Enrique Ponce, el emperador vino para decir adiós
Reapareció el pasado 17 mayo en Nimes después de su última actuación el 20 de junio de 2021 en León. En aquel momento cortó por lo sano a través de un comunicado en redes sociales. No era lo esperado en alguien tan serio como él. Se le reclamaba una despedida acorde a su categoría, y finalmente accedió. Vino para decir adiós como merece una figura de su talla, un torero de época cuya valoración aumentará más si cabe a medida que pase el tiempo. El 9 de octubre en su Valencia se desenchufará definitivamente y no volverá a conectarse. Nadie se acercará a su número de corridas toreadas y a sus indultos. Nadie tuvo ni alcanzará su regularidad, sus éxitos con todo tipo de toros y en cualquier plaza. Nadie como él hará que lo difícil parezca tan fácil. Es Enrique Ponce, emperador del toreo.
Después de tres años fuera de los ruedos, la sensación que diste en tu reaparición fue la de haber puesto un punto y seguido.
Me sorprendí a mí mismo. No esperaba encontrarme tan bien, porque no tiene nada que ver tomar parte en tentaderos con participar en una corrida vestido de luces. Además sólo había matado a puerta cerrada un toro y cuatro novillos. He de confesar que los días previos a torear en Nimes, y sobre todo esa misma mañana, sentía los nervios lógicos. Por una parte tenía confianza en mí porque me encuentro muy bien física y mentalmente, porque estoy feliz, pero por otra mantenía alguna duda sobre cómo me encontraría a la hora de la verdad después de tanto tiempo sin hacer un paseíllo.
Tú eres muy meticuloso y te cuidas mucho físicamente. Pero anunciarse en una plaza es diferente por muy fuerte que se esté. ¿Cuidaste también la preparación psicológica?
Sí, era fundamental, y más después de casi tres años distanciado. Porque en un principio yo no pensaba que iba a volver. Nunca creí que haría lo que estoy haciendo. “Desconecté el cable”, deje de lado esa vida de torero en la que siempre estás mentalizado. Hasta tal punto me desentendí que a veces veía las cabezas de toros que tengo en casa y me costaba creer que había sido capaz de enfrentarme a esos animales en Madrid, Bilbao, Pamplona… Así es que tuve que cambiar el “chip” metal para volver a meterme en el rol de matador en activo.
Y volviste con un vestido lila y oro, una combinación diferente que jamás antes habías utilizado. ¿Tenía alguna significación?
Me gustan los detalles y quería reaparecer con un vestido inesperado. Pretendía que fuese algo diferente y sorprendente. Así que busqué un color nuevo en mi vestuario, que me gustase y que estuviera ligado al evento. En la zona de Nimes hay muchos campos de lavanda, un color que nunca me había hecho, y ese fue el elegido.
Cualquier plaza hubiese tenido significado para tu regreso. ¿Por qué elegiste Nimes?
Mi historia con Nimes es muy bonita. Es una plaza en la que siempre me he sentido muy a gusto, he tenido grandes triunfos, he indultado tres toros, he cortado rabos, he protagonizado faenas memorables… y sobre todo que el feeling con sus aficionados ha sido siempre muy especial. En las últimas 15 temporadas de mi carrera, cada vez que actuaba allí, año tras año, su público me obligaba a saludar. Me sentía como un torero adoptado por una afición que tenía un cariño muy especial por mí.
Además te cuadraban las fechas.
Sí, porque no quería reaparecer antes. Necesitaba tiempo para acabar de prepararme y la feria de Nimes caía en una época perfecta.
¿En estos tres años has seguido la actualidad taurina?
No demasiado. También me desconecté de la actualidad diaria, apenas seguía las noticias. Ni siquiera sentía añoranza por torear. A veces llegaron a pasar un par de meses sin coger un capote. De hecho sólo me solté alguna becerrita en casa para divertirme, y no tenté en ningún sitio hasta que decidí volver para despedirme.
Al principio se especulaba con que tu temporada fuese de una decena de corridas. ¿Cómo va a ser finalmente?
Esa era mi intención, pero al anunciar mi regreso me he encontrado con que está siendo muy difícil elegir una veintena, y todavía hay algunas en el aire. Todas las plazas querían que fuese, pero había que poner un límite. Mi deseo es que cada tarde tenga un significado, que represente un acontecimiento en la zona, y estamos tratando de cuadrar los lugares donde actuar para que me puedan ver en prácticamente todas las provincias.
El 9 de octubre será una fecha muy especial en Valencia por tu adiós definitivo. ¿Piensas en esa fecha o vas ‘día a día’ como dice Simeone?
Voy toro a toro. Pero es cierto que es una fecha marcada en mi calendario. Será mi última tarde, mi despedida en mi tierra, y quiero que sea muy especial porque mi casa era el mejor sitio para decir adiós.
¿Crees sinceramente que será tu última corrida?
En principio sí que lo será. Lo que ocurre es que están contactado para que me despida también de algunas plazas de México y de Lima. De momento no hay nada hecho ni decidido. Ya se verá. Lo que tengo claro es que Valencia será mi última tarde en España y luego ya no habrá más reapariciones. He vuelto para decir adiós porque quedaba pendiente hacer una despedida y dar la oportunidad a la afición de verme por última vez. Mucha gente me decía que no me podía marchar de la manera que lo hice y al final me convencieron, pero esta historia no tendrá más partes.