pasado la temporada anterior y darte cuenta de muchas cosas.

Claro, los inviernos es dónde uno se para un poco, y dónde si tienes afición y pasión por el toreo avanzas, por la necesidad de crecer y de profundizar que tienes. Lo que se haga en el invierno será lo que después, durante la temporada, se pueda ver. En mi caso, me viene bien el paso del tiempo porque voy sacando lo que realmente llevo dentro de mí.

La soledad también pienso que es muy importante para los toreros, aunque hay momentos para todo, pero sin esa soledad en la que se piensa, se analiza y también se ilusiona y se sueña con el toreo es mucho más difícil luego crear una obra de arte ante el toro.

Pues sí. Yo soy una persona a la que le gusta bastante tener ratos para mí, porque yo tengo que soñar e imaginarme mucho el toreo para después poder crear esas obras en la plaza. Esta parte es algo fundamental a la hora de ser torero, ya que todo no se basa en correr o en torear de salón sino que va mucho más allá. Ahora entiendo lo que decían los aficionados de antaño de vivir las 24 horas pensando en el toro. En esta profesión, llega un punto en que eres muy egoísta, porque de soñarlo e imaginarlo tanto, todo gira en torno al toro. Esas obras surgen de los momentos de soledad que tiene un torero, soledad que después la vas a tener en la plaza y delante del toro, por mucho que en tus entrenamientos siempre te acompañe alguien.

Siguiendo un poco con este tema, ¿La faena soñada, la perfección nunca llega a alcanzarse?

No, pienso que no, sobre todo cuando estás en esa búsqueda constante en tu interior para sacar tus sentimientos, que por otro lado cada día son distintos. El toreo para mí es una forma de vivir, una necesidad, una forma de expresar mis sentimientos y mis emociones. Por eso, creo que la faena perfecta en mi concepto y en mi forma nunca la conseguiré, porque cada día será una faena diferente, con matices también diferentes.

Pero precisamente en ese camino de continua búsqueda interior radica seguramente la parte más bonita del toreo. Estar buscando la verónica perfecta o el natural perfecto sin llegar a alcanzarlo nunca, porque si se llegara a lograr esa perfección después sería muy difícil continuar.

Es la parte más bonita para el que de verdad sienta el toreo, es una necesidad interior que tienes cada día, ya sea toreando de salón o imaginándote el toreo. Como he dicho con anterioridad, es una forma de vida, todo no es hacer un tentadero cada día. Se trata de que cada vez que estés enfrente de un animal, puedas crear algo distinto, que sea especial, no rutinario. A mí me gustaría poder expresarme continuamente pero ahora mismo eso no puede ser, de ahí que tenga que soñar mucho para que cuándo lleguen esas tardes importantes fluya el toreo.

El torero vive en una insatisfacción constante, siempre tiende a ver más los defectos que las virtudes de las faenas, precisamente por esa evolución y ese crecimiento al que nos referimos.

Totalmente. Por eso, aún no estando en activo el torero sigue soñando con ese lance o con ese muletazo, porque es un soñador. Cuando un día esos sueños se hacen realidad es muy bonito, puesto que está al alcance de poca gente.

Tener estabilidad y tranquilidad en tu entorno cercano, sin ruido y sin problemas que te puedan alterar emocionalmente, ¿Es importante en tu caso cuándo te enfrentas a un toro?

Sí, pero también sabemos cómo es la vida, que es cómo el toro, hay animales que embisten mejor y otros peor. Pues igual ocurre con la vida, hay que tener una mente fuerte, preparada, aunque yo soy una persona sensible y sí que es verdad que te pueden afectar ciertas cosas pero la mente debe estar educada para sobreponerse a eso. El toro es muy duro, da mucho miedo, porque cuándo coge hace mucho daño y en este mundo se pasan bastantes fatigas y momentos difíciles. Al final, el toro es cómo la vida misma, cuándo vienen cosas buenas y agradables se disfrutan mucho pero cuándo son complicadas se pone más cuesta arriba. Siempre hay que tener fe y confianza en que los momentos buenos acabarán llegando.

Hace unos días, escuché en una tertulia que cuándo llegas a compenetrarte con un toro y se produce esa conjunción, esa unión, que es la magia del toreo, uno se olvida del miedo, y todo es disfrute y gusto. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación? ¿Has tenido en algún momento esa sensación de plenitud, de placer delante de un toro?

Yo pienso que el miedo siempre está rondando pero llega un punto en el que ese miedo se une a esa creación. El miedo vive en nosotros, nos llenamos de valor para crear. Hay ciertos momentos en los que parece que todo se para cuándo estás frente a un animal, cuándo te deja expresar lo que tú llevas dentro. El toro también sentirá su miedo al igual que el torero pero hay veces en las que se produce esa magia y esa unión entre ambos para plasmar algo único.

Para que aflore esa magia de la que hablamos se tienen que reunir bastantes circunstancias: que el toro tenga una serie de cualidades, que el torero se encuentre preparado y dispuesto para crear una obra sublime…Si eso sucede en una plaza importante, le cambia la vida en cuestión de pocos minutos.

Por eso es tan bonito ser torero, porque en diez minutos te puede cambiar la vida. Desde que uno decide ser torero y vive para esto, merece la pena todo el sacrificio, aunque para mí no supone tanto sacrificio vivir en torero. Después el toro en quince o veinte muletazos te lo da todo pero también te lo puede quitar, siempre existen esos contrastes que son los que enganchan a la gente. Es tan fuerte lo que te hace sentir un toro que jamás puedes apartarte de esto pese a la complicaciones que conlleva cuándo las cosas no te salen, en cambio cuándo sí que ruedan es cómo hablar con Dios.

Sevilla es tu tierra, tu plaza, dónde has toreado y has triunfado infinidad de tardes, dónde te convertiste en matador de toros… pero Madrid también será muy especial para ti, porque es la plaza que cuándo la situación estaba más difícil te puso en el circuito de las ferias. Supongo que tendrás muchísimas ganas de volver a pisar el ruedo de Las Ventas ya como matador de toros y de que la afición de Madrid pueda ver la evolución de tu toreo.

En los momentos más difíciles, Madrid ha sido la plaza que ha mantenido la llama, así ocurrió en la primera tarde que actué en Las Ventas, cuándo después de llevar dos o tres años sin torear, corté una oreja. Gracias a Madrid estoy dónde estoy a día de hoy. En esa plaza, dónde hice cinco paseíllos como novillero, he vivido momentos únicos, sueño con ella cada día, y la tengo siempre en mi mente. La verdad que tengo muchas ganas de confirmar alternativa y de volver a pisar ese ruedo. Yo estoy muy ilusionado y me encuentro preparado para cuándo llegue la oportunidad.

Los aficionados de Madrid también tienen ilusión y ganas de verte.

En el año 2017 yo llegué a Las Ventas como un desconocido y Madrid me descubrió, hubo un antes y un después en mi carrera. Aquélla oreja que corté en Madrid me abrió muchas puertas.

No se si tú opinarás lo mismo pero a mi juicio la plaza de Madrid tiene una sensibilidad especial para apreciar las condiciones reales que tiene un torero, más allá de lo que suceda en una tarde en concreto.

Así es. Tiene la virtud de saber captar eso, de ver hasta dónde puede llegar y lo que puede dar un torero. Personalmente, me identifico mucho con Madrid. Sevilla y Madrid son las plazas que me hacen soñar, en lo relativo a Madrid influye bastante el hecho de que Las Ventas me lo dio todo, llegué sin nada y salí muy reforzado. Y esos momentos no se olvidan.