FUENGIROLA

Y Fortes volvió

Ponce cortó una oreja de cada uno de sus toros; De Justo oreja de su segundo
jueves, 13 de agosto de 2020 · 22:12

Volvió. Para enfundarse en un ilusionante azul noche y oro. Con la mentalidad madurada por el paso de un tiempo en el que ha tenido mucho que pensar. Volvió para demostrar que sigue vivo, más vivo que nunca. A demostrar que continúa siendo pura sinceridad. Para recordarnos que “siempre hay luz donde uno mire”. Volvió para recoger en su mano llevada hasta el corazón una de las ovaciones más emotivas vividas en una plaza de toros tras romper el paseíllo. Volvió para dejar claro que sigue amando a su Málaga, su tierra, aquella que lo vio crecer, paraíso terrenal elegido con las estrellas por testigo para sentirse más torero si cabe después de obrarse el milagro una tarde de otoño de 2018, un milagro más. Ese año comenzó su particular guerra por salir adelante tras su cuarto compromiso anual en el Madrid que le dio prácticamente todo. Desde entonces su vida pareció apagarse para siempre. Inolvidables, para desgracia, serán los derrotes y gañafones que esa misma tarde un “Estafador” de Conde de Mayalde soltaba a diestro y siniestro sobre un cuerpo vendido a las astas de aquel toro en cuyas puntas llevaba la sucia intención de demostrarle que sus tiros al aire podían quitarlo de este mundo en un momento crucial para la carrera de un torero maltratado por el sistema y cosido a cornadas. Necesitaba paladear el dulzor del triunfo de una vez por todas. Hoy, la oscuridad ha quedado atrás para tornar en un estado de Gracia y Esperanza, tan necesaria a lo largo de este camino plagado de durezas que lleva por nombre vida. 

Junto al malagueño se acartelaba Enrique Ponce, solvente, que volvía a pisar el albero tras una recuperación casi milagrosa de una lesión en una de sus muñecas, y Emilio de Justo, sobrado de valor y torería. Los tres dieron lidia y muerte a una corrida mansa, descastada, justa de caras y sin fuerzas de la divisa malagueña de Manuel Blázquez.

Ponce sorteó en primer lugar un animal bien hecho y justo de fuerza que le sirvió para desarrollar la labor a la que nos tiene acostumbrados en la cercanía de tablas. Tiró de magisterio y solvencia para crear una faena a media altura basada en la mano derecha. Por el pitón izquierdo tan solo quedaron algunas probaturas debido a las descompuestas embestidas del animal. Mató de estocada desprendida. Cortó una oreja. El cuarto apretó en el caballo, de mansedumbre. Ponce mantuvo la misma línea que en su primero en una faena larga, aburrida y sin apenas contenido en la que sacó muletazos de uno en uno a un animal muy parado que nunca fue entregado a la muleta del valenciano. Estocada entera que le valió una oreja. 

El segundo de la noche fue para Emilio de Justo. Salió el sobrero que vino a sustituir a un precioso sardo que fue un auténtico inválido mantenido en el ruedo en detrimento de este sufrido espectáculo. Estuvo sensacional. De categoría fueron un par de verónicas rematadas con una preciosa media componiendo la figura en el saludo capotero. Con gusto y torería supo componer una faena a media altura, brindada a Fortes, donde destacaron los buenos derechazos y algunos detalles por el pitón por izquierdo. Quizás le faltó ligazón y continuidad pero el juego del toro no dio para mucho mas. Pinchó en el primer encuentro dejando un pinchazo suelto en el segundo, teniendo que hacer uso del descabello. Su labor fue ovacionada. El quinto echaba la cara muy arriba en los trastos de Emilio de Justo. Lo vio rápido y supo llevarlo muy tapado, alargándole las embestidas más allá a donde llegaba un animal que acabó desarrollando peligro. El torero se mantuvo firme y valeroso a lo largo de una labor donde las cosas se pusieron muy cuesta arriba. El animal tardó en caer a pesar del estoconazo que llevaba arriba. Le fue concedida la oreja. 

Fortes recibió a su primero con un ramillete de verónicas que sirvieron para probar la condición de un toro que buscó refugio en tablas tras su paso por el caballo. Puso corazón, voluntad y ganas en una faena que brindó al respetable y en la que no lo tuvo nada fácil. Los comienzos, genuflexionando las rodillas para llevárselo a los medios, fueron importantes. Ahí lo aguantó para hacerle una faena de altibajos, en la que su oponente se fue complicando a medida que avanzaba la faena. Falló con la espada. Su labor fue silenciada. Cerró plaza el más serio del festejo. Nunca humilló en los vuelos del capote de un Fortes que lo entregó todo. El doble paso por el  caballo y la desastrosa lidia, dieron al traste con las pocas esperanzas que quedaban. Fortes no tuvo nada que hacer ante un animal que desarrolló peligro y vendió cara su muerte. Una estocada puso punto y final a su actuación. Se despidió con una calurosa ovación. 

 

Ficha del festejo:

Plaza de toros de Fuengirola (Málaga). II Corrida Extraordinaria de Verano. Noche agradable con el aforo permitido casi al completo. Se lidian toros de Manuel Bláquez, correctos de presentación. Descastados, mansos y justos de fuerza en lineas generales. Destacó la nobleza del 2o. 

Enrique Ponce (tabaco y oro), oreja y oreja. 

Emilio de Justo (grana y oro), ovación y oreja. 

Fortes (azul noche y oro), silencio tras aviso y ovación. 

El festejo fue televisado por Canal Sur Televisión y Castilla-La Mancha Media. Saludaron Morenito de Arles y José Manuel Pérez Valcarce tras parear al 5o. 

Fotos: @TorosFuengirola

 

 

TORO A TORO

Ponce sorteó en primer lugar un animal buen hecho y justo de fuerza que le sirvió para desarrollar la labor a la que nos tiene acostumbrados en la cercanía de tablas. Tiró de magisterio y solvencia para crear una faena a media altura basada en la mano derecha. Por el pitón izquierdo tan solo quedaron algunas probaturas debido a las descompuestas embestidas del animal. Mató de estocada desprendida. Cortó una oreja. 

De categoría fueron un par de verónicas rematadas con una preciosa media componiendo la figura en el saludo capotero. Con gusto y torería supo Emilio de Justo componer una faena a media altura donde destacaron los buenos derechazos y algunos detalles por el pitón por izquierdo. Quizás le faltó ligazón y continuidad pero el juego del toro no dio para mucho mas. Pinchó en el primer encuentro dejando un pinchazo suelto en el segundo, teniendo que hacer uso del descabello. Salió a recoger una cariñosa ovación.

Fortes recibió a su primero con un ramillete de verónicas que sirvieron para probar la condición del animal que buscó refugio en tablas tras su paso por el caballo. Puso corazón, voluntad y ganas en una faena que brindó al respetable. Los comienzos, genuflexionando las rodillas para llevarse a los medios, fueron importantes. Ahí lo aguantó para hacerle una faena de altibajos con la que su oponente pedía distancia y llevarlo toreado. El animal acabó muy apagado. Falló con la espada. Su labor fue silenciada.

El cuarto apretó en el caballo, de mansedumbre. Ponce mantuvo la misma línea que en su primero en una faena larga, aburrida y sin apenas contenido en la que sacó muletazos de uno en uno a un animal que nunca fue entregado a la muleta del valenciano. Estocada entera que le valió una oreja.

El quinto echaba la cara muy arriba en los trastos de Emilio de Justo. Lo vio rápido y supo llevarlo muy tapado, alargándole las embestidas más allá a donde llegaba un animal que acabó desarrollando peligro. El torero se mantuvo firme y valeroso a lo largo de una labor donde las cosas se pusieron muy cuesta arriba. El animal tardó en caer a pesar del estoconazo que llevaba arriba. Le fue concedida la oreja.

Cerró plaza el más serio del festejo. Nunca humilló en los vuelos del capote de un Fortes que lo entregó todo. El doble paso por el caballo y la desastrosa lidia, dieron al traste con las pocas esperanzas que quedaban. Fortes no tuvo nada que hacer ante un animal que desarrolló peligro y vendió cara su muerte. Una estocada puso punto y final a su actuación. Se despidió con una calurosa ovación.

 

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