BAEZA

Puerta grande a la disposición de Román

Ginés Marín y Pablo Aguado cortaron una oreja de sus respectivos lotes
martes, 14 de agosto de 2018 · 19:35

En la víspera de la patrona, al fin, pudo celebrarse la corrida de toros programada, en principio, para el pasado sábado y que un auténtico diluvio minutos antes del festejo obligó a aplazar, dejando el piso impracticable. Hoy, sin embargo, un cielo despejado y mucho calor presidían un cartel diferente y muy atractivo para el aficionado.

Román, que abría cartel, se enfrentó en su primer turno a un toro noble y manejable que le dejó estar y con el que estuvo dispuesto. Destacó con la capa en un quite variado y, posteriormente, ya en el último tercio, en el inicio de faena rodilla en tierra y al natural, en una faena realizada en los medios que mantuvo siempre un buen nivel. El epílogo, de rodillas, terminó de animar al público, que le pidió una oreja que paseó a pesar de un pinchazo, eso sí, arriba.

A su segundo lo recibió con una larga cambiada en el tercio. Empujó bien al caballo y brilló su cuadrilla en banderillas, saludando. Ya con la muleta, lo puso todo Román, siempre por encima del toro, hasta conseguir la segunda oreja, que le abría la puerta grande. Variado, inteligente en una faena bien estructurada hasta apretar al toro al final de la faena. Una gran tanda al natural, de uno en uno, fue preámbulo de un arrimón, luquesinas incluidas. La estocada, que hizo guardia, y el descabello no evitaron una nueva oreja en el esportón de Román. 

Ginés Marín tuvo un primer antagonista que vino a menos. Se estiró a la verónica, luciendo por el derecho. El inicio de la faena de muleta, las dos rodillas en tierra y en redondo, caló en el tendido. Sin embargo, poco tardó el toro en venirse abajo, rompiendo todo deseo de faena. Con el torero extremeño entre los pitones continuó una faena que no pudo ir a más. Estocada arriba y dos descabellos provocaron una ligera petición de oreja.

El quinto capítulo de la tarde fue, quizás, el de menos contenido de la tarde. Destacó Guillermo Marín picando al toro, defendiendo bien la cabalgadura. Ginés Marín lo quiso por ambos pitones, pero la tarde no le regaló ninguna embestida. Volvió a mostrar disposición hasta dejar una gran estocada sin puntilla que le valió la oreja.

Con Pablo Aguado se pudieron vivir los momentos más toreros de la tarde. Con clase, pero sin fuerza fue su primero, al que sopló un elegante recibo a la verónica. Un ceñido y torero quite por chicuelinas ilusionó al público, así como una buena lidia. Cuidando al toro, con suavidad y torería, sin apretar, fue la faena a su primero. Naturales sueltos limpios y con empaque dejaron huella del buen gusto de este torero, que paseó una oreja tras pinchazo y estocada sin puntilla.

Con el sexto llegaron los momentos más toreros de la tarde. Se encajó Aguado a la verónica, aunque una inoportuna voltereta mermó la condición del toro, que, aun así, mostró un gran pitón izquierdo, largo y con clase. Lo mejor de la tarde llegó al natural en este toro. Dos pinchazos evitaron que cortara una bien merecida puerta grande.

 

Ficha del festejo:

Baeza, 14 de agosto de 2018. Un tercio de entrada. Toros de Fernando Sampedro, nobles. Aplaudidos en el arrastre 1°, 4° y 6°.

Román (nazareno y oro): oreja y oreja.

Ginés Marín (gris plomo y oro): saludos y oreja. 

Pablo Aguado (corinto y oro): oreja y silencio.

Saluda en el cuarto la cuadrilla de Román tras banderillear. Román sale a hombros.

 

FOTOGALERÍA

 

75%
Satisfacción
0%
Esperanza
25%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios