La expectación se estrella en Jaén

Toros de Victoriano del Río, Núñez del Cuvillo y Juan Pedro Domecq que fueron a menos según transcurría la tarde
domingo, 12 de junio de 2022 · 18:53

Desde que comenzó el día, en Jaén respiraba un aire diferente. Sí, también caluroso, superando los 40 grados, pero todo fuese por ver el regreso del maestro de Galapagar. Conforme uno se acercaba al coso, la expectación iba creciendo. Y eso solo significaba una cosa: o se triunfaba, o cierto sector no saldría contento. Pocos eran los que acudían con la cabeza entre los hombros. Tampoco ayudó el que no se publicase ni un toro previo a la corrida. No podía haber un ápice de inicio de críticas. Todo quedaba a la expectación.

Y así comenzó la tarde. Con unos tendidos volcados con la terna y deseando ver abrirse la puerta de toriles. Todo eran ovaciones y vítores hacia el torero, hasta que fue avanzando la tarde.

Con el primero y en el capote, José Tomás emocionaba e ilusionaba. No creo que fuesen las ganas contenidas tras tres años, sino que, sinceramente, la tarde empezaba fuerte. Pero ya está. Nada más. Todo lo demás fue un querer ser y no ser. Es más, en el primero pudo haber hecho más, pero quedaban tres y había que dosificar el arte. Un arte que no lució. Un arte no presente en la plaza.

Tampoco es que el ganado acompañara. Ya saben lo que se dice. Se ve un toro en el campo, otro en los corrales y otro en la plaza... Animales nulos en el juego, complejos, de entrega..., venidos a menos.

Por su parte, toreo quieto, de pies juntos y ciñéndose en las embestidas. Nadie domina los terrenos del toro como él. Y, ¿lo mejor? Los destacados y seleccionados naturales. Ligados en el primero y la última tanda del tercero. El segundo enfrió los tendidos y el cuarto término de romper la magia creada previamente en el ambiente. La ilusión se fue apagando como la corrida y los tendidos se dividieron conforme avanzaba la tarde.

Por medio, una oreja arrojada al albero por saber a poco y una petición de torear un quinto toro a la que el diestro hizo oídos sordos yéndose a pie fuertemente pitado.

La tarde supo a poco, muy poco. No estuvo a la altura. Satisfacción vacía, bolsillos llenos y suficiente con cuatro toros, que hay otra contratada y las dosis de este torero se dan con cuenta gotas. Y, para colmo, niega un vídeo resumen a los medios, para favorecer la divulgación de la tauromaquia.

Pero también es de decir. Esto es José Tomás. Una figura que te agota entradas en una hora y media, que llena hoteles y coloca a una ciudad en el centro del mundo taurino. 

Las tardes donde las grandes figuras marcan gestas sólo conocen dos finales: la cara y la cruz. Hoy, la moneda, cayó en contra del aficionado.

 

Jaén (Jaén).- Toros de Victoriano del Río Cortés, Juan Pedro Domecq y Álvaro Núñez Benjumea para José Tomás en solitario. 

Abreplaza de Victoriano del Río serio y de buenas hechuras, el mejor de la tarde con el que José Tomás pudo haber hecho algo más. A raíz de ahí, el ganado se fue viniendo a menos. El segundo, de Núñez del Cuvillo, fue mal recibido desde el inicio, desinflándose a cada pase. El tercero, segundo de Victoriano del Río, fue un destello de lo que pudo ser y no fue. Y el cuarto, Juan Pedro Domecq, más de lo mismo. Toro anovillado de Domecq que sí, se entregó al inicio, pero fue de más a menos apagando todas las mínimas esperanzas que quedaban en los tendidos

Ficha del festejo:

José Tomás, palmas, silencio y pitos al toro, oreja y oreja

Fotos: Raúl Valdivielso

 

GALERÍA SOCIEDAD, TENDIDOS Y DETALLES

 

TORO A TORO

Ni el termómetro desánimo a una afición que no veía llegar la hora de la cita. El coso jienense acaparaba todas las miradas del mundo taurino. Y no era para menos. 3 años después, el maestro José Tomás volvía a vestirse de luces para enfrentarse en solitario a 4 astados de las ganaderías Juan Pedro Domecq, Victoriano del Río y Álvaro Núñez. 

Y a las 19:30 horas en punto, se abrían las puertas del patio de cuadrillas volcándose los tendidos en un clamoroso aplauso. La expectación sobrepasaba los límites. 

En ese ambiente salió el abreplaza "Malicioso" de Victoriano del Río, recibido por el diestro con una serie de verónicas templadas mientras se adentraba en los medios, donde remató con dos medias que amortizaron la entrada. Tras el paso por el caballo, en los mismos medios, José Tomás ofreció un quite por chicuelinas finalizó con una larga cambiada previo al tercio de banderillas. Primero de la tarde brindado al público e inicio de faena de muleta por ceñidos estatutarios. Arrancó la música a la par que el torero con derechazos ligados por bajo. José Tomás ponía la plaza en pie y tan solo estábamos ante el primero de la tarde. Probó por el izquierdo, pero no tuvo la misma entrega el manso Victoriano del Río. En la suerte suprema se esfumó todo. Pinchazo, estocada caía y desafortunado con el descabello. Palmas.

Ya con los ánimos más templados de una primera faena que pudo ser y no fue, José Tomás recibía a "Trampillo", único toro de Álvaro Núñez de la tarde, astado más bravo que el anterior. Animal complejo, de irregulares embestidas que hizo trabajar al maestro. Por si fuera poco, las fuerzas del toro fueron muy justas. Comenzó por el derecho, ciñéndose mucho aunque poco pudo hacer. Cambió al izquierdo, e hizo menos aún. Y de vuelta al derecho se confirmó que este animal no estuvo a la altura, siendo pitado en el arrastre. Pinchazo y estocada. Silencio.

Más vivo y alegre saldría el tercero de la tarde, de nombre "Pudoroso", segundo de Victoriano, pero fue todo un espejismo. Nulo juego de capote en los primeros compases de la faena, pero, tras pasar por el caballo -donde recibió un gran puyazo-, se echó el capote a la espalda para realizar un escueto quite por gaoneras. Tras el tercio de banderillas, el diestro iniciaba la faena de muleta con la montera puesta, la cual se dejó hasta para la suerte suprema. Los ánimos comenzaban a caer en la plaza al ver que la tarde no remontaba y que el animal no quería ser partícipe de la cita. Sin embargo, el diestro no se dio por vencido. Otros ya lo hubiesen matado, pero José Tomás consiguió exprimir al toro con dos series de naturales profundos en los mismos terrenos del Victoriano. Los olés volvieron a los tendidos antes de una estocada. Oreja.

Oreja que tira al suelo el diestro de Galapagar antes de iniciar la vuelta al ruedo.

Cuarto y último de la tarde, toro de Juan Pedro Domecq, "Piripi", donde los tendidos apostaban la poca ilusión y esperanza que quedaba de aquella expectación previa a la corrida. Pero fue a menos, con alegre fijeza al comienzo, pero nulo de fuerzas al final. Recibió con verónicas y pies muy juntos, aunque el talento lo pondría en el quite tras pasar por el caballo; una "puya" suave y muy breve, por cierto. Un leve viento acompañó a la muleta del de Galapagar en los últimos compases de la tarde, que fueron de más a menos. El astado, novillado, pidió la muerte cuando José Tomás seguía buscando una serie que dejara con buen sabor de boca a los tendidos. Y hubo destellos de muletazos por ambos pitones, profundos y muy ajustados al torero. Faena sincera y comprometida por parte del maestro que finalizó con una gran estocada que hizo caer pronto al astado. Ahora sí, el palco presidencial le concedía una oreja que no arrojaría a la arena, pero que la pasearía un miembro de su cuadrilla.