Y es que sigue siendo el "rey"...

Conforme se acercaba uno a la Monumental de Frascuelo se veía el ambiente , ese que sólo se da en los alrededores de una Plaza cuando hay toros: puestecillos de souvenirs taurinos…venta de almohadillas… gente en las terrazas de los restaurantes… casi casi como aquellos maravillosos tiempos antes de la pandemia. Todo esto se puede resumir en una sola frase: hay ganas de toros.

ENRIQUE PONCE: salió firme y con ganas el de Chiva y se topó con un buen animal, noble y sin parar de embestir de una manera increíble, aunque su escasa fuerza y humillación hacían que la faena no luciera y mostrara el auténtico valor que tenía. Para colmo la lluvia hizo acto de presencia y de forma copiosa, una nube pasajera decían, pero lo suficiente para crear cierto caos en el que se juntaron la condición del toro y un acusado despiste del asistente más pendiente quizá, de la lluvia que de lo que ocurría en el albero.  Aún así consigue Ponce una oreja.

En su segundo, sale también un gran ejemplar, no tan noble y generoso cómo el primero , pero bueno al que Ponce tirando de oficio y controlando los tiempos arranca una buenísima y redonda faena, en la que se gusta y deja llevar. Vuelve a mostrar el de Chiva su oficio pues estaba limitado físicamente para torearlo (mucho más para cuajar dicha faena), tiene destrozado el hombro derecho y no puede subir el brazo y eso se hace patente en su cara de dolor cada vez que utilizaba la diestra, precisamente este hecho, impide que remate la faena con una estocada y pinche la meritoria faena realizada - su gesto de dolor al sujetar el estoque era más que visible y evidente- , una ovación a su esfuerzo sobrehumano.

JUAN ORTEGA: Salta al albero un sale un descoordinado visiblemente mermado animal y - tras la petición del público- se procede a su devolución. Es el momento del segundo bis, un animal reservón con el que no conecta Ortega y su toreo, el sevillano lo intenta pero son como agua y aceite… aún así deja Ortega pinceladas de su arte. Ovación a su hacer.

En su segundo la cosa cambia y sí se produce esa conexión entre animal y torero, Ortega es un auténtico derroche de arte , forma figuras que parecieran mismamente sacadas de un lienzo o cartel taurino, pero el derroche que realiza el sevillano no realiza el animal que está muy por debajo del poderío de Ortega. Una oreja de ley por su excelente labor.

ANDRÉS ROCA REY: Hace ya un tiempo que al escuchar el nombre de Roca Rey, mentalmente y de forma casi instintiva, significa figura del toreo y hoy, desde luego, ha demostrado que esto es un hecho.

En su primer animal ha construido una faena, meditada y con cabeza, ante un muy noble animal que se complicó al romperse una mano, pues así, con un animal inválido ha realizado una faena brillante, simplemente magnífica y en la que incluso, me atrevo a decir que ha disfrutado y se ha sentido bien, una oreja por hacer lo impensable. Una oreja de peso por su gran labor.

En el segundo de su lote más Roca Rey en estado puro, entrega, valor, suavidad, temple y cabeza, son sólo algunas de las cualidades mostradas por el peruano, muy por encima de su oponente y realizando una excelsa faena que queda en una sola oreja tras pinchar y salida por la puerta grande.

FICHA TÉCNICA 

Tercera de abono de la Feria del Corpus de Granada. Rozando el pleno del aforo permitido. 

Enrique Ponce: vestido de grana y oro, oreja y ovación.

Juan Ortega: de Borgoña y azabache con remates en oro en el chaleco. Ovación y oreja.

Andrés Roca Rey: de blanco y oro. Oreja y oreja.