DIEGO VENTURA - PARTE I
"Hemos normalizado reaparecer dos días después de una cornada"
Primera parte de la amplia entrevista realizada a Diego Ventura, máximo protagonista en el 25 Aniversario de alternativaSiempre he soñado con una entrevista como ésta. Y no sólo porque Diego Ventura sea una figura que ya haya marcado un punto de inflexión en la historia del rejoneo, sino porque siempre me ha dado la impresión de que hablar con Diego Ventura, era hablar con la verdad. Que nunca ha evadido ninguna pregunta, que siempre ha ido de frente con todo, como su toreo: puro, franco y sincero. Creo que la siguiente entrevista es buena prueba de ello y, por este motivo, creo que sobran las palabras para presentar al genio de La Puebla, porque nunca podría hacer una presentación a su altura, porque es muy difícil no haber oído hablar de él. Y, para quien no haya tenido la suerte de conocer aún su nombre..., señoras y señores…, Diego Ventura.
Diego, 25 años de alternativa… ¿qué se le pasa por la cabeza?
Son muchos años. Creo que todo torero que ha llegado a esa cifra o está en su recta final, porque es muy difícil estar toreando más allá de 25 años, o es mi caso, que empecé muy joven con 14 años y llegas a los 25 siendo relativamente joven. Debuté y tomé la alternativa el mismo año, lo cual también es algo inusual. En definitiva, 25 años bastante luchados y bastante sacrificio.
Ha hablado de recta final. No estamos hablando de retirada, ¿no?
Nunca se sabe, aunque ahora mismo ni se me pasa por la cabeza porque estoy en un momento de madurez, de felicidad plena y ver muy claras las cosas, a lo que se suma una gran cuadra de caballos. Tanto trabajo y sacrificio ha dado sus frutos en lo que hoy es una gran cuadra. Mi filosofía de vida ha sido mi éxito. Cuando mejor cuadra tenía, mejores caballos buscaba y más caballos criaba para poner, lo que se traduce en un sacrificio en buscar mejorar lo que ya tenía.
Felicidad plena. Con 17 Puertas Grandes y un rabo en Madrid y 10 Puertas del Príncipe. ¿Qué le queda por conseguir a Diego Ventura?
Soy de los que piensan, y creo que es importante cavilar en ello, que me quedan muchas cosas por conseguir. Está claro que son números que ningún rejoneador en la historia lo ha conseguido antes y tampoco ningún torero a pie; incluso llegan a decir que los rejoneadores lo tienen más fácil. Falso. Cuesta mucho salir a hombros en esas dos plazas, porque son plazas muy complejas, muy entendidas. Y no solo eso. Además de una afición entendida, son días claves donde tienen que salir muchas cosas rodadas. Hablamos de ese poquito de suerte, que los toros embistan, que se maten bien, que los caballos rindan al 100%. Pues en todos estos años todo ha salido rodado, pero pienso que aún tengo mucho que decir y que hacer. El día que yo sienta que ya no puedo aportar más o mi toreo no evolucione más, será el momento de mi retirada. Cuando pierda la emoción y la magia de Ventura se apague porque no haya más que ofrecer; cuando llegue el día que no tenga esa capacidad de superación, de ambición, de querer ser el mejor dentro del ruedo…, ese día será el final.
También ha mencionado la cuadra perfecta. ¿Ha conseguido tener el caballo ideal?
Sí, sí. Está claro que hay mucha trayectoria en el rejoneo. Es más, he visto muchos caballos torear de todas las figuras y de todos los tiempos. Te diría que he visto vídeos que, prácticamente, nadie ha visto. Yo he tenido caballos muy importantes, caballos que han marcado mucho mi carrera y han marcado el toreo. Unos han sido famosos, pero una fama que no extrapoló más allá porque su trayectoria fue corta; pero sí he tenido caballos con los que he fusionado mi pensamiento y sentimiento, y esto es algo muy difícil de conseguir; que tu caballo sea tu propia muleta, tu propio capote y, simplemente, con un toque de piernas o al más mínimo movimiento tu caballo sepa lo que se está pasando por la cabeza…, es tan complejo como bonito.
Decía Manuel Vidrié en una entrevista que es imposible hacer más con un caballo, que el rejoneo ha tocado techo.
No…, para nada. Para mí, Manuel Vidrié, Don Álvaro o los Peralta…, todos los antiguos, han sido los pilares del rejoneo moderno. Ellos pusieron los pilares para que el rejoneo haya llegado a donde está. Domecq, Fermín Bohórquez, Pablo Hermoso, Joao Moura, Ginés Cartagena… Esos primeros fueron los pioneros del rejoneo actual. Pero los tiempos han ido evolucionando. Ellos han vivido otra época: otra calidad de caballo, otra forma de domar, otra calidad de toro, otro público. Y, con el tiempo, ha evolucionado todo: los caballos, el toro y hasta el público. Antes el espectáculo, muy antiguamente, el espectáculo de masas en España era la tauromaquia. Las aficiones de hoy en día son tan variadas…, hay tantas cosas, que el público de antes era un público muy sufrido. Costaba mucho llevar comida a casa y, por esto, cuando se iba a los toros, se disfrutaba mucho de la corrida. Para ellos, una corrida de toros era un espectáculo único y grandioso. Fíjate, que hasta veían desde el alguacilillo hasta el último arenero ya terminada la corrida. Ahora mismo hay grandes aficionados, pero hay una parte de gente joven que está en ese punto donde ramifican en otras disciplinas que le hacen cambiar su visión. No olvidemos que, cuando se sale a la plaza, está en juego tanto tu vida como la del caballo, y es algo a lo que ya como que no se le da importancia. Y después están, en unos tiempos donde sale tan barato opinar, quienes tienen un caballo y creen que ya son expertos en el tema y te dicen cómo tienes que montar, cómo tienes que lidiar…, es duro de sobrellevar.
Volviendo al tema de Vidrié, es normal que piense que el rejoneo ha alcanzo un nivel insuperable. Ahora, casi el rejoneo se asemeja al toreo a pie: coges la embestida donde quieres, la sueltas donde quiere, tu caballo se convierte en tu muleta; toreas despacio, templas… Siempre y cuando haya gente con esa pasión, entrega y filosofía como es mi caso, siempre habrá algo para mejorar. Con Álvaro Domecq decían que el rejoneo era lo máximo, y salió Moura o los Domecq con Desplante. Y se a decir lo mismo y salió Pablo Hermoso de Mendoza y volvió a dar un giro y de nuevo se decía que no se podía superar. Como digo, siempre que haya alguien con esa pasión y entrega, habrá algo nuevo.
Hablando de superación, maestro. Cerró 2022 en 50 tardes, 137 orejas, 21 rabos…, por no hablar de la temporada en América, donde ha indultado… Y dice que este 2023 se quiere superar.
Hombre, uno tiene que marcarse metas y retos. Cuando un torero está en un buen momento, triunfa muy frecuentemente. Pero hay tardes que, más allá de las orejas, el toreo volcado en la plaza no termina de llenar porque no han salido las cosas como uno quiere o como uno siente. Y en este caso no ha sido así. He buscado cada tarde hacer el toreo con pureza, cambiar mi forma de templar y torear cada día, de hacer las cosas con mucho riesgo…, de tirar todas las tardes la moneda al aire. Cuando te guías por ese camino, no todos los días te sonríe la fortuna. 2022 ha sido para mí una temporada importante porque hay días que han salido toros muy difíciles por entrar y salir de los terrenos del animal; pero ha habido tanta confianza entre caballo y jinete, que la seguridad se une al esfuerzo del día a día y afrontas los compromisos totalmente mentalizado. Eso es algo que lo toreros debemos tener siempre en mente: acostumbrar el cuerpo a hacer ese sacrificio todos los días. Claro que, para llegar a ese punto, hace falta madurez.
Torear con una fractura de peroné y una lesión en el hombro, con lo que eso significa en un jinete. ¿Dónde está el límite de Diego Ventura?
Precisamente esto viene ligado a la anterior pregunta. Ni yo ni mis caballos tenemos otra forma de afrontar las cosas. Trabajamos para pisar terrenos del toro muy comprometidos y, aún así, por pisar esos terrenos se paga con una fractura de clavícula o de peroné. Pero es que no tenemos otra forma de lidiar o de torear por fuera. Mi torero se basa en ir de frente, de cargar la suerte al pitón contrario, de no aliviarte lo más mínimo… He trabajado tanto en esta idiosincrasia, que no percibo otro concepto. Y llega la siguiente fecha y toca ponerse de nuevo delante del toro y vuelves a esos terrenos. Ahí es donde se forjan las grandes figuras, porque son capaces de ponerse en los mismos terrenos donde dos días antes te cogió un toro.
Una importante lección para el aficionado. ¿Realmente se valora la valentía de un torero por esa entrega?
Hoy en día, tanto mis compañeros tanto de a pie como a caballo, nos hemos acostumbrado a reaparecer a los dos días después de una cornada. Y esta situación llega a tal punto donde no se le da importancia porque se ha normalizado. A mí me da mucha rabia cuando me dicen que, en el rejoneo, los toros salen afeitados, con las puntas cortadas. Claro que vamos con las puntas cortadas. Hay que fijarse que vamos en un animal que, sin entender de puntas, siente el peligro de igual manera. Es más, al mínimo toque que te dé un toro con las puntas cortadas te mete el pitón igual. Y no es que te meta el pitón, es que te hace un destrozo mayor. No es lo mismo que entre una punta fina, que entre un pitón chato; cuando entra, destroza la carne. Y esto lo digo con absoluta claridad y seguridad porque lo he sufrido en mis propios huesos, donde tengo dos cornadas. Tengo una cornada abierta en Torrejón de Ardoz en 2008, donde sufrí una cornada de 25 centímetros, me partió la safena y también la tibia en el mismo golpe.
Tengo otra cornada en el muslo y hay una que no he contado. Fue el año pasado, en Murcia, una cornada interna de 15 centímetros donde me llevé un mes con la pierna muy hinchada y toreaba todos los días sin decirle nada a nadie con un fisio que me aliviaba un dolor insufrible por las noches. Y sufriendo esto, escuchas a cierto sector: “es que los toros van arreglados”. Sí, van arreglados, pero cuando un toro te alcanza con esa fuerza, vaya en punta o cortada…, y sales a la plaza en el menor tiempo posible, dependiendo de la cornada, están toreando y como si nada. Y a caballo, cuando un hueso se rompe, duele más que cualquier cornada. Me han partido la clavícula, la tibia, el peroné, el pómulo, la nariz, incluso, en dos ocasiones…, me han partido todo. Y, por supuesto, no podemos olvidar a todos los rejoneadores que han muerto en la plaza, que son muchos a lo largo de la historia, que se han dejado la vida. Es una falta de respeto enorme, que encima se hacen llamar “aficionados” y dicen que los toros están arreglados. Cuando uno se enfrenta a un toro, el riesgo es constante. Y recalco que mucha de la culpa es de los propios toreros y la prensa, por naturalizar, por hacer normal una cornada; te ponen un torniquete y seguir. Y has podido perder la vida en ese momento. Pero vuelves al ruedo, terminas la faena y con una ovación está todo arreglado. Entonces, escuchas todos esos comentarios… Al final, tienes que hacer caso omiso, no entrar al juego, sufrir esa rabia por dentro y seguir adelante.
Madrid, Sevilla, Portugal… Son tres regresos que están dando mucho de qué hablar. ¿Es culpable tus bodas de plata con la tauromaquia para regresar a estas plazas?
No, no. Es especial, eso sí. Un año tan importante para mí volver a esos templos… Son plazas que me lo han dado todo. Sevilla y Madrid han sido mis grandes amores. Dos plazas fundamentales en las que, durante muchos años mis temporadas se han basado en ellas dos, aunque ahora gracias a Dios he cerrado temporadas de 50 tardes sin acudir a estos dos cosos, pero durante toda mi vida sí lo he necesitado. Y he sido claro. Y cuando no he ido a esas dos plazas he dicho el por qué y he hablado del mal trato que se me dio en su día… De la misma forma que ahora tengo que agradecer el trato que he recibido este año., todo hay que decirlo. Pero mis 25 años no han tenido nada que ver. Tanto el empresario de Madrid como el de Sevilla, o el de Moita en Portugal, me han venido a contratar por derecho, han tenido la paciencia de esperar, de negociar y un respeto como cualquier figura del toreo a pie, que era una cosa que yo no sentía. Creo que Sevilla, años atrás, no me podía llamar de los últimos, cuando soy el torero de la tierra y ocupando el sitio que ocupo en el escalafón. Y esto vale para Madrid o Portugal. Creo que este año tengo que agradecerles ese trato de figura, el haberme llamado desde primera hora, que me hayan dicho que quiero y, por supuesto, el tema económico creo que ha sido el que merezco; no porque sea ni mejor ni peor, sino porque lleno la plaza. Y, cuando un torero es capaz de reunir a una serie de personas dentro de la plaza, tiene que ser recompensado. El momento que atravieso no lo voy a tener toda la vida. Entonces, estos años he estado fuera de esas plazas por todas esas razones. Y repito, de la misma forma que he hablado cuando creo que no se me ha dado el trato que creo merecer, tengo que agradecer cuando sí lo han hecho, como es el caso de esta temporada.
Y, después de 25 años, ¿hay plazas donde le gustaría estar que aún se resiste?
Sí, claro. Lisboa, por ejemplo. Lisboa ha sido una plaza importante para mí y de las más importantes para el toreo a caballo. Es la tierra donde nací, aunque me viniese con dos meses de vida a Sevilla, pero no deja de ser la tierra donde nací y donde nacieron mis padres. Por desgracia, actualmente, tiene un empresario que creo que no es ni taurino, porque en vez de hacer las cosas bien hechas y crear grandes carteles, lo primero que hace es anunciar sus compromisos personales, aunque no sean figuras de gran nivel. Eso perjudica mucho la fiesta y creo que no es el mejor camino para una plaza como Lisboa. Es una plaza que me gustaría estar y estoy deseando volver…, pero volvemos a lo mismo. No me pueden llamar el último, no me pueden ofrecer carteles sin categoría o corridas de toros sin interés. Pero bueno, ellos tienen una manera de pensar que coincide con la mía y, de momento, no llega el momento.