Juan de Castilla “De momento solo suena el teléfono del trabajo”
El torero colombiano Juan Pablo Correa Sánchez Juan de Castilla hizo la proeza de matar dos corridas el pasado domingo 19 de mayo. Por la mañana, en la plaza torista de Vic – Fezensac, un toro de Prieto De La Cal y otro de Pagés Mailhan. Y por la tarde, una corrida de Miura. Todo sin solución de continuidad y volando de un sitio a otro prácticamente sin tiempo. Y al día siguiente, de madrugada, a trabajar.
Un torero que ya lleva años en España, aunque todavía no es muy muy conocido por esta afición.
Yo soy natural de Medellín, y viví en el barrio Castilla, de ahí mi apodo taurino. En mi casa no había afición taurina. Mis padres eran trabajadores, pero me dejaron seguir mi afición. Y tengo que dar muchas gracias a ese gran pintor que fue Fernando Botero. Él fue un pilar fundamental en mis inicios. Me ayudaba por entonces el matador Fernando Arango, quien le escribió una carta a Botero diciéndole que yo quería ser torero. Y él decidió echarme una mano y pagarme una especie de beca y eso me permitió venirme a España después de haber estado poco tiempo en la escuela de Antioquía.
Aquí se instaló en el centro CITAR Guadalajara, de la mano de Iván Fandiño.
A Iván le conocí en Colombia y luego en mis primeros años en Guadalajara estuvo a mi lado, entrenaba conmigo y pasábamos muchos ratos juntos. La verdad es que fue un tiempo muy bonito. Yo de todas maneras ahora sigo con la escuela cita Guadalajara, voy al campo, entreno con ellos y les acompaño. Es muy importante mantenerse en activo y en el ambiente. Guadalajara se ha convertido mi segunda casa, la primera en España. Aquí vivo y he desarrollado mi carrera. Tuve la suerte de debutar en Sacedón en 2014 y corté cuatro orejas y un rabo. También he cortado tres orejas en Guadalajara, y en Horche. Es una zona importante para mí.
Y no faltó también una doble comparecencia en Madrid los años 2015 y 2016.
La verdad es que fueron dos fechas importantes. En la segunda tuve que matar cuatro novillos por percance de mis compañeros. No estuve mal, pero las cosas tampoco acabaron de funcionar. Suele pasar con los novilleros. Es un peaje que hay que aguantar. Ser torero es un proceso largo y tedioso y todo ello hay que asimilarlo. Hay que tener paciencia y aguante y el que lo tiene y posee fondo, al final puede acabar llegando.
Luego tomó la alternativa en Medellín el 28 de enero de 2017 y exactamente un año después la confirmó en Bogotá. En ambos casos con Enrique Ponce de padrino y Roca Rey de testigo. Eso revela que usted es importante y que tiene su cartel en Colombia.
En mi país he toreado bastante. Y me ponen con figuras. Aquí en España hay que tratar de sacar pecho, y hay que cumplir a todo trance, cuando salen las oportunidades. Yo estoy para abrirme paso y si tengo que matar festejos complicados, no tengo inconveniente en hacerlo. Ese es mi sino. Hay que cumplir en el ruedo y fuera del ruedo, tengo que trabajar para ganarme la vida. Hay que estar bien tanto en la plaza como fuera de la plaza, y por las circunstancias ahora uno está más tiempo fuera de la plaza que en la propia plaza.
Ese espíritu de sacrificio se lo debe a sus padres.
Sí, mi padre no fue torero, no se puso delante, pero sí que se puso delante de la vida, que es muy importante también y me enseñó cosas tan fundamentales como la rectitud, el respeto, el trabajo, el valor del sacrificio.”
Se declara admirador de Domingo Ortega y Antonio Bienvenida.
Como aficionado, me llena su personalidad, esa capacidad que tenían para resolver problemas, esa facilidad, ese poder con el toro y sobre todo con los toros de antes, que eran muy complicados. De hecho, se dice que Ortega ni sudaba. Y yo tengo que decir que el otro día en Madrid, cuando acabé de matar la corrida, tampoco había sudado. Me quité la camisa y estaba seca. Igual porque ya tengo esa capacidad, ese espíritu de sacrificio, ese poder para afrontar las cosas con calma y actitud.
Para afrontar el reto de Madrid, hay que tener un temple especial.
Y tanto. Fue un día muy intenso. Había que medir mucho los tiempos, mucho estrés, que todo saliese rodado. De hecho, Madrid había que llegar con tiempo desde Francia. Llovió, la avioneta no pudo salir y tuvimos que coger un vuelo regular. Desde el aeropuerto, corriendo a la plaza para meternos en el cuarto de los toreros y vestirnos allí. Todo ello requiere una preparación mental, un esfuerzo físico y estar preparado para todo. Tener las ideas claras, frescura y fuerza interior y así se afronta todo mejor. Con todo, lo curioso es que al final fui el primer torero en llegar a la plaza ese día. Antes que mis compañeros. Luego, nos metimos en ese túnel que es el patio de cuadrillas de la plaza de Las Ventas. La verdad es que se pasan fatigas y miedo pensando lo que hay en los corrales. Por eso allí cada uno vamos a lo nuestro y no nos preocupamos de los demás. Ni Rafaelillo ni Colombo me dijeron demasiadas cosas. Pero yo en Madrid disfruto, me da una alegría tremenda hacer el paseíllo en esta plaza. Nunca me ha pesado y es una ilusión el poder pensar que alguna vez triunfaré en la que es la plaza más importante del mundo.
Aquel domingo todo comenzó muy pronto.
En Vic me levanté de amanecida, porque a las siete tenía que desayunar, ya que la corrida empezaba a las once. Tenía que desayunar con tiempo, organizar mis cosas porque luego había que salir corriendo después de la corrida de camino para Madrid. Mis compañeros me dejaron alterar el orden de la lidia, Sánchez Vara y Octavio Chacón. Y aunque llovía, los tres tiramos para delante. Las cuadrillas estuvieron bravas y valientes y afrontamos el festejo sin retrasarlo. A mí, matar el tercero y el quinto me supuso ganar media hora para poder llegar a Toulouse con tiempo. Y antes, me cambié enfrente de la plaza, en la propia furgoneta de cuadrillas para evitar pasar los controles de seguridad del aeropuerto vestido de torero. Lo único que facturé fue el fundón de los estoques, porque el otro juego de trastos lo tenía ya en Madrid, ya que en Toulouse con la lluvia habían quedado inútiles para la lidia.
Tuvo que utilizar dos cuadrillas completas, una en cada sitio.
Sí, un total de catorce hombres. Porque la verdad es que en la avioneta en principio no había sitio más que para el apoderado, que es Luis Miguel Encabo y para mí, no cabíamos todos. En Vic torearon conmigo toreros que a veces alternan con nosotros cuando no tengo la cuadrilla completa. En Madrid sí que toreó mi gente de siempre, y la verdad que todo se estuvo muy organizado y salió muy bien.”
No debió ser fácil concentrarse por la mañana en Vic sabiendo que en unas horas tenía a los Miura esperándole en Madrid.
“Yo estaba concentrado en lo que tenía que hacer en cada momento. Vic era una corrida y cuando estaba allí, mis cinco sentidos estaban en esa plaza. Toro a toro, momento a momento. No me reservé nada, porque de lo contrario no salen las cosas. Había que estar muy mentalizado.
Apenas pudo comer.
Bueno, yo es que como lo justo el día que toreo, solo algo antes de torear, pero no demasiada cantidad, por si luego hay un percance. Y también la responsabilidad y la tensión me impiden comer más. Y después de torear tampoco tengo hambre. Porque se me juntan las emociones, la tensión, los nervios y por ello tampoco me entra mucho la comida. La verdad es que el día de torear es casi de ayuno total.
.La tarde del otro día en Madrid se la ganó el año 2023 en la confirmación de alternativa.
Fue en el mes de septiembre. Maté un toro de Partido de Resina y otro de la Condesa de Sobral. Tuvieron sus teclas, pero yo creo que estuve bien y por eso me gané la repetición. Ahora creo que me he ganado también el poder volver a Madrid de nuevo. Que me vuelvan a anunciar.
Y después de matar las dos corridas, y acostarse tarde, al día siguiente tuvo que volver a la vida normal. Y levantarse de madrugada para ir a trabajar.
Y gracias. Pero trabajar es lo que me ha dado de comer cuando no toreaba tanto. Y lo cierto es que, por respecto a mis compañeros y a mi jefe, aunque lo del domingo fue una paliza, no tuve yo empacho en levantarme pronto y volver a lo que es mi vida. Por eso me fui a descansar pronto tras la corrida, sin celebrar, para estar fresco al día siguiente. Porque el reloj suena pronto y en esta empresa de mensajería y paquetería en la que tengo la suerte de estar trabajando, hay que empezar pronto.
Esa doble actuación del domingo habrá hecho que el teléfono empiece a sonar.
“El teléfono suena como todos los días, pero a las cuatro de la mañana para despertarme e ir a trabajar. Ese sí que suena. A mi apoderado Luis Miguel Encabo de momento no le ha llamado nadie. Tengo las mismas corridas que tenía antes de hacer el paseíllo en San Isidro. Bueno, lo cierto es que tengo no las mismas, sino dos menos, las que ya toreé el domingo.”
Se deben pasar más fatigas en el trabajo que en la plaza.
Es distinto. En el trabajo hay que afrontar una responsabilidad, es lo que te da de comer. En la plaza te juegas la vida ante dos toros con la responsabilidad de estar bien ante el público. Pero bueno, son dos responsabilidades distintas y yo estoy acostumbrado a afrontarlas. Dedico más horas al trabajo que a torear en la plaza, pero las dos cosas las hago con la máxima dedicación e ilusión.
Pero si hay justicia, a usted le deberían salir contratos.
Bueno, eso hay que pensar. Pero yo suelo ser realista, incluso negativo porque estoy preparado para todos los reveses y desengaños que puedan venir, si vienen. Soy resignado, aunque no me abandono. Pero lo cierto es que no pierdo la esperanza de que me anuncien en cualquier plaza. Y si fuera Bilbao, Pamplona o cualquiera de Francia, para mí sería una ilusión. Pero bueno, yo estoy dispuesto a matar lo que me pongan por delante. Yo no elijo ganaderías, me enfrento a todo lo que salga por chiqueros. Estaré preparado para matar todo lo que tenga cuatro patas y dos pitones.
Usted sigue la estela de toreros como Jorge Herrera, Pepe Cáceres, César Rincón.
Ahora estoy yo. Aunque la verdad es que en Colombia se están viviendo momentos complicados para la fiesta. Era la crónica de una muerte anunciada. Se me abre el alma ver los problemas que ha tenido la tauromaquia aquí. Pero el sector taurino fue en su momento muy descuidado y no le vimos las orejas al lobo. Y ahora hay que afrontar una situación complicada que esperemos poder salir adelante.